El milagro del Leicester, muy cerca de lograr su primera Premier League, fue perfectamente representado en la cara de su entrenador, Claudio Ranieri, tras la victoria ante el Sunderland (0-2) en la última jornada de la liga inglesa.
Cuando el árbitro pitó el final en el Estadio de la Luz, Ranieri saltó al campo y saludó a los jugadores. Y mientras lo hacía, al ex entrenador del Valencia y Atlético se le cayeron algunas lágrimas de emoción.
Las lágrimas no son otra cosa que el reflejo de un sueño. El Leicester está consiguiendo algo impensable. Un equipo humilde, que subió hace dos años a la Premier, que la temporada pasada luchaba por no descender, esta vez se encuentra al borde de ganar el título.
El Leicester aventaja al Tottenham, segundo clasificado, en siete puntos, cuando tan sólo quedan quince en juego (cinco partidos). Además, Ranieri vive una 'segunda juventud' en Inglaterra, a la que llegó tras fracasar con la selección griega, de la que fue despedido tras caer ante la débil Islas Feroe.