Piqué deja la selección. El jugador español mas polémico y mediático de los últimos años se cansó de las criticas, de una persecución en muchos casos injustificada, y tiró la toalla. Será en 2018, pero su anuncio abre un importante debate en el fútbol. ¿Hasta qué punto la opinión publica pueden desestabilizar a un jugador? ¿Es Piqué una victima de las redes sociales o siembra lo que ha recogido?
Su adiós sentó como una bomba en la selección. A todos les pilló por sorpresa y la situación acabó hasta en un comunicado de la Federación, que además de defender al jugador, le desmentía. Piqué aseguró que la decisión era meditada, nada de calentón. Y que tampoco tenia que ver con la última polémica, aquella que surgió durante el partido ante Albania. Piqué jugó con una camiseta de manga larga, cortada por la mitad, justo por donde, en las camisetas de manga corta, estaba la bandera de España. Mientras Piqué no establecía relación entre una cosa y la otra, la Federación aseguraba que el central del Barcelona abandona (o medita abandonar, ya que la RFEF no lo da por seguro) por las criticas sobre la camiseta.
Aunque en esta ultima polémica Piqué no tenga culpa, él no hizo nada más allá que jugar de la forma más cómoda posible y tampoco alimentó el debate, el futbolista catalán tampoco puede presentarse como víctima. La culpa no es solo del sistema, que también, ya que el propio Piqué ha ido creando un caldo de cultivo para la división del fútbol español. No justifica esto la persecución casi paranoica sobre el jugador o la persona, pero sus numerosas actuaciones si que han sido siempre un motivo de división.
Personaje mediático
Y todo se debe a que Piqué no cumple el prototipo de futbolista, callado o solo abriendo la boca para lanzar tópicos y palabras huecas. Piqué es todo lo contrario. Desde que llegó a Barcelona, o más bien, desde que triunfó en Barcelona, el defensa ha ido creándose un personaje mediático, llegando mucho mas allá de lo que es el fútbol. Él mismo, en una entrevista a la revista 'Papel', reconocía que medía sus apariciones públicas, que lanzaba sus habituales 'pullas' para desestabilizar en determinados momentos. "Llevo muchos años en esto y cada vez que hago algo sé la repercusión que va a tener. Por ejemplo de agosto a diciembre, que nos jugamos menos, me meto en todos los fregados. Luego paro", decía.
"No tengo intención de cambiar porque, sencillamente, me lo paso bien. A veces me gusta salirme de la línea. Soy feliz comportándome así", comentaba orgulloso Piqué. Esa actitud le ha llevado a querer jugar el partido también fuera del campo. Ha querido ser líder, y como buen líder, acabó ganando amigos pero también enemigos. Se ha mojado en muchos asuntos, ha sido el azote de una parte de los aficionados españoles, especialmente los madridistas, y ha coqueteado con el independentismo, linea roja también en un campo de fútbol.
Piqué domina la escena. Durante varios meses se erigió en estrella con sus famosos Periscope, escenificando el estado de alegría que vivía en el Barcelona. Controló en todo momento el momento y las formas y sabe perfectamente cuando tiene que aparecer. También domina a la perfección los medios de comunicación, a los que parece controlar casi al minuto y con los que ha tenido varias polémicas a raíz de los que estos escribían.
Coqueteo con el independentismo
A pesar de que Piqué jamas se ha mostrado públicamente a favor de la independencia de "su país" (así definió a Cataluña), sí que ha asegurado estar a favor del derecho a decidir. Acudió a la Diada varias veces, en medio del fervor independentista, y llegó incluso a defender al expresidente de la Generalitat, Artur Mas. Ha sido siempre un claro 'activista' catalán. La consecuencia fue un gran numero de apoyos en Cataluña, especialmente en el barcelonismo e independentismo, pero una gran enemistad en el resto de España. Fue pitado en León, en Oviedo y en Getafe. Allá donde iba la selección, se convirtió en protagonista. Incluso la Federación cambió la sede de un partido, del Bernabéu al José Rico Pérez de Alicante, buscando evitar males mayores en el campo del Madrid. La respuesta fue contundente: más pitos para Piqué en Alicante.
Eso sí, Piqué se mostró siempre convencido de que esos pitos nada tenían que ver con la política, sino con sus continuas criticas al Madrid (era la época del "contigo empezó todo"). Argumento válido sino fuera porque también fue pitado, cuando iba a jugar con el Barcelona, en campos poco sospechosos con el Real Madrid como el Sánchez Pizjuán de Sevilla o Mestalla en Valencia.
