Hay leyes no escritas en el mundo del deporte y la más universal en lo que al fútbol se refiere dice que la copa, el trofeo de cualquier competición, no se toca. Hay quien ni siquiera se atreve a mirarlo como demostraron los jugadores de la selección española en la final del Mundial de Sudáfrica en 2010. Sin embargo, hay quienes se atreven a desafiar esas 'maldiciones'. El francés Dimitri Payet lo hizo en la previa de la final de l a Europa League y el resultado no pudo ser peor.
Dimitri Payet es el capitán del Olympique de Marsella y, sin duda, su jugador más determinante, así que también es el encargado de guiar a sus compañeros hasta el terreno de juego antes del inicio del encuentro. Él fue el primero en salir y cuando vio el trofeo de la Europa League no pudo resistir la tentación: no la miró, pero la tocó.
Seguramente ese simple gesto no tenga nada que ver con lo que pasó en el partido pero antes del minuto 40 de partido el conjunto marsellés perdía por 0-1 ante el Atlético con gol de Antoine Griezmann después de un error garrafal de Mandanda en un despeje y Payet ocupaba un lugar privilegiado en el banquillo francés después de lesionarse en el gemelo derecho y no poder continuar.
El centrocampista francés se fue entre lágrimas. Inconsolable a pesar de que su amigo Antoine Griezmann le plantó un beso para calmar las penas. Es lo que tiene desafiar a las maldiciones.