Luis Enrique anunciaba este jueves cerca de las diez de la noche la noticia que nadie quería conocer. Xana, su hija de tan solo 9 años, fallecía por culpa de un tumor óseo (osteosarcoma) después de luchar durante cinco meses contra la enfermedad. La noticia sacudía al mundo en general y al del deporte en especial después de varios meses de secretismo absoluto, desde que el pasado 26 de marzo dejara la concentración de la Selección en Malta tras enfermar la pequeña.
Entonces tanto Luis Enrique como la Real Federación Española de Fútbol solicitaron la máxima discreción ante un asunto tan delicado. El respeto fue total sobre la situación de Luis Enrique y su familia ante una noticia que llegaba de forma inesperada alegando "motivos familiares de fuerza mayor", como rezaba el comunicado emitido por la Federación el día en el que el entonces seleccionador dejaba la concentración. El motivo en concreto no se dio a conocer.
Luis Enrique estaba en un momento dulce por aquel entonces. Su Selección había empezado con el pie derecho la clasificación a la Eurocopa 2020 con victoria ante Noruega y le esperaba en La Valeta su siguiente reto. El 25 de marzo compareció ante los medios de comunicación sonriente y dirigió como siempre el entrenamiento de su equipo. El combinado nacional empezaba a arrancar tras pasar un periodo de adaptación en la UEFA Nations League con su nuevo entrenador. Pero apenas 24 horas después su vida dio un vuelco.
Al día siguiente conocería la grave noticia. Su hija Xana estaba enferma y las esperanzas eran mínimas, casi nulas. Luis Enrique comunicaría la noticia a Luis Rubiales, presidente de la RFEF, y volvería de inmediato a Barcelona. Su única prioridad desde entonces sería su hija y estar, además, junto a su mujer Elena Cullel, con quien lleva casado 22 años, y sus otros dos hijos -Pacho y Sira- de 19 y 18 años. A partir de ahí vinieron meses de desesperación y lucha en su familia entre los hospitales de Sant Joan de Deu y Sant Pau, mientras el fútbol pasaba a un segundo plano.
Robert Moreno, seleccionador sin discusión
Robert Moreno, segundo de Luis Enrique, se pondría aquel partido contra Malta al frente del banquillo español, sin saber que meses más tarde acabaría siendo el relevo de su amigo 'Lucho' en el cargo. En junio cogió los mandos otros dos partidos más (ante Islas Feroe y Suecia) y fue entonces cuando Luis Enrique decidió dar un paso al lado y entregar su puesto a Robert. El 19 de junio se hacía oficial el cambio de seleccionador.
El movimiento fue natural, tanto por Luis Enrique como por la Federación, que apostó por un entrenador novel en este tipo de retos y que nunca antes se había puesto al frente de un equipo de tal dimensión. Fue una decisión aceptada por todos pese a ello. Era la continuación del ilusionante proyecto que Luis Enrique no pudo culminar y que apenas había empezado a saborear. A Robert se le encomendó la tarea de llevar la Selección hacia la Eurocopa y no fue discutido por nadie. Cogía el puesto con ganas, pero a sabiendas de las circunstancias en las que lo hacía.
El respeto a 'Lucho' en las redacciones
La despedida de Luis Enrique como seleccionador fue escueta. "Debido a que los motivos que me impidieron desarrollar con normalidad mis funciones como seleccionador desde el pasado mes de marzo continúan a día de hoy he decidido dejar dicho cargo", rezaba el comunicado. Además, al igual que este jueves, mostraba su agradecimiento a la RFEF, al staff, a sus jugadores y a los medios de comunicación. En todas las redacciones surgía el dilema sobre contar o no el motivo del adiós del técnico asturiano, pero la discreción salió adelante en esta triste historia que ha acabado con el peor de los finales.
El mundo del fútbol se interesaba por Luis Enrique. Muchos preguntaban con cariño y otros por puro morbo sobre el asunto. El comunicado de este jueves ha acabado con el misterio que unió a todas las redacciones periodísticas en torno a lo que debería ser lo normal. En el camino hubo algunas mentiras e historias ficticias, que quedaron en nada ante la fortaleza de que prevaleciera el respeto por la familia del exseleccionador.
La profesionalidad de los jugadores también fue total, al igual que la de su staff. La vida siguió sin Luis Enrique en la Selección, pero con su recuerdo siempre en mente. Ese seguía siendo su vestuario y lo seguirá siendo mientras Robert Moreno esté al frente del equipo. Los capitanes, con Sergio Ramos a la cabeza, pusieron su hombro a disposición del mister. "Cada victoria de España también será tuya", decía el camero el día del anuncio del adiós de 'Lucho'.
La normalidad vuelve a Las Rozas
Cosas del destino, el fallecimiento de la pequeña Xana llega justo el día de antes en el que Robert Moreno debe dar su primera lista como seleccionador. En Las Rozas será un día difícil, de caras largas y con la cabeza de todos puestas en Luis Enrique. Tras dar la noticia el exseleccionador ha pedido discreción, la misma que se ha tenido hasta ahora, pero las cosas no serán iguales por la ciudad deportiva de la Federación. Costará reponerse de esta noticia, pero el fútbol no para y eso bien lo sabe Luis, que dejó el puesto a sabiendas para estar con los suyos.
"Luis Enrique siempre tendrá abiertas las puertas de la Selección", decía Rubiales en la presentación de Robert Moreno, y así será. Se le esperará todo lo que él quiera, porque todos saben que este nunca tuvo que ser su final como seleccionador. Había devuelto a la Selección la ilusión perdida en el Mundial de Rusia y ojalá el fútbol se la devuelva a él algún día tras pasar por este crudo episodio.
Comienza un nuevo camino para Luis Enrique, siempre junto a su familia a la que hizo partícipe de todos sus éxitos como jugador y como entrenador. "La estrella que guíe a nuestra familia", así se despedía su padre de su pequeña Xana. Ella estará siempre a su lado. El mundo del fútbol y del deporte también lo estarán.
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