De entrenarse con Maradona en el Barça a entrenar con ‘ELA’
Toni García, más conocido como ‘Anty’, ganó la Copa del Rey juvenil en las categorías inferiores del conjunto culé como una de las grandes promesas de la cantera. El 4 de agosto de 2014 le diagnosticaron Esclerosis Lateral Amiotrófica.
3 octubre, 2016 15:27Noticias relacionadas
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Un día, sin avisar, la vida te golpea. Es algo fortuito con lo que no se cuenta. De repente ocurre y toca adaptarse. Como bien sabe Toni García, más conocido como ‘Anty’. Él es una de las muchas personas que sufren ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), una enfermedad degenerativa de tipo muscular. Un mazazo que a este futbolista, canterano del Barcelona y promesa en ciernes hace unos años, no le ha hecho rendirse. Porque desde que se la diagnosticaron el 4 de agosto de 2014, no ha hecho más que luchar contra su enfermedad. ¿Cómo? Dando charlas. Así de sencillo y así de complicado. La última de ellas, hace tan sólo un par de semanas, en el Café Magerit de la Plaza Mayor, donde recordaba cómo ha pasado de entrenarse con Maradona a enseñar fútbol en la escuela Brufa mientras combate contra el ELA.
Toni es hoy la cara de muchos anónimos y fue un niño como otro cualquiera. Empezó a los siete años a jugar al fútbol en la escuela de Badia del Vallés. “Allí fui con mi hermano mayor. Ambos teníamos siete y ocho años y nos incorporamos juntos”, cuenta en una conversación con EL ESPAÑOL. Y allí empezó a crecer, con los ojos puestos en Pirlo y como devoto de Raúl. Sin vislumbrar un futuro prometedor, despertando con ilusión los sábados y sorteándose las zapatillas junto con sus hermanos. “Como siempre se les estropeaban a final de mes y llegábamos un poco justos, entonces ponía sus nombres en unos papeles y el que tenía la suerte de salir estrenaba botas”, comenta su madre, Amparo.
Allí, en la escuela, lo descubrió Charly Rexach, que buscaba jugadores para disputar con Cataluña el campeonato infantil de España del año 1983, donde fueron subcampeones. Y él fue de los elegidos. “Entonces, Carles fichó por el juvenil del Barcelona y me dijo que si quería ir. Y yo encantado”, confiesa. Y allí compartió días de partidos y entrenamientos con Guardiola, Guillermo Amor o Jordi Roura. Fue promesa, estuvo tres años en categoría juvenil -y ganó la Copa de Rey-, uno más en el Barcelona C y después se marchó al servicio militar. Y después ya nada fue lo mismo…
Toni, que había sido una de las grandes promesas de la cantera, llegó a compartir entrenamientos con Maradona y Schuster: “Fue en mi primer año. Algunas mañanas, los canteranos entrenábamos con el primer equipo y estuve allí”. Sin embargo, tras volver de la ‘mili’, su carrera se truncó. Con Quique Costas en el banquillo, terminó su carrera en el Barcelona y entonces comenzó a deambular por diferentes equipos: Blanes, Premià, Mataró y Vidreres. Y ese fue el final de su carrera como jugador: “Perdí la ilusión. Las cosas, a veces, no salen bien. Yo intentaba dar lo mejor que puedo, pero ves el mundo del fútbol y todo lo que engaña… La gente no cumplía las cantidades pactadas y casi te costaba dinero jugar”.
LE DIAGNOSTICAN ELA
Pero el mundo se le cayó encima el 4 de agosto de 2014, cuando le comunicaron que tenía ELA. “Entras en la consulta y cuando sales te ha cambiado la vida entera”, reconoce. Pero, lejos de venirse abajo, comenzó a compaginar su trabajo -en Louis Vuitton- y su hobby como entrenador en la escuela Brafa con la confección de un libro titulado ‘Míster, ¿por qué yo no?’. Y en un año lo presentó. “En él hay incluidos artículos que había publicado en un blog llamado ‘La jugada financiera’ y que muestran lo difícil que es llegar tan alto”.
A su presentación acudieron, entre otros, el propio Rexach y Jordi Roura. Y ese fue el comienzo de una serie de charlas que lleva a cabo desde entonces. “Cuento de qué va la enfermedad, lo complicado que es ser jugador de fútbol...”. Y lo hace con la presentación de un documental y buscando, también, recaudar fondos para luchar contra el ELA. 'Anty' habla ante cualquier público: niños o mayores. Sin parar de luchar ni dejar los entrenamientos. Sigue acudiendo a la escuela Brafa para ser el Charly Rexach de esos otros niños. “Disfrutando del día a día, que es lo único que puedo hacer”. Y sin dejar de combatir. “Eso nunca”, termina. Sin perder de vista el futuro, pero, como Simeone, yendo "partido a partido". Y "feliz", como siempre, soñando con volver, algún día, a disfrutar con una pelota en los pies.