La Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) es una organización, reconocida aunque desvinculada de la FIFA, que, como su propio nombre indica, se encarga de elaborar clasificaciones y recopilar datos históricos. Su primer fin era el de analizar estadísticamente el fútbol en todo el mundo, elaborando informes anuales y estableciendo una documentación cronológica y científica. Pero ese papel inicial se le quedaba pequeño y años después de su creación se lanzó a organizar unos premios anuales tan sonados como dudosos.
La IFFHS está dando a conocer esta última semana del año sus premios anuales y, como cada temporada, sus elegidos son más que cuestionables, no por el hecho de premiar a uno o a otro, totalmente respetable, sino porque un organismo que trabaja con estadísticas después no las usa para elaborar con ellas algunos de sus premios. Su criterio, lejos de contar lo ocurrido durante el año, se elabora de forma subjetiva, como el Balón de Oro o cualquier otro premio individual en el que votan los expertos. El organismo que se presenta como el que expone los acontecimientos futbolísticos durante un año, lo más objetivo que puede haber, acaba optando por votaciones individuales para elegir a los que, a su juicio y no el de las estadísticas, son los mejores.
¿Y quiénes votan? Según recogen en su web, expertos de 56 países, "historiadores de prestigio" que han decidido, entre otras cosas, que el mejor árbitro de 2016 es el inglés Mark Clattenburg (el retirado en verano Velasco Carballo es el único español de la lista, en decimosegunda posición), que el mejor seleccionador es el portugués Fernando Santos (con Lars Lagerbeck, seleccionador de Islandia en la Eurocopa, segundo) o que el mejor portero del mundo es Neuer, con el campeón de Europa Keylor Navas (solo recibió dos goles en Champions) en octava posición. Para la IFFHS, Denis Onyango, el meta del Mamelodi Sundowns, equipo campeón de África, es el décimo mejor del mundo, superando a Ter Stegen entre otros.
Simeone, el mejor de 2016
Pero lo que más ha sorprendido ha sido la elección de Simeone como mejor entrenador de 2016. La IFFHS le coloca por delante de Zidane, segundo, Ranieri o Guardiola. Luis Enrique es sexto de una lista en la que vuelve a aparecer el Mamelodi Sundowns, ya que colocan a su técnico Pitso Mosimane en décima posición. ¿Y qué criterios han utilizado para hacer a Simeone mejor técnico de este año? El de las estadísticas, imposible.
No ha sido precisamente el 2016 el mejor año del entrenador del Atlético de Madrid. No ganó ningún título y perdió un total de 12 partidos, una cifra elevada respecto a los últimos años. Son 10 derrotas más de las que ha tenido Zidane, que en este año solo perdió dos partidos, en febrero ante el Atlético de Madrid y en abril ante el Wolfsburgo. Es por ello que sorprende la elección del argentino y más cuando no le reconocieron cuando sí podría tener sentido su nombramiento como mejor entrenador del mundo en 2014, quedando por detrás entonces de Ancelotti. El italiano había ganado la Copa de Europa y ese ha sido el criterio para nombrar al mejor entrenador de clubes en los últimos años: Heynckes lo fue en 2013 y Luis Enrique en 2015. Con Zidane, en cambio, no se ha seguido la racha.
Simeone está por delante de todos, incluso de aquellos que ganaron más partidos, que consiguieron más puntos y que ganaron más títulos. Luis Enrique, por ejemplo, solo perdió siete partidos oficiales en 2016. Ranieri, 14 (aunque solo dos desde enero a mayo, época en la que ganó la Premier). Guardiola, por su parte, cosechó siete derrotas, dos con el Bayern de Múnich y cinco con el Manchester City. Eso en cuanto a partidos se refiere. Si se recogen los títulos, Simeone no ganó ninguno, por los tres que consiguió Zidane con el Real Madrid, los también tres que ganó Luis Enrique con el Barcelona y Guardiola con el Bayern o la Premier que alcanzó Ranieri.
Críticas: organización "oscura" y "personalista"
Los premios de la IFFHS siempre han estado envueltos en la polémica, ya que se consideran premios sinsentido al no considerar los datos de los que vive al dar sus premios. Eso ha llevado a grandes incongruencias a lo largo de los años. Por ejemplo, que en 2015 el Nápoles fuera considerado el tercer mejor club del mundo, año en el que fue eliminado por el Dnipro en las semifinales de la Europa League. Para la IFFHS el club italiano fue mejor que equipos como el Bayern o Real Madrid (semifinalistas de Champions) o el Sevilla, campeón de Europa League, que era el decimosegundo. También en 2015 nombraron a Sampaoli mejor seleccionador, algo entendible por la victoria de Chile en la Copa América. Lo sorprendente era lo que venía detrás: Hodgson, ya exseleccionador inglés, era el tercero, Koller, técnico austríaco, el cuarto o De Biasi, seleccionador albano, el sexto. Todos ellos por delante de Del Bosque, que era el octavo.
La colisión entre los datos objetivos y con los premios que da el organismo que precisamente se dedica a eso ha llevado a que diversos medios no reconozcan estos galardones, entre los que está la agencia alemana DPA. Ha sido en Alemania, país en el que nació la IFFHS en 1984, donde más se ha criticado a este organismo. El historiador deportivo Karl Lennartz les acusó de ser una organización "oscura" (no hace público los nombres de los "expertos" que votan) y "personalista" en la figura de su director Alfredo W. Pöge. En su Comité Ejecutivo está el español José del Olmo, que en 2009, en un artículo en la página web de CIHEFE, lo que se podría considerar la filial en España, aseguraba que estos premios tienen el objetivo de premiar "a aquel club que se haya mostrado más regular, por encima del hecho de ganar o no alguna de las competiciones" y alegando que los resultados vienen dados también por la "diferente óptica de los miembros, que proceden de los seis continentes futbolísticos". La filosofía es clara: el fútbol es igual en cualquier lugar del mundo ("el gol es proporcionalmente igual de difícil en cualquier campeonato") y es lo mismo jugar (y marcar un gol) en Angola que en España.
Al igual que no había explicación entonces de porque se utilizaba una opinión y no un registro estadístico para dar según que premios, tampoco la hay ahora. La IFFHS y sus derivados apenas dejan claro las reglas de sus premios. 'Protectores' de la estadística en el fútbol, reconocen que "en las votaciones de la IFFHS la opinión procede de casi cien países diferentes, por lo que la diversidad de fuentes se multiplica y los resultados son mucho más heterogéneos". Opinión, algo incompatible con objetividad y datos estadísticos. Sorprende pues la importancia que ha cogido estos premios, que no tiene una explicación estadística a sus premios a pesar de ser el organismo que lleva ese nombre.