En los 32 partidos consecutivos que el Barça lleva sin perder, difícil es encontrar un partido en el que los culés estuvieran tan flojos. Estuvo tan mal que hasta tuvo que pedir la hora. Pocos equipos le han hecho tanto daño como Las Palmas, que no solo mereció el empate sino algo más. El 1-2 es de esas victorias catalogadas como las que dan Ligas.
Decía Setién en la previa, en una entrevista con EL ESPAÑOL, que si cualquiera de sus jugadores marcara más, tendrían siete puntos más, ocupando una posición cómoda. El partido ante el Barça fue el perfecto ejemplo de ello. También la demostración de las inmensas diferencias que hay entre los grandes y los pequeños, que hacen que cuando uno tenga dos ocasiones, marque las dos, y el otro perdone todo lo que tiene.
Las Palmas llegó a bailar, coincidiendo con el Carnaval, a un Barça gris, que en ningún momento estuvo cómodo y que demostró que no siempre se puede permanecer en la excelencia. Lo importante para ellos es que los puntos se los llevó, y eso es al fin y al cabo es lo que cuenta. Tres puntos más y un partido menos. Es decir, otro trozo de Liga en el bolsillo.
Notó el Barça la baja del siempre fiable Busquets, sancionado en este partido por acumulación de tarjetas. Ayudó también al mal partido de la defensa, sobre todo de Dani Alves y Mascherano, que cada vez dejan más vendido a Bravo. Vestidos de azul en la isla, tampoco ayudó Arda Turán. El turco representó a la perfección el mal partido que hicieron, por momento desquiciados ante el control canario.
El peligro del Barça en Gran Canaria, donde volvía tras 14 años, tuvo a Luis Suárez de protagonista. De sus botas salieron las tres ocasiones más claras de los de Luis Enrique (prácticamente las únicas). Primero fue el 0-1 a los cinco minutos de juego, cuando el equipo local había salido mejor. Al equipo de Setién le 'mató' una débil y tímida defensa, mal colocada casi siempre y superada en todo momento por la MSN. Así llegó el gol de Suárez. Jordi Alba se coló en el área como si de un espontáneo se tratara y brindó el 25º gol en Liga del uruguayo. Fácil, sin oposición, adelantaba al Barça. Después fallaría otras dos jugadas exactamente igual, primero de cabeza y después con el pié, ambas a un metro de la portería.
Como le pasó en Gijón, tras el gol, el Barça se durmió y se dejó empatar. Viera irrumpió con la jugada más bonita del partido. Un taconazo en la frontal del área que dejó a Willian José cara a cara ante Bravo, previa ayuda de un Dani Alves que cada vez desentona más en este Barça. El exfutbolista del Real Madrid no falló y provocó el delirio en el Estadio de Gran Canaria, que registró un (casi) llenó y gran ambiente, como en sus buenos tiempos.
Cuando Las Palmas aún se frotaba los ojos, dándose cuenta que estaba superando en juego al todopoderoso Barça, apareció en su máxima expresión la MSN. Suárez se internó en el área, iniciando en posición de fuera de juego, recortó en la misma línea de gol y regaló el gol a Messi. Lo que no esperaba el argentino es que Javi Varas volviera a aparecer en su vida, como cuando también le paró todo en el Barcelona - Sevilla de 2011. El portero sevillano paró la primera, pero nada pudo hacer a la segunda. El rechace le llegó a Neymar y éste, nuevamente solo, remató a placer. Era el 1-2.
No se arrugó el equipo de Setién, que siguió dominando y por momentos, bailando al Barça. Se gustó mucho y dejó claro que nivel de Primera tiene de sobra. Falló mucho y pecaron de novatos en muchas acciones ofensivas y eso, ante el Barça, acaba pagándose. También falló el cuadro catalán, que encumbró otra vez al mencionado Varas. Fallaban tantos que hasta lo hizo el que no suele hacerlo: Claudio Bravo. El chileno sacó manos de mantequilla en varias acciones, dejando abierto el partido.
No le quedó otra al Barça que pedir la hora. La salida de Sergio Araujo asustó a Luis Enrique. El argentino tuvo dos ocasiones muy claras en los últimos minutos y volvieron a dejar el ¡uy! en las gradas. En eso se quedó Las Palmas, en el casi. Dejó una muy buena imagen pero perdió. Seguirá en descenso una semana más. El Barça, en cambio, sin hacer gran cosa y sufriendo, volvió a decir que esta Liga es suya.