Ricardo de Burgos Bengoetxea (Bilbao, 1986) no debería haber sido protagonista en el primer Clásico de la temporada (1-3). Ese no era su papel. Él debía arbitrar, nada más. Sus apellidos estaban destinados a ocupar tan solo una línea en la ficha del partido de ida de alguna crónica. Sin embargo, su actuación, en un mal día, ha puesto el foco sobre él. Y no, precisamente, por lo bueno. El vasco, sin querer, se erigió en personaje principal del choque sacando 10 amarillas (tres al Barça y siete al Madrid), pitando un penalti que no fue (el de Keylor Navas a Luis Suárez) y expulsando a Ronaldo, que vio la primera amarilla por quitarse la camiseta y la segunda por caer -según el colegiado, voluntariamente- delante de Umtiti. Pero él también fue el que reflejó lo siguiente en el acta: “Una vez mostrada la tarjeta roja, dicho jugador (Cristiano) me empujó levemente en señal de disconformidad”. Con lo que eso ha supuesto: el Juez de Competición ha sancionado al portugués con cinco partidos (la vuelta de la Supercopa y cuatro más de Liga).



Hijo de colegiado y sobrino de un cabo de la Guardia Civil que estuvo en el hemiciclo durante el 23-F, su trayectoria no incluía anomalías. De Burgos Bengoetxea empezó en Tercera división y ascendió a Primera con una nota de 9’47. Era (y lo sigue siendo) uno de los colegiados españoles más prometedores. Debutó en la máxima categoría en un partido entre Levante y Celta, y la temporada pasada arbitró el segundo derbi madrileño de Liga sin problemas (1-1). Ha sido, también, durante este tiempo, designado para seis partidos del Barcelona, con un balance de cinco triunfos y un empate (el famoso partido contra el Málaga en el que añade siete minutos el curso pasado), y de estar presente en otros seis encuentros del Madrid, que sacó cuatro victorias, un empate y una derrota (2-1, en Mestalla, la temporada pasada, cuando el colegiado no vio un penalti de Mangala sobre Cristiano Ronaldo). Inconvenientes menores -y normales- para lo que estaba por venir.



Dentista de profesión, De Burgos Bentoetxea habrá maldecido muchas veces la mala suerte de los colegiados en partidos como el del lunes. Sin embargo, poco podía hacer. El oficio lo llevaba en la sangre. De hecho, desde pequeñito quiso seguir los pasos de Ernesto Burgos Núñez, su padre, que arbitró 69 partidos en la máxima categoría entre 1976 y 1982, y después fue descendido por “motivos extradeportivos”. Antes, le dio tiempo a hacerse famoso en el choque entre Sporting y Atlético de Madrid disputado en el Molinón (29 de marzo de 1981). Aquel día, José Luis Garci utilizó el encuentro para rodar varias escenas de su película Volver a empezar, film que se llevó el Oscar en 1983.

Cristiano Ronaldo discute con De Burgos Bengoetxea. Reuters



De película fue la vida de su padre y la de su otro familiar de renombre: Francisco Burgos Núñez, su tío, que también fue ‘famoso’ en su día, aunque de otro modo. Cabo de la Guardia Civil, se encontraba en su día libre el 23 de febrero de 1981. De hecho, aprovechó la jornada para ir a reparar su automóvil a Valdemoro, donde se unió a las fuerzas que, al mando del capitán Muñecas, se dirigieron hacia el Congreso para tomar parte en el Golpe de Estado.



Francisco Burgos llamó la atención desde el principio, por su puro, su fusil y su anorak verde, pero también por su actuación. Transcurrida media hora del asalto, subió a la tribuna de prensa para darle la vuelta a una cámara de televisión. Y, en ese momento, el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, se levantó. Y entonces, Francisco le espetó: “¡Señor Suárez, permanezca en su escaño!”. A pesar de eso, nunca fue procesado.



Ahora, en otro ámbito, su sobrino se ha erigido en protagonista en un mal día. Y, a pesar de que lo intentó como futbolista -jugó hasta cadetes en el Indartsu de la Liga vasca-, lo ha hecho como colegiado y tras darle un disgusto a su padre. “No le hizo mucha gracia que fuera a arbitrar”, reconoció en una entrevista. Sin embargo, él lo quiso así. Y esta semana, en mitad de agosto, sus nombre es, junto al de Cristiano, de los más pronunciados de España. Lo podría haber sido antes, como aquel día en que el Madrid, en Cádiz, fue eliminado de la Copa del Rey por alineación indebida, pero hasta ahora su trayectoria había sido ejemplar. 

Eso sí, lo hecho anteriormente ya da igual. Tras este lunes ‘horribilis’ ya no volverá a pasar desapercibido. Aunque no lo hará en la vuelta de la Supercopa, para la que ha sido designado José María Sánchez Martín, ni tampoco en la primera jornada de Liga. Después, y tras sus fallos, quizás fruto de un mal día, Bengoetxea seguirá su carrera como uno de los colegiados más prometedores de la Liga española. Y, pronto, además, dará el salto como internacional, salvo que alguien decida lo contrario. Un mal día, en definitiva, lo tiene cualquiera. Pero, ¡vaya día!

Cristiano Ronaldo en el momento de la expulsión de De Burgos Bengoetxea. JUAN MEDINA Reuters