El tiempo que, aproximadamente, ustedes tarden en leer el primer párrafo de este artículo coincide con el tiempo que Dani Ceballos pisó el césped de Butarque para jugar el partido entre Leganés y Real Madrid de Liga (1-3). Fueron 29 segundos, un ínfimo tiempo que representó a la perfección la actual situación del jugador sevillano, condenado al ostracismo y sufriendo gestos pocos habituales en el fútbol. Ceballos, quien sigue siendo uno de los futuros de la España futbolística, llamado a ser uno de los herederos de los que hoy mandan en 'La Roja', sufre ahora en su piel la cara más amarga del fútbol.
Ceballos, virtuoso como pocos, ha jugado tan solo 694 minutos en lo que va de temporada (34 encuentros oficiales), lo que equivale a una triste media de 20 minutos disputados por partido. Ha jugado solo siete veces de titular, cinco de ellas en la Copa del Rey, donde Zidane siempre sacó a los jugadores menos habituales. Solo jugó en Liga de inicio ante Alavés y Eibar. El duelo ante los vitorianos se repite este sábado (16:15 horas), con la esperanza para el sevillano de que se repita lo que pasó en la ida (dos goles) pero no lo que ocurrió después (banquillo y más banquillo).
Por encima de los minutos que haya jugado a estas alturas están las formas. Ceballos está viviendo la semana más dolorosa de su carrera. Primero fue la gran y unánime pitada que le brindó el Benito Villamarín, la que fue su casa, el pasado domingo en el Betis - Real Madrid. Después llegó el cambio con el que Zidane le condenó a la burla en Butarque.
El técnico francés, en un cambio tan chocante como sorprendente, sacó a Dani Ceballos al campo en el partido ante el Leganés cuando quedaban segundos para el final de un duelo ya decidido ante el Leganés, porque justo antes Sergio Ramos había marcado de penalti. Con 1-3, el partido ya estaba 'muerto', la victoria de los de Zidane no peligraba y por eso no tenía sentido hacer un cambio. Pero Zidane lo hizo, quitó a Kovacic para sacar a Ceballos, que pisó el césped y ni tocó el balón. A los 29 segundos de salir el árbitro pitó el final.
Su cara en el momento de salir al campo sabiendo que no tenía tiempo a nada, su rápida carrera camino de vestuarios, sin saludar a nadie, cuando se acabó el partido y también su rostro al abandonar el estadio de Butarque lo indicaba todo. No hacían faltas palabras para representar lo que allí pasaba. Dani Ceballos se fue de Leganés muy enfadado porque su etapa en el Real Madrid había dado un nuevo paso... para mal. Si ya antes de este miércoles su situación era difícil, llena de incógnitas, ahora lo es más.
El entorno del exjugador del Real Betis confirmó el cabreo de Ceballos, pero también la intención de no rendirse porque él quiere triunfar en el Real Madrid. Eligió al club blanco cuando otros tantos le querían. Y ya sabía entonces que la competencia iba a ser más dura en el Bernabéu, con un centro del campo ya asentado y lleno de estrellas mundiales, que en otros lugares, donde bien podría haberse asegurado la titularidad.
La imagen en Leganés le perseguirá durante mucho tiempo a Ceballos. Cuando estaba en la banda preparado para salir ya se sabía que quedaba muy poco tiempo para acabar el partido. Desde entonces comenzó un debate sobre si aquello era una torpeza de Zidane, una humillación, una simple equivocación... El cambio, en eso no hay dudas, era innecesario. La intención solo la sabe el francés.
Salomé, la hermana del futbolista y una de las personas más cercanas a Ceballos, corroboró los malos momentos que vive el jugador del Real Madrid: "Eres ejemplo de sacrificio y superación, todo está en ti campeón. Siempre voy a animarte en tu fútbol para decirte que tienes magia, que eres diferente a los demás. Lucha, pelea, grita, corre... desahógate, pero hazlo siempre con una sonrisa", le escribió en sus redes sociales.
La situación actual contrarresta con la ilusión con la que Ceballos llegó en verano al Real Madrid. Sabedor de las complicaciones que tenía para jugar de titular, el precedente de la temporada anterior, donde Zidane dio bastantes minutos a los teóricos suplentes, hizo pensar a Ceballos que poco a poco podría tener un papel importante en el club. Se equivocó.
El sevillano llegaba de ser, junto a Saúl Ñíguez y Sandro Ramírez, la gran estrella de la selección española sub-21 que quedó subcampeona en el Europeo de la categoría, un torneo que supuso el definitivo salto de Ceballos al primer nivel y con el que el Madrid cerró el fichaje del andaluz, que salió del Betis traumáticamente al tener a la afición que antes le veneraba en contra.
En su presentación como blanco, un caluroso 20 de julio del pasado año, Ceballos aseguró, como hacen tantos en la misma situación, que su sueño era jugar en el Real Madrid. Lo logró, aunque por jugar se entiende que se refería a algo más habitual. Tras los primeros siete meses, su experiencia está siendo desastrosa. El ridículo cambio en Leganés alargó su agonía futbolística.
En esas primeras palabras como madridista, Ceballos también comentó que llegaba al Real Madrid "a sudar la camiseta hasta el último segundo”. En Leganés, Zidane le dio 29. Ni sudó, ni tocó el balón ni lógicamente pudo hacer nada. Así es muy difícil.