La Copa del Rey es el torneo más antiguo del fútbol español y en los últimos años lo están monopolizando los clubes más grandes del territorio, por lo que los aficionados del fútbol modesto piden una reforma del formato a gritos. Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Español de Fútbol, tiene en mente hacerlo y que las eliminatorias sean a partido único como en Inglaterra, lo que daría mayores posibilidades a los modestos de poder avanzar en las rondas.
Sin embargo, hay casos en los que a pesar de que la actual competición favorece a los grandes, algunos clubes de Segunda B consiguieron la gesta de poder colarse entre los mejores. Sin duda, una de las hazañas más recordadas es la del CD Mirandés, que el 25 de enero de 2012 consagraba en su templo, en Anduva, una espectacular remontada para meterse en las semifinales del torneo del KO.
El que marcó el gol en el tiempo de descuento que dio el pase a los rojillos fue César Caneda, pero si se habla de ese equipo, todo el mundo recuerda a Pablo Infante y la imagen de cómo salió en volandas por los aficionados. El entonces '14' fue el máximo goleador de aquel torneo y toda la afición descubrió a un futbolista que a través de trabajo y esfuerzo escribió su nombre con letras de oro en la historia de la Copa.
EL ESPAÑOL ha podido hablar con el jugador burgalés que recuerda la gesta y se le pone la piel de gallina. "Con los años uno se da cuenta de lo que cuesta llegar a unas semifinales, vas tomando conciencia de la realidad. Además me mandan vídeos de esa época y lo miro con nostalgia porque fue una cosa muy bonita", afirma Pablo.
El conjunto rojillo llegó a las semifinales eliminando a tres equipos de Primera División, el Villarreal, el Racing de Santander y el Espanyol. Sin duda, la eliminatoria más recordada fue contra los catalanes, ya que tras ir ganando 0-2 en la ida, los pericos remontaron y se fueron a Anduva con un 3-2. En el feudo de los jabatos, se pusieron por delante con un gol de Rui Fonte justo después del descanso y ya todos les daban por muertos, pero toda la afición rojilla se encargó de empujar a su equipo y consiguieron darle la vuelta al encuentro y hacer historia.
Aquella temporada la ciudad de Miranda de Ebro, además de su gran papel en Copa también vivió otro momento histórico, el ascenso a Segunda División en el campo del Atlético Baleares, con un tanto clave del héroe copero, Pablo Infante.
"Aquella temporada vivimos dos acontecimientos históricos, porque era la primera vez que llegábamos a una semifinal de Copa y era la primera vez que el Mirandés ascendía a Segunda División", declara el burgalés. Sin duda, es un año que nunca se le olvidará al exfutbolista que no sabría con qué momento quedarse. "El ascenso fue un trabajo muy largo, nos costó mucho ascender a Segunda B en los nueve años que estuve en Miranda y fue un trabajo de muchos años y gente muy cualificada, en cambio en la Copa fue todo muy rápido".
El nuevo formato de la Copa del Rey
Rubiales plantea un torneo con eliminatorias a partido único, algo que haría que la probabilidad de sorpresa fuese mayor y daría más emoción. "Si se cambiase el sistema a partido único, seguro que habría más gestas como la nuestra, sabemos que el fútbol no es lógica y siempre hay alguna excepción, el torneo tendría más emoción, otra salsa", señala Infante.
El '14' rojillo tuvo que dejar Anduva para marcharse a la Ponferradina después de dos temporadas en la categoría de plata, pero no olvida lo vivido en Miranda: "Es una ciudad que vive por y para el fútbol. Allí te sientes futbolista de Primera y eso es gracias a Miranda".
En Ponferrada pudo disfrutar de dos años más en la categoría de plata, sin embargo, no pudo cumplir su sueño de pequeño, el de jugar en Primera División. "Me quedó la espinita, pero todo me vino muy tardío, ascendimos y tenía 32 y jugué cuatro años en Segunda. El pasado no se puede alterar y me ha quedado esa ilusión", revela el exjugador.
El empleado de banco más famoso de España
Su papel clave en la Copa del Rey le convirtió en protagonista absoluto de las noticias deportivas durante algunas semanas. Compatibilizaba su trabajo en un banco en Quincoces de Yuso con su sueño de ser futbolista, pero con el ascenso al fútbol profesional tuvo que pedir una excedencia para dedicarse más al balompié.
En la actualidad trabaja en el Ayuntamiento de Burgos después de aprobar una oposición que comenzó a preparar cuando se retiró en 2016. Por el momento prefiere alejarse del deporte y se encuentra en "un período de oxigenación", aunque no descarta volver algún día al mundo del fútbol.
Una gesta histórica la de aquel Mirandés que con una espectacular afición detrás consiguió algo que parece imposible en un club de Segunda B, pero que gracias al trabajo y a la ilusión llegaron a una semifinales y toda España se hizo del Mirandés.
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