Este jueves comienza oficialmente la era Luis Enrique. El técnico asturiano, tras un año sin estar en ningún banquillo, será presentado en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas y ya sí, en ese momento, será el nuevo seleccionador nacional, un puesto tan codiciado como exigente, ya que estará examinado en cada momento por cada aficionado de España, el país de los 47 millones de seleccionadores.
En su primer día en las instalaciones de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Enrique aseguró que tiene "muchas ganas de comenzar", lanzó un mensaje de optimismo y reconoció que asumir el cargo de seleccionador es "algo especial" pero no solo por "poder representar a tu país" sino porque "esta selección viene de ganar muchas cosas y es referente en el mundo".
Por ahora todo es bonito, pero será en las próximas fechas cuando tenga que ir asumiendo los retos que le corresponden al frente de la selección. Y ese periodo arranca ya, este jueves, con la presentación en la que irá dejando sus líneas maestra de lo que será su cargo.
Unir al fútbol español
Es lo primero que debe hacer... y demostrar. Una personalidad como la suya, abiertamente antimadridista, debe cambiar para representar a todo el fútbol español. España es el equipo de todos, tanto de gallegos como de canarios y de madridistas como culés, y para ello no se puede dejar de lado a una parte de los aficionados.
Luis Enrique es culé y ese no es ningún delito, ya que sus antecesores también tenían colores: Del Bosque era madridista y el anterior, Luis Aragonés, era del Atlético. Pero una cosa es tener unos colores y otra ir contra otros. En el cargo de seleccionador español va la obligación de aglutinar a todos los equipos por igual, sin vetos a nadie.
Recuperar la ilusión
Los aficionados están deseando engancharse a su selección, volver a vibrar con ella, sentirla su equipo no solo en Mundiales y Eurocopas sino siempre. Eso se recuperó con Lopetegui, con el que se volvió a llenar estadios (en la última etapa de Del Bosque hubo un claro desapego) y se afrontó el Mundial 2018 con ilusión. Su destitución acabó con ella.
Luis Enrique tiene el reto de volver a construir una selección que reenganche a la afición, que no la vea como un equipo que solo sirve para los veranos sino que en cada concentración pueda haber esa ilusión de ver al combinado nacional jugar. Lo tiene difícil, porque el fracaso del Mundial no ayuda, pero siempre dependerá de su actitud, de sus convocatorias y de los resultados.
Definir el estilo de juego
España en el Mundial, con Fernando Hierro, ni supo a que jugaba ni jugó a nada. Con sus antecesores, se hicieran bien o mal las cosas, sí había una idea reconocible. Luis Enrique, en sus tres años en el Barcelona, tuvo también un juego identificable, que podría gustar o no, pero que se sabía que era y que además dio títulos (muchos) al conjunto catalán.
La duda ahora es si ese fútbol mezclado que tuvo en el Barça, entre el toque y la verticalidad, las contras peligrosas y la posesión, lo hará también en la selección, donde tiene algunos jugadores similares pero otros tantos diferentes. En España no tiene la MSN, de la que disfrutó al completo en el banquillo del Camp Nou. Y ya solo con eso todo será diferente...
Ganarse al vestuario
Tras su nombramiento, desde la propia Federación se dejó caer que se decantaron por Luis Enrique al ser un líder férreo que podría lidiar con algunos egos o cosas que habían pasado en el vestuario y que no gustaban. Ahora, cuando llegue allí, el asturiano tendrá que lidiar con pesos pesados y una renovación pendiente.
Además, en la selección no estarán ya capitanes que tuvo en el Barcelona y que tuvieron mucho poder en 'La Roja', como son los casos de Andrés Iniesta y Gerard Piqué, aunque el catalán no ha refrendado su adiós, avanzado hace un año, quizá a la espera de que sea Luis Enrique el que le pida seguir. El líder del vestuario seguirá siendo Ramos, capitán del Madrid, y el entrenador tendrá que decidir que rol cogen algunos jugadores.
La relación con la prensa
Será el primer contacto que Luis Enrique tenga, por lo que afrontará ya este jueves su primer reto. En la selección española algunos periodistas han tenido mucho poder en la última década y el exentrenador del Barcelona no ha sido nunca amigo de la prensa, con la que fue arisco en muchas ocasiones.
Sin que esto deba ser un reto, porque el éxito de Luis Enrique debe juzgarse por los resultados y no su relación más o menos agradable con los periodistas, éstos presionarán si Luis Enrique no les facilita las cosas, por lo que un enfrentamiento entre ambas partes puede ser también un problema para el nuevo seleccionador.