La espera al derbi ha sido larga, pero infructuosa: los empates de la semana pasada contra el Málaga y el Villarreal deslucen un partido con hechuras imponentes que se ha convertido ahora, ante todo, en una trampa para Zinedine Zidane. Desde aquel 17 de mayo de 2013 en el que el Atlético se proclamó campeón de la Copa del Rey en el Bernabéu, los de Simeone han revertido la historia: cinco triunfos atléticos, cuatro merengues y cinco empates (sin contar esa final copera) en su historial particular. Nada sería más inconveniente para el madridismo que un debut accidentado en un febrero de sensaciones mixtas.
El francés se estrena en un derbi ante un equipo hecho, pétreo y ganador que le mira por encima en la clasificación. Alcanzar al Barcelona en Liga (9 puntos más el ‘goal average’) es una quimera: el Madrid se juega mucho más que aferrarse a una Liga perdida ante su público este sábado a las 16.00. Se juega seguir creyendo en el equipo.
Dos equipos opuestos
Las estadísticas, como se ve en los dos gráficos incluidos en esta pieza, reflejan el carácter antitético de ambos equipos: el Madrid es líder de la Liga en goles y remates por partido, capítulos en los que el Atlético es solo sexto. En número de grandes ocasiones, donde los blancos son segundos (por detrás del Barcelona), el ‘Atleti’ ocupa el puesto noveno. Uno mira siempre a portería y otro construye su discurso desde la infranqueabilidad.
Aunque todavía arrastra las secuelas de su horrible 2015, la pegada del Madrid es incuestionable: ha metido más goles que nadie y tiene a Ronaldo y Benzema como segundo y tercero en la clasificación del ‘Pichichi’. (Más dudosa es la rentabilidad de su contundencia: la temporada ha estado marcada por grandes goleadas a equipos débiles y pobres rendimientos ante equipos eminentes). Benzema ha desbloqueado partidos y abierto el marcador en nueve partidos, siendo un futbolista fundamental; la temporada del coloso portugués (que se queja de “haber acostumbrado mal” a la afición) genera muchas más dudas en prensa y público pese a sus inmaculadas cifras anotadoras.
En cambio, Simeone ha forjado después de algunos años el mejor equipo defensivo de Europa (sólo el Bayern de Munich le iguala en número de goles recibidos, 11, el mejor registro en las 5 grandes ligas del continente). El ‘Atleti’ no es sólo el equipo que menos tantos encaja: es también el que menos remates permite a sus rivales. Este es un apartado revelador de los desajustes defensivos que han lastrado al Madrid durante toda la temporada, incluso con el presuntamente conservador Benítez: los blancos son novenos en esta clasificación. El destacado papel de Keylor Navas desde septiembre no es casualidad: al Madrid le llegan mucho. Más que a otros ocho equipos españoles.
Sequía goleadora
El Atlético es segundo gracias a su sistema defensivo. Ha marcado 22 goles menos que la temporada pasada y 29 menos que la anterior (cuando fue campeón de Liga y finalista de Champions). El fiasco de Jackson Martínez es la máxima expresión de su sequedad ofensiva: amparado en la extraordinaria primera mitad de temporada de Antoine Griezmann (19 goles), sólo Saúl Iñíguez ha marcado más de 5 goles esta temporada en toda la plantilla.
Fernando Torres ha logrado cuatro goles en 28 partidos, mientras que los argentinos Ángel Correa y Luciano Vietto han conseguido cinco y tres en 24 y 23 encuentros disputados en este curso, respectivamente. Tras el empate en Eindhoven (donde su equipo perdonó a un PSV con diez hombres), Simeone afirmó: "El gol va a llegar. Hay que seguir insistiendo, y si es por paciencia soy el número uno".
La sequía se compensa con su proverbial solidez atrás: ha recibido sólo 19 goles en contra (todas las competiciones incluidas) en 38 partidos. Y ha dejado su portería a cero en 24 de esos encuentros. Mejores registros que la 2014-15 (34 goles) y la triunfal 2013-14 (26) a las mismas alturas de la temporada. Hay consenso en que este derbi es, ante todo, una preparación para los compromisos decisivos de la Champions, el único sueño vivo del madridismo en la campaña. El Barça en la Liga es inalcanzable. La aureola de Zidane soportaría probablemente otro empate, pero una hipotética derrota resquebrajaría seriamente el ánimo de una hinchada que se asoma al desencanto después de seis semanas de euforia.