Poco a poco se van conociendo más detalles del incendio que se produjo el viernes pasado en la residencia de la ciudad deportiva de los jugadores del Flamengo que dejó 10 muertos, todos ellos canteranos.
Las autoridades brasileñas desvelaron que hace años existía una gran preocupación por las horribles condiciones en las que vivían estos niños. La Fiscalía de Río de Janeiro abrió un expediente en 2015 contra el club debido a que las condiciones ofrecidas a los jugadores de la cantera eran "inferiores a un reformatorio".
Según un reportaje de Extra y O Globo, los Fiscales denunciaban que los adolescentes estaban alojados en contenedores adaptados, tenían que guardar sus ropas en mochilas por la falta de armarios y que sólo había tres baños para 27 jugadores. También denunció la precariedad social, ya que por entonces el club no tenía educadores o monitores en el local.
El centro del Flamengo tenía irregularidades
Según la cadena brasileña CBN, las autoridades confirmaron que la planta de alojamiento del Flamengo presentaba irregularidades. Según el coronel Roberto Robadey, los cambios en la estructura del edificio no habían sido aprobados por el Cuerpo de Bomberos, algo que también confirmó el vicegobernador, Cláudio Castro.
Robadey ha asegurado que en noviembre de 2018 la administración intentó obtener el documento, pero la estructura presentaba deficiencias, lo que pospuso la entrega de la licencia. Más tarde, el Flamengo entró en contacto con las negociaciones para presentar una nueva planta.
Según el Ayuntamiento de Río, la estructura destruida por el incendio no tenía licencia de la Protección Civil y Bomberos y en el Registro de la Propiedad consta que en el sitio debería haber un aparcamiento. El Ayuntamiento también informó que multó 31 veces al club por las irregularidades y ordenó que la ciudad deportiva fuese cerrada.
Pegado a los contenedores donde estaban alojados los jóvenes había un depósito con bombonas de gas y oxígeno y muchos escombros.
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