El Departamento vasco de Seguridad ha pasado al Athletic Club una minuta de 13.513 euros por el despliegue de la Ertzaintza en el partido de octavos de final de la Europa League, disputado el 25 de febrero en la capital vizcaína entre el conjunto rojiblanco y el Olympique de Marsella que aún entrena el ex madridista Míchel.
Esta cantidad de dinero es la resultante de la aplicación de la Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas de la Comunidad Autónoma del País Vasco, aprobada en diciembre de 2015 en el Parlamento de Vitoria y en vigor desde finales del pasado mes de enero, según la cual, la Policía vasca cobrará por intervenir en acontecimientos que necesiten de una protección especial.
Y aquel Athletic-Olympique la necesitaba. Vaya si la necesitaba, a tenor de los altercados ocurridos antes del inicio del partido donde tres ultras franceses resultados heridos y otros cinco detenidos. Se trata, además, de la primera ocasión en que la Ertzaintza cobra por servicios especiales tras la entrada en vigor de la citada Ley.
Por las inmediaciones de San Mamés Barria se desplegaron aquella jornada 321 agentes, según consta en la respuesta parlamentaria remitida por el propio Departamento que dirige la consejera Estefenía Beltrán de Heredia al parlamentario de UPyD Gorka Maneiro. De esos 321 efectivos, 188 pertenecían a la Brigada Móvil –los agentes antidisturbios-, otros 25 a las unidades de elite, 31 a los servicios de información, 65 policías de Seguridad Ciudadana y 9 mandos.
435 horas de trabajo extra
La suma total de este despliegue, según recoge Deia, arroja un trabajo extra –por encima de lo que supone la habitual presencia de ertzainas en otros partidos no considerados de alto riesgo- de 435,91 horas de trabajo, que, multiplicadas por los 31 euros que, por ley, se establece para cada hora de incremento del servicio de los agentes, arroja el total citado de 13.513 euros, que será el dinero que tenga que abonar el club de Ibaigane al Ejecutivo autonómico.
Aquel Athletic-Olympique de Marsella había sido declarado de alto riesgo por la Comisión Permanente de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte. No obstante, es el Departamento de Seguridad el que decide que acontecimiento necesita de una protección especial para ser declarado de alto riesgo. La consejería que dirige Beltrán de Heredia tomó nota de la declaración de la Comisión Estatal contra la Violencia y actuó en consecuencia, preparándose para una jornada con riesgos evidentes de incidentes.
Y 321 agentes fueron pocos, incluso, para controlar la bochornosa batalla campal que se sucedió. Los seguidores radicales de uno y otro equipo ya habían protagonizado incidentes en el partido de ida disputado en Marsella. Como la eliminatoria era a doble vuelta los enfrentamientos también lo fueron.
Los ultras del Olympique comenzaron, en las horas previas al partido, agrediendo a gente que estaba en los bares de las calles cercanas a San Mamés y causando numerosos destrozos. Luego se unieron los radicales bilbaínos y ahí la batalla fue generalizada, hasta la intervención de los agentes de la Ertzaintza. Aquellos actos lamentables –que continuaron en el interior del campo, donde los seguidores del equipo francés encendieron varias bengalas- se saldaron con cinco detenidos –cuatro ciudadanos franceses y uno italiano- y cinco heridos, dos civiles -un bilbaíno que sufrió heridas en el cuello y tuvo que ser trasladado al hospital- y tres ertzainas.
Críticas a la Ertzaintza y al Departamento de Seguridad
La actuación de la Policía vasca en aquel encuentro fue, por cierto, muy criticada por todos los grupos políticos de la oposición en el Parlamento autonómico –también por el sindicato policial ErNE-, que exigieron explicaciones a la consejera Beltrán de Heredia. Ésta respondió durante un pleno parlamentario que la actuación de la Ertzaintza aquel día había evitado una “batalla campal” y que los agentes habían actuado “con planificación, proporcionalidad y profesionalidad”.
La responsable del Departamento de Seguridad señaló entonces que el dispositivo se había planificado con antelación suficiente, que había agentes dispuestos en lugares estratégicos y que el grueso de las fuerzas intervino en el momento preciso para evitar males mayores y que los altercados se extendieran a otras partes de la ciudad. Asimismo, quitó dramatismo a lo sucedido, relatando que había sido más el ruido que lo que pasó en realidad y que apenas hubo destrozos de consideración en el mobiliario urbano. Sólo hubo una luna de un escaparate rota y cuatro bares sufrieron daños en el mobiliario exterior, en sus terrazas.
“Fue una actuación eficaz”, concluyó la consejera, cuya dimisión, no obstante, pidieron ese día desde el PP –que tachó a la Ertzaintza de “policía de playmobil”-y UPyD, por falta de planificación y por estar dirigida de forma “nefasta”.
El pago de los 13.513 euros no es la única consecuencia que tuvo aquel partido para el club bilbaíno. Además, la Comisión Antiviolencia propuso multar al Athletic con 3.500 euros por deficiencias en las medidas de control de acceso y permanencia de espectadores, ya que, según informó el Ministerio del Interior, el equipo vasco no evitó la introducción y el encendido de varias bengalas dentro del campo.