No hay en el fútbol femenino de selecciones cartel que supere en interés a aquel en el que figura Estados Unidos, por su arraigada tradición y por su lustroso presente, recuperado para el país norteamericano en 2015, bajo el mandato de Jill Ellis, el cetro mundialista.
No hay tampoco para la selección española partido amistoso, por mucho que el 21 de enero sitúe a las estadounidenses en pretemporada y el comienzo del Mundial dentro de cinco meses. Es un tiempo que descuenta la Selección con el convencimiento de poder firmar una actuación irreprochable, siempre a partir del buen fútbol que gustan practicar Jenni Hermoso, Mariona Caldentey, Vicky Losada o Silvia Meseguer, otra vez utilizable en la posición de faro.
Fueron sus botines derecho e izquierdo los que encendieron la luz de un equipo que osa protegerse con la línea defensiva adelantada, pese a la triple amenaza de Tobin Heath, Alex Morgan y Megan Rapinoe; que quiere lanzar a Mapi León y Marta Torrejón desde los laterales; que toca y toca con Amanda Sampedro y Alexia Putellas; pero que sigue necesitando gol ante las grandes potencias.
Una cita imperdible
El escenario llamaba a atreverse. 9.182 espectadores sentaron en las gradas el nuevo récord de asistencia en un encuentro de la selección española femenina como anfitriona. También convidaba a las pupilas de Jorge Vilda a ser descaradas la dulce resaca de un 2018 memorable, adornado por la conquista mundialista en categoría sub17 y el subcampeonato sub20, además de los entorchados continentales en edades sub17 y sub19.
A nivel absoluto, mientras maduran Lucía García, Aitana Bonmatí, Nahikari García y compañía, la historia es otra. La derrota por 3-1 que la escuadra norteamericana encajó el pasado sábado en Le Havre ya anunciaba una reacción en el bando visitante. Y ésta llegó para validar la visión de la admirada Julie Foudy, presente en Alicante como comentarista de ESPN.
La jerarquía del peso pesado
En los prolegómenos del envite la excapitana del conjunto de Estados Unidos, campeona del mundo en 1991, confesó que aguardaba una "respuesta" de sus compatriotas. Se la dio Christen Press, con una galopada desde campo propio en el minuto 53. A la jugadora de Utah Royals le bastaron ocho minutos sobre el césped para romper el equilibrio. En el estadio José Rico Pérez de Alicante pesó más la jerarquía estadounidense que el arrojo español. Sus tres títulos mundiales fueron ley.
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