Cuando Nacho Díaz marcó el 2-2 en el tiempo de descuento, Inglaterra no se lo podía creer. Los pross habían acariciado el título continental y una tanda de penaltis inmaculada les privó de ello. Aquel día, allá por el mes de mayo, la selección española sub 17 puso la primera piedra de lo que puede llegar a ser un equipo para la historia de nuestro fútbol. Ahora, cinco meses después, y tras golear a Mali 1-3 en las semifinales, el mismo equipo puede proclamarse también campeón del mundo de la categoría y, curiosamente, su rival por el centro mundial será de nuevo Inglaterra.
Las ganas de revancha de los ingleses será un handicap en contra para España, aunque visto lo visto frente a los africanos en el encuentro de penúltima ronda, los de Santi Denia tienen armas de sobra para hacer frente a un combinado que se llevó por delante a Estados Unidos (1-4) en cuartos de final y que en semifinales arrasó a Brasil (1-3).
No habían pasado ni cinco minutos de partido cuando un despeje largo, descontrolado, pegado a la cal de la banda derecha, se convirtió en una jugada individual de Abel Ruiz que bien pudo haber supuesto el 0-1. El portero maliense despejó el remate a bocajarro de Sergio Gómez tras el pase de la muerte del delantero del Barça B. Y aunque el portero de la selección africana fue clave pocos minutos después nada pudo hacer a los 19 minutos cuando Abel Ruiz transformó desde los 11 metros el penalti cometido sobre Gelabert.
Premiaba el fútbol a una España más vertical y con más ganas, que incluso merecía mejor suerte en el marcador ante una Mali apocada, incapaz de imponer una supuesta superioridad física y muy controlada por la zaga española. El dominio se concretó apenas 22 minutos después, cuando Gelabert puso un balón medido para que Abel Ruiz fusilará al portero de Mali y subiera el 0-2 al marcador justo antes del descanso. España controlaba, dominaba y mandaba camino de la final, aunque la segunda parte había que jugarla.
No es Mali la Inglaterra que se encontrará España en la final, pero el conjunto africano no se rindió. Un gol fantasma de Doucoure -impresionante su trallazo desde casi 25 metros, larguero y bota claramente dentro- no subió al marcador y le dio a España el respiro que necesitaba en los momentos de mayor agobio. Justo ahí, cuando más lo necesitaba, en el minuto 71, Sergio Gómez remató de cabeza a placer un centro de Ferrán Torres para poner el 1-3 en el marcador y sentenciar el encuentro a pesar del gol africano tres minutos más tarde para recortar distancias.
Ahora tiene España más de dos días para descansar, recuperarse y preparar un encuentro -la final será el sábado a las 16,30- ante Inglaterra que no será ni mucho menos cómodo y en el que la revancha y el título en juego harán las cosas bastante más complicadas para los de Santi Denia.