El fútbol es así. Un jugador de élite puede colgar las botas, comenzar una deshinibida y nueva 'carrera' fuera del terreno de juego, pero la calidad y la clase siguen estando ahí, algo escondidas, pero están. El último en demostrarlo ha sido Wayne Rooney. El exjugador del Manchester United apura sus últimos partidos como profesional con el DC United de la MLS y la pasada madrugada fue el protagonista para los suyos con un gol de bandera.

El delantero inglés se sacó un brillante disparo de falta en el minuto 18 que le valió al conjunto de Washington para llevarse la victoria ante Toronto. Rooney cogió carrerilla y golpeó el balón a unos 40 metros de la portería rival. Aunque el portero tuvo tiempo de adivinar el disparo, Rooney mandó la pelota a la misma escuadra y el remate fue imposible para el guardameta.

Rooney aterrizó en el fútbol inglés procedente del Everton, equipo donde creció como futbolista. Tras dos temporadas con los Toffess, el delantero inglés estalló en el Manchester United, donde se convirtió en un ídolo. Trece temporadas y 16 títulos después, Rooney volvió al Everton, donde militó la pasada campaña. Fue antes de poner rumbo al DC United de la MLS, un retiro dorado para muchos futbolistas en los últimos años.

"No juego solo por diversión, quiero sentir la presión"

Aun así Rooney considera que su llegada al fútbol estadounidense no le exime de la alta competición y la presión de la alta competición: "Nadie quiere estar en el medio o en el fondo de la tabla, y jugar solo por diversión. Quieres estos momentos de presión, quieres sentirla. Tenemos esa presión, pero nos hacemos fuertes en ella. Obtenemos buenos resultados y victorias", reconoció el futbolista inglés hace unos días.

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