Gestos que esconden al futbolista
Piqué ha ido teniendo gestos que han ido colmando la paciencia del público español. Tras el Mundial 2010 fue famoso su escupitajo a Pedro Cortés mientras el autobús recorría las calles de Madrid festejando la victoria. También sus enfrentamientos con el Real Madrid llegaron a un punto en el que gran parte de la sociedad le puso la cruz. En la serie de Clásicos de 2011 llegó a atacar a los jugadores del Madrid con un "españolitos", acompañados del "ya os hemos ganado vuestra Liga española, que os den, ahora os vamos a ganar la copa de vuestro Rey". Después vino su rostro serio, mirando para abajo, cuando sonaba el himno de España. También su (no) peineta en el partido ante Croacia en la Eurocopa, también cuando sonaba el himno. Él alegó que se estaba "crujiendo los dedos". La última ha sido la de la camiseta.
Pero lo que más ha dividido siempre ha sido su presencia en la selección acusado de no sentirse español. Como decíamos, nunca se ha mostrado independentista, pero sí que en varios casos ha asegurado que juega por España "porque ahora mismo soy español". Declaraciones de este tipo no hacían otra cosa que dejar la mecha encendida. Y más pitos.
Esos repetitivos gestos son los que han llevado a gran parte de la sociedad a olvidar al Piqué futbolista. Porque el Piqué central, titular indiscutible desde que llegó a la selección, ha sido un pilar fundamental en la época dorada de España. Recordada es su herida de guerra, algodón en boca, en el partido inaugural del Mundial 2010, aquel en el que la selección se estrelló ante Suiza, encuentro que acabaría siendo clave para la posterior victoria en Sudáfrica. O más reciente es su gol casi en el descuento ante la República Checa en la Eurocopa, que provocó el éxtasis días después apagado por Italia en octavos. El Piqué futbolista, que ante Albania cumplió 86 internacionalidades, siempre ha mostrado un respeto por la camiseta y un compromiso a la altura de su calidad. Nunca dijo no, nunca se negó a ir convocado y nunca se arrastró en el campo, pensando en reservarse para su club. Cuando Piqué se ha puesto la camiseta roja, o sus derivadas blanca, azul, amarilla... ha sido un profesional de poca duda.
¿Heredero de Guardiola?
Queda también la duda de si Piqué juega con España porque como él dijo "ahora mismo soy español". Si Cataluña fuera reconocida como selección, ¿con cuál jugaría Piqué? Son hipótesis imposibles de demostrar, pero que también ha alimentado Piqué. España es con la única selección con la que el central catalán puede jugar y con la que puede ganar un Mundial o una Eurocopa, como ya tiene. Él no ha escondido nunca que le gustaría que Cataluña tuviera selección y así lo ha hecho saber en los tradicionales amistosos que ha jugado en Navidad. En uno de estos encuentros, Piqué, junto a otros tantos futbolistas (como Xavi, Busquets, Casilla...) portó una gran pancarta en la que se leía "una nació, una selecció", pidiendo la oficialidad de la selección catalana.
No son pocas las similitudes que tienen el Piqué actual con el Guardiola de hace ya años, cuando el actual técnico del Manchester City jugaba con España. Una vez retirado, Guardiola reconoció que jugó con la selección española porque no tenía otro remedio. "A la selección iba encantado, pero si hubiera habido un estado catalán, habría jugado con la selección catalana", comentó en un acto a favor de la Diada de 2015.
Entre los que han apoyado rápidamente a Piqué está Puyol. Su compañero durante años en el centro de la defensa en el Barcelona y la selección también pasó por algo similar, aunque de forma más débil. Puyol también fue acusado de no sentir España, de ir por interés a la selección o de esconder la bandera en sus partidos (en este caso fue de las medias). "Me suena todo esto...", escribió en su Twitter.
Piqué se va pero no lo hace ya, alegando que tiene buena sintonía con Lopetegui y que quiere seguir aportando. Se irá tras el Mundial de 2018, cuando le haya dado tiempo a jugar otra fase final de un gran torneo. Eso sí, no son pocas las voces que le comparan a su compañero Messi, que también anunció su adiós de Argentina y acabó volviendo. Piqué se empeñó en decir que era una "decisión meditada", nada de calentones, algo que no cuadra con la sorpresa de sus compañeros, nadie sabia nada, o de la propia Federación, que en un comunicado desmintió al jugador diciendo que son estas criticas "injustas" las que hacen a Piqué tomar la decisión. Sea como fuere, al catalán le quedan casi dos años para revertir la situación, aunque parece difícil que a estas alturas la España futbolística se una por Piqué.