El partido no pudo empezar con más mala suerte para la Selección sub21 contra Francia en la semifinal del Europeo. En el minuto 12 de partido, los de Luis de la Fuente reclamaron un penalti por una mano de Ballo-Toure dentro del área. Una acción clara que impidió que Dani Olmo se llevara la pelota. El árbitro, Georgi Kabakov, dijo a los jugadores españoles que la mano la tenía pegada al cuerpo.
La cosa no quedó ahí y es que al jugada siguiente sí señaló un penalti a favor de Francia. La acción fue mucho más dudosa. Junior derribó a Reine-Adelaide. El contacto fue flojo, pero suficiente para el colegiado. Mateta convertiría la pena máxima.
España, por suerte, no tardó mucho en reponerse y un gol de Marc Roca pocos minutos después devolvió el empate al marcador. El papel del colegiado, aún así, trajo mucha cola durante el resto de la primera mitad por sus decisiones y su criterio a la hora de mostrar las tarjetas, que perjudicaron claramente a los españoles.
La cosa no quedaría ahí y es que al borde del final de la primera parte, el colegiado señaló otra pena máxima, esta vez a favor de España. Oyarzabal se dejaba caer en el filo del área. Una acción en la que no existió contacto alguno, pero que ni el colegiado ni el VAR vieron. El propio Oyarzabal anotó el penalti y España se fue 2-1 arriba al descanso.