La RAE define racismo como la "exacerbación del sentido étnico que suele motivar la discriminación o persecución de otro u otros con los que convive" así como la "ideología o doctrina" que se basa en estos principios. Ha existido desde siempre y en prácticamente todos los ámbitos de la sociedad. Desde el laboral al social, pasando por el político. Como consecuencia, el mundo del deporte no se ha visto salvado de esta lacra que asola al mundo.
En lo que respecta al fútbol, a lo largo de los últimos años se han vivido capítulos tan vergonzosos como continuos en los estadios de, en especial, Europa. El último episodio vivido en Rusia tras el fichaje del exbarcelonista Malcom ha vuelto a poner de relieve la gran problemática que supone este tema tanto en el resto del planeta como en el Viejo Continente.
Fue el pasado 2 de agosto cuando el Zenit de San Petersburgo y el Barcelona anunciaron de forma oficial la operación por el jugador brasileño, fijada en 40 millones de euros. Todo parecía normal hasta que en el debut de Malcom con el conjunto ruso se vivió un triste acontecimiento racista. En las gradas del estadio se pudo ver una pancarta en la que se protestaba su fichaje.
¿Por qué? Tan solo por su color de piel. "Gracias a los líderes por su fidelidad a las tradiciones", se podía leer en la pancarta de los ultras del Zenit. Estos pedían de forma irónica que se mantuviese esa política que ha llevado el equipo de San Petersburgo en materia de fichajes, por la cual no se fichan jugadores de raza negra. Antes, los radicales ya habían emitido un comunicado al respecto: "Para nosotros la ausencia de jugadores negros es solo una tradición, no somos racistas".
Este problema con este sector radical de la afición del Zenit puede acabar provocando que Malcom salga del club ruso durante el próximo mercado de fichajes del periodo de invierno. Una consecuencia extrema a causa de estos 'aficionados' que utilizan el racismo y la violencia como bandera. Por desgracia, el caso protagonizado por Malcom no es un hecho aislado, sino que antes hubo otros que colearon mucho.
El racismo en Rusia
El pasado año se celebró allí la cita más importante a nivel de selecciones. El Mundial de Rusia pareció servir de puente a que se acabarán este tipo de actos, así como otros violentos también protagonizados por los bastiones radicales. Sin embargo, hace tan solo unos meses, en marzo, cuando un internacional ruso hizo unas declaraciones a Sport Express que son un auténtico retraso.
"Es ridículo que un futbolista de color juegue en la selección rusa", dijo entonces el delantero Pável Pogrebniak. "Tengo una opinión negativa sobre todo esto. Podíamos haber seguido sin extranjeros", afirmó. Palabras por un lado y terribles hechos por otro como cuando a Roberto Carlos le tiraron un plátano cuando militó en las filas del Anzhi. El ex del Real Madrid no lo dudó y se fue del campo para no volver.
Marcelo, Eto'o Evra...
El caso ruso no es aislado. Otros futbolistas, también brasileños, como Dani Alves y Neymar han sido víctimas de situaciones similares con los plátanos. Y de los plátanos a los monos, una forma vejatorio en la que los indeseables llaman a los jugadores negros. "Eres un mono, Marcelo eres un mono", es el cántico que ha tenido que escuchar en más de una ocasión el segundo capitán del Real Madrid.
El defensa también ha tenido que escuchar esto por parte de un compañero de profesión. Durante un Clásico entre Madrid y Barcelona, Busquets llamó presuntamente "mono", aunque el centrocampista siempre dijo que, pese a las claras imágenes, él había dicho "morro". Paulao tuvo que escuchar como su propia afición le insultaba cuando estaba en el Betis, a Kameni fue la afición radical del Atlético de Madrid la que le dedicó un "Salta la valla, Kameni salta la valla".
Y todavía hay más en el mismo fútbol español. En un partido entre el Elche y el Granada se vivió un episodio para el olvido en el que Nyom fue insultado por la grada del Martínez Valero. Los cánticos racistas acabaron con la paciencia de un Nyom que lanzó el balón a los aficionados, siendo castigado por ello con una tarjeta amarilla. Algo que antes ya había hecho un Samuel Eto'o que tanto en su etapa como jugador como tras colgar las botas se ha mostrado como un gran activista contra el racismo.
Dos de los capítulos protagonizados por el camerunés son los siguientes. El primero tuvo lugar en 2006 en un encuentro entre el Barcelona y el Zaragoza. Cansado de los insultos de carácter racistas, Eto'o decidió abandonar el campo y a él se sumó Ronaldinho. Entre el árbitro de aquel choque y Rijkaard les convencieron para que continuasen jugando. Y de Zaragoza a un partido en el Coliseum Alfonso Pérez. Allí recibió insultos racistas que acarrearon una multa de 6.000 euros al Getafe.
Y de España a Inglaterra. Evra denunció en su día que Luis Suárez le llamó "negro de forma despectiva. El hecho sucedió durante un partido entre el Manchester United - Liverpool del 2011 y el uruguayo siempre mantuvo que no fue un acto racista. Esto llevó a sus fieles incluso a amenazar de muerte a Patrice Evra, quien lo reveló en Daily Mail este mismo mes de agosto, aunque aseguró no odiar al ahora '9' blaugrana.
"Nunca le odié. Quería golpearle en ese momento, pero para mí odiar a alguien es imposible. No tengo odio en mi corazón. Puedo reaccionar, pero odiar es una palabra fuerte para mí. Cuando me pidieron elegir un equipo de mis mejores jugadores, nombré a Suárez como uno de ellos. Era el mejor delantero en ese momento", dijo Evra al tabloide británico. Un capítulo más de una lacra contra la que es difícil luchar.
[Más información: La UEFA cierra un estadio durante un partido debido a incidentes racistas]