Decía Luis Aragonés que la Liga se decidía en los últimos diez partidos. Nunca un apodo estuvo tan bien empleado. El 'Sabio' sabía que las rentas del pasado valían, pero no eran decisivas. Y esta Liga 2015/16 está cumpliendo la profecía. Difícil será explicar el ritmo de un torneo que ha pasado de estar aplastantemente ganada por el Barcelona a estar apretada de una manera imposible de igualar.
Abril será el mes de los fantasmas en Barcelona. El día 2 arrancaba con su partido ante el Real Madrid y nunca un Clásico fue tan decisivo. A los de Zidane no les hizo falta ganar por 0-5 en el Camp Nou. El 1-2, con remontada incluida, sirvió para acabar con la nube de alegría en la que vivían los catalanes y le dio un golpe más moral que futbolístico que se está presentando decisivo. Este año no empezó el cambio con Kevin Roldán, sino con Cristiano Ronaldo y su gol en la ciudad Condal.
Después vino la derrota ante la Real Sociedad y la eliminación de Champions. Y, ahora, el Valencia. Los chés incendiaron la Liga ganando de forma heroica en el Camp Nou, con un 1-2 que aprieta la Liga, deja al Atlético de Madrid con los mismos puntos que el Barcelona (76) y a uno solo del Real Madrid (75). Ganaría el Barça el campeonato, por el goalaverage particular, pero las sensaciones son terribles. De un +9 sobre los de Simeone se ha pasado a una igualdad máxima.
Mejor imagen, pero otra derrota
A diferencia del partido en el Calderón, el Barça corrió, luchó, tuvo ocasiones y buscó con fuerza el gol ante el Valencia. Pero, por las cosas del fútbol, no lo encontró. El principal motivo fue un Diego Alves al que no recordarán con cariño en el Camp Nou. Lo paró todo y ninguna fue fácil. Fue un recital del meta brasileño que sacó tres manos heroicas y desquició a los culés.
El Barça dominaba, como uno de los tantos partidos que jugó esta temporada. La diferencia está en la mente. Porque esta vez no se puede decir que les fallaran las piernas. Es tan simple como que lo que antes salía, ahora no lo hace. Como que un equipo alegre con Periscope todos los días, ahora no es capaz de levantar la cabeza. La MSN, desquiciada. Iniesta y Busquets, descolocados. Rakitic, superado. Hasta falla Bravo, normalmente siempre correcto.
Una carrera de Siqueira por la banda desnudó a una defensa en la que faltaba Alves, seguramente castigado por su vídeo poco agradable. Allí el lateral portugués hizo un centro envenenado que tocó Rakitic y despistó a Bravo. El Camp Nou se quedó enmudecido. Todos los miedos eran reales.
El gol cambió la cara a todos. Se pasó de un Barça dominador a dominado y el Valencia se creyó que podía hacer mucho más daño. Parecía que los de Ayestarán se jugaran la Liga, como antaño, pero su victoria lo único que les hacía era la salvación matemática... y más opciones a Atlético y Madrid. Quien se lo hubiera dicho a este Valencia.
Los miedos de un Barça en shock se convirtieron en pánico. Parejo, exmadridista, se inventó un pase milimetrado entre Piqué y Jordi Alba y encontró a Santi Mina, que escorado por la banda izquierda y, de primeras, batió a un Claudio Bravo que podía hacer más. Tras el gol, fue el descanso. Y eso dejó un hondo golpe en el barcelonismo.
El Valencia se encerró en la segunda parte. No jugaban mal los de Luis Enrique, pero la sensación era la de estar muertos moralmente. Todo lo que antes salía fácil, ahora era una agonía. Atacaban y atacaban, pero sin corazón ni cabeza. Iba a lo que saliera. No había orden, sino ganas.
Entre tanto, una internada de Jordi Alba por banda sorprendió a la correosa defensa ché y desde el punto de penalti Messi ajustició al Valencia. El famoso gol 500 de Messi llegó. Y no valió de nada. Era un respiro en el Camp Nou, celebrado con rabia por Luis Enrique. Pero de poco sirvió.
El Barça se fue con todo y el Valencia, encerradito atrás, supo defender y salió a la contra creando más peligro del que llevaba el propio Barça. Perdonó Alcácer y perdonó Rodrigo en dos jugadas en las que les pudo más el cansancio que las ganas. Entre tanto, Piqué la tuvo en una jugada en la que se quedó solo, pero al central se le fue fuera. También volvió a aparecer Diego Alves.
Y, con eso, se acabó un partido verdaderamente importante y decisivo para la Liga. Tercera derrota consecutiva en Liga (Real Madrid, Real Sociedad y Valencia) y cuarto partido seguido sin ganar (unido al del Villarreal) de un Barça en ruina, que está perdiendo toda la renta conseguida en los seis meses en los que bordó el fútbol. Se pasó 39 partidos sin perder y ahora se hunde en el tramo más decisivo. De poco sirve ganar en octubre o febrero cuando no lo haces en abril.
Quedan cinco jornadas y el calificativo apasionantes se queda pequeño. La próxima parada del tren de una Liga emocionante pasará por La Coruña (Deportivo - Barcelona), Bilbao (Athletic - Atlético) y Madrid (Real Madrid - Villarreal). Todo será el miércoles 20. Súbanse al tren, que hay Liga. Claro que la hay.