El 6 de mayo de 2009, hace diez años, el FC Barcelona se clasificó para la final de la Champions League que se acabaría disputando en Roma. Ese año, los culés acabarían ganando el triplete y posterior sextete, pero en la mente de muchos sigue resonando el nombre del árbitro: Tom Henning Ovrebo.
Ahora, en el décimo aniversario, el noruego ha hablado de toda aquella situación y cómo vivió esos días posteriores. "Ojalá hubiera tenido la ayuda del VAR aquel día", reflexionó el antiguo colegiado.
Luego relató los momentos que pasó en el vestuario de Stamford Bridge: "Después de la primera mitad, mis asistentes y yo sentíamos que teníamos el control. Al final del partido, sin embargo, no tuve esa sensación. Cuando llegué al vestuario pensé: 'De acuerdo, Tom Henning, esta no ha sido tu mejor noche'".
Se dio cuenta en el vestuario de sus errores
"He de reconocer que por dentro estaba hirviendo. Fue en el vestuario donde me di cuenta de lo controvertido que había sido todo. En el espacio de dos horas, pasé de ser un árbitro bastante respetado a convertirme en el tonto más grande del fútbol internacional", continuó el protagonista de aquella noche en Londres- con el permiso de Iniesta-.
Finalmente habló de las consecuencias que tuvo su actuación en el choque de vuelta de semifinales de Copa de Europa: "No fui a la Copa del Mundo (de 2010). Mi equipo y yo sabíamos que teníamos muchas posibilidades de ir si hacíamos un buen trabajo en Stamford Bridge. Al final no lo hicimos y creo que es natural que nuestra oportunidad de estar en el Mundial de Sudáfrica desapareciera".
El día que Ovrebo se hizo famoso
El colegiado noruego no tuvo la noche más acertada de su carrera. Algo que reconoce ahora, pero que dentro del terreno de juego pareció olvidar. Desquició a los jugadores del Chelsea hasta la saciedad y acabó poniendo en bandeja al Barcelona una de las victorias más sonrojantes de las que se recuerdan en el fútbol moderno.
Todo comenzó en el minuto 23 de partido. Malouda se internaba desde la banda al área cuando Dani Alves salió a su encuentro para derribarlo. Entonces Ovrebo sí que vio la infracción, pero en lugar de señalar el punto de los once metros, sacó la falta fuera del área.
El segundo de los seis penaltis que no pitó el nórdico ocurrió en el minuto 26, tan solo tres más tarde del de Alves sobre Malouda. En esta ocasión fue Abidal quien mediante un claro agarrón impidió que Drogba continuase con la jugada. Y como no hay dos sin tres, hubo que esperar, pero en el 55' el que fuera delantero de los blues fue derribado una vez más, en esta ocasión por Yaya Touré.
Las tres siguientes penas máximas llegarían en el tramo final del encuentro. El cuarto de la noche fue obra de Touré. Segundo penalti cometido por el mediocentro, esta vez sobre Anelka, quien se iba en velocidad hacia la portería culé y fue entonces cuando el costamarfileño contactó con él lo justo para derribarlo. Pero, como en las anteriores ocasiones, Ovrebo no señaló nada.
Gerard Piqué también tendría aquí su dosis de protagonismo. En el minuto 81, el central catalán tocó con su mano el esférico dentro del mano. Una mano que no vio ni el colegiado del encuentro ni sus asistentes. El quinto penalti en Stamford Bridge que se iba al limbo. Y el sexto llegó ya en el descuento. Con las pulsaciones al límite, Ovrebo no quiso mojarse en la clarísima mano que cometió Eto'o tras un disparo de Ballack. Seis penaltis. Todos ellos claros y todos ellos no pitados, en uno de los mayores escándalos de la historia del fútbol.
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