Dos míticas canciones de dolor y superación ('With or without you', de U2, y 'I will survive', de Gloria Gaynor) han servido este miércoles de banda sonora para ilustrar las sensaciones de los representantes y trabajadores de la Federación Española de Fútbol durante la esperada reunión de su Asamblea General Ordinaria, la primera celebrada sin Ángel María Villar en 30 años. Juan Luis Larrea, tesorero de la Federación y nuevo presidente en reemplazo del suspendido Villar, presidió una convocatoria descafeinada (por los temas relevantes pospuestos) y con muchas ausencias: sólo asistieron 93 de los 140 miembros, consecuencia del llamamiento de Javier Tebas y LaLiga a que el fútbol profesional boicotease la reunión. (Sólo Enrique Cerezo, presidente del Atlético de Madrid, y Jokin Aperribay, de la Real Sociedad, acudieron entre los mandatarios de clubes de Primera).
Larrea subrayó la "honestidad" de la gente del fútbol y criticó los "linchamientos prematuros y juicios sumarísimos" derivados del escandaloso auto de prisión incondicional firmado por el juez Pedraz. No mencionó el nombre de Villar, pero defendió la "legitimidad" de una Asamblea que según el propio Tebas (enemigo acérrimo del presidente encarcelado) habría que haber intervenido judicialmente para asegurar la gestión y el tránsito hacia unas elecciones libres: un escenario dificultado por la suspensión cautelar (y de un año, no indefinida) decretada por el CSD este martes.
El tesorero se emocionó incluso al defender los logros recientes del fútbol español: "Atravesamos un momento delicado, pero eso no significa que el fútbol español se resquebraje, en absoluto. Los aciertos superan a los errores, y ahí están los éxitos de todas las selecciones, para empezar en las categorías inferiores", afirmó al iniciarse la Asamblea.
Nueva reunión el lunes
Por decisión de la junta directiva celebrada el martes, la Asamblea no votó las cuentas del ejercicio anterior, incluidas originalmente en el orden del día, ni tampoco los de carácter jurídico. Los primeros se abordarán el próximo lunes en una nueva asamblea convocada ad hoc: "Nos ha parecido oportuno trabajar unos días más con los auditores y presentar unas cuentas que no tengan ninguna mancha y se aprueben debidamente", se justificó después Larrea, que continuará al frente de la RFEF durante el mes de agosto, hasta que se forme una nueva junta directiva y se deshoje la margarita de unas posibles elecciones
La única voz discordante en la reunión fue la de Óscar Garvín, presidente de ProLiga (Comisión de clubes de Segunda B y Tercera), quien cuestionó el reparto de los ingresos televisivos procedentes de la Copa el Rey, la Supercopa de España y del 1% del Real Decreto 5/2015 de venta centralizada de Primera y Segunda, destinados a los clubes de competiciones no profesionales. Los ingresos ascienden a 29,6 millones: 15,6 millones de euros por la Copa del Rey y la Supercopa y otros 14 millones que corresponden al 1% de la comercialización conjunta de los derechos televisivos de LaLiga. (Los fondos se reparten directamente a los clubes de cada categoría no profesional, 60.000 euros por equipo de Segunda B y 27.500 por equipo de Tercera).
Aunque LaLiga no ha entregado aún el 1% comprometido por el Real Decreto, con cuya liquidación la RFEF no está de acuerdo y ha pedido la mediación del Consejo Superior de Deportes, Garvín finalmente cambió el sentido de su voto y respaldó los datos presentados. Después reclamó nuevas elecciones, al no haber recibido, dijo, ninguna explicación sobre los motivos que han llevado a Larrea, presidente de la territorial guipuzcoana desde hace 30 años y tesorero desde hace 28 de la Federación, a ocupar el puesto de Villar.
Escenarios futuros
Sobre los escenarios futuros y el vacío de poder dejado por la Operación Soule, Larrea no quiso pronunciarse. Ni siquiera eliminó la posibilidad de unas nuevas elecciones (que dependen de una eventual dimisión de Villar), una posibilidad que muchos aliados del presidente suspendido descartan en la esperanza de que su situación procesal mejore en un futuro próximo.
Un detalle llamó la atención al término de la asamblea: cuando Larrea fue preguntado por los periodistas si ponía la mano en el fuego por Villar, fue menos entusiasta que la semana pasada. El tesorero, hoy presidente interino, se limitó a decir: "Yo confío en mi inocencia, del resto lo dirá la justicia". Este jueves declarará él mismo ante el juez Pedraz en calidad de testigo de un proceso que mantiene en la cárcel a Villar, a su hijo Gorka y al vicepresidente económico de la Federación, Juan Padrón.