"N'Golo Kanté, él es bajito, él es guapo, él es el único que paró a Messi, pero todos sabemos que es un tramposo, N'Golo Kanté". Este es el (no tan) nuevo cántico de la selección francesa que se volvió a repetir el pasado domingo en la victoria de la reciente campeona del mundo ante Holanda (2-1), en el que fue su segundo partido en la UEFA Nations League.
Tras el choque, los pupilos de Deschamps se fueron a uno de los fondos de la grada de Saint-Denis para entonar el famoso cántico que se escuchó por primera vez tras la victoria de Francia ante Croacia en la final de Rusia. Desde entonces los jugadores galos han aprovechado cualquier ocasión para sacar los colores al jugador del Chelsea, que no presume precisamente por ser el más animado de sus compañeros.
A Kanté, que acabó en volandas, no le quedó otra que sonreír de oreja a oreja y asumir que desde ahora es uno de los jugadores más queridos por la afición bleu, no solo por su calidad, que quedó fuera de duda en el Mundial de Rusia, sino por su carisma entre sus compañeros y seguidores.
La trágica historia de Kanté
La historia de N'Golo Kanté son de esas que ponen los pelos de punta solo con contarla. El futbolista de ascendencia maliense tuvo que sobrevivir en las calles de París con tan solo 7 años, cuando se dedicaba a recoger chatarra para ayudar a su familia. Una triste infancia que empeoró con la muerte de su padre cuando tan solo tenía 11 años.
Por si fuera poco, en sus comienzos fue rechazado por varios equipos por su estatura, un 'hándicap' que logró superar hasta convertirse en uno de los mejores centrocampistas del mundo.
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