En uno de los fondos del campo de La Cruz, el terreno de juego del U.C. Ceares, hay una pintada de 15 metros de largo que resume el leitmotiv de uno de los clubes más humildes y atípicos del fútbol español: “Against modern football” (“Contra el fútbol moderno”). En tiempos de Messis y Cristianos, la lucha contra el fútbol como negocio representa el ideal romántico al que aspiran los nostálgicos del deporte rey. Algo así como la utopía. Sin embargo, este modesto equipo de una barriada obrera de Gijón no sólo ha conseguido salvarse de la desaparición llevando a su máximo exponente esta filosofía, sino que ha inspirado un documental sobre un modelo de fútbol extinto, que huye de la visión mercantilista actual y que aspira a ser el motor de cambio de toda una comunidad.
Corría el año 2010 y el U.C. Ceares agonizaba víctima de las deudas y la desatención. Un grupo de aficionados encabezado por Roberto Colunga, exsecretario general de la formación izquierdista Bloque por Asturias y antiguo jugador del equipo, decidió dar un paso adelante con el objetivo de reinventarlo con un modelo asambleario. “He conseguido un grupo de chavales. No tenemos un duro, pero tenemos mucha voluntad”, dijo ante los socios. Días después, el grupo de amigos asumía la deuda y se hacía con las riendas de un club a la deriva. “Llegamos sin tener ni idea de cómo gestionar una empresa y mucho menos un club de fútbol, pero con cuatro ideas básicas muy claras”, comenta Íñigo Arza, vocal del club.
La primera medida que tomaron fue bajar el precio de los abonos y empapelar Gijón con carteles en los que se podía leer: 'Ha vuelto el fútbol de siempre'. “Queríamos que el campo se llenase aunque hiciésemos la mitad de caja, conseguir que todos los comercios se implicasen con publicidad en las vallas o anuncios a través de la megafonía”, afirma el directivo.
Así, los días de partido, por los precarios altavoces del campo de La Cruz, que ha conseguido multiplicar la afluencia de público a sus gradas, no sólo se leen los nombres del Bar Paco de turno o del Mesón La Taberneta, sino que suenan clásicos del pop británico o del punk. “Desde Siniestro a AC/DC. Nada de música comercial”, reconoce Íñigo.
Los guiños al país que inventó el fútbol son muchos en el U.C. Ceares: en la web del equipo se puede leer el lema “Keep the faith” (“mantén la fe”), que el club ha hecho suyo; si el Liverpool tiene un cartel que avisa a los jugadores del santuario en el que se encuentran con el ya mítico 'This is Anfield', los xixonenses tiene un letrero en el que se puede leer 'Esto ye La Cruz'; además, George Best y Jimmy Greaves dan nombre a dos de los premios que el club entrega a los mejores jugadores de la temporada.
La precariedad como salvación
Por paradójico que parezca, el Ceares ha conseguido duplicar su presupuesto e impulsar este sueño futbolístico gracias a la precaria situación de la región en la que se encuentra, con altas tasas de desempleo. “De los cinco años que llevo echando una mano, éste es el primero que tengo un horario fijo. Antes trabajaba tres horas un día, cuatro otro...”, recuerda Íñigo, que trabaja como auxiliar de geriátrico. “Alrededor del club hay muchas personas que son autónomos y muchas otras que están en el paro”. El Ceares ha sido la tabla de salvación con la que sentirse realizados. Y buena parte de esa realización viene de los proyectos alternativos de lo más dispares que ha organizado el club: desde concursos de relatos cortos pasando por conciertos, charlas en torno al papel de la mujer en el fútbol femenino y hasta veladas de boxeo.
Hace un par de años, el Ceares -”una escuadra histórica de regional”- consiguió el mayor hito de su historia, disputar la fase de ascenso a Segunda B. Tras el éxito, el equipo fue desmantelado. “Si suelen ir bien las cosas, que suelen irnos, muchos se interesan por nuestros jugadores. Yo apostaría que casi todo el equipo tiene ofertas mejores que la nuestra. Se van dos, o tres, o cuatro, pero la mayoría se queda”.
Fernando (alias Fernandote), antes directivo en paro y ahora utillero, es el único que cobra (aparte de los jugadores). “Ninguna gran cosa, pero es mucha ropa que lavar”. De él fue la idea de crear un huerto urbano justo detrás de una de las porterías, en la grada norte. Allí cultiva con mimo unas “cebollucas”, ajos y puerros. También, junto a la grada de pie y separado por una chapa, disponen de un meadero al descubierto, desde el que se pueden seguir los partidos mientras uno hace sus necesidades. Forma parte del encanto costumbrista de este club.
Así, la cantina de La Cruz es casi un centro social, como el sancta sanctorum del Ceares (y una fuente de financiación muy importante). Berto, el presidente, y otro de los directivos se encargan de que el respetable esté siempre atendido. Durante años se perdieron muchos de los goles de su equipo, pero ya han conseguido ponerle remedio. La rudimentaria instalación de una GoPro en una de las rejas, que se conecta con la tele que hay encima del frigorífico a través de un clave, permite seguir los partidos en streaming desde dentro.
El gallego Rafa de los Arcos se dio de bruces con el Ceares en un artículo de la revista Panenka y se enamoró de su historia. "Todos nos hemos acostumbrado a una manera de estar en el fútbol que en el fondo es tóxica (...) Lo único que quiere tu equipo de ti es que pagues una entrada y compres unas camisetas", cuenta el realizador. "Desde el fútbol humilde de este país hay una voluntad de cambiar eso y devolver al aficionado su papel clásico, que su opinión cuente. De paso se genera comunidad, solidaridad y se recupera la autoestima de los barrios… casi nada".
Restan apenas unos días para acabar la campaña de crowdfunding que permitiría a De los Arcos terminar el rodaje de 'El equipo de mi barrio', el documental que llevará a la gran pantalla al equipo asturiano. "Tal vez así se genere una empatía en el espectador hacia el Ceares y, de paso, hacia otros equipos similares, algo que debería repercutir indirectamente en la salud económica de los mismos". Un hecho que verían con buenos ojos en un club cuya razón de ser nunca fue económica y cuyo único lema reza: "Últimos en dinero, primeros en corazón".