80 días. Ese es el tiempo que ha durado la vuelta de Víctor Valdés al Barcelona. Un fichaje que fue anunciado a bombo y platillo el pasado mes de julio y que ahora sale del club por la puerta de atrás -otra vez-. El regreso del exguardameta ha resultado ser un fracaso que muchos aventuraban, incluso entre la directiva culé, cuando Josep María Bartomeu se empeñó en su vuelta. El fuerte carácter del hasta este lunes entrenador del Juvenil A ha terminado por dinamitarlo todo.
Valdés entró en el Barça como si se tratara de un elefante en una cacharrería. Desde el primer día chocó con el club y ha estado siempre rodeado de polémica en estos casi tres meses que ha durado su periplo en el banquillo. La relación era insostenible, sobre todo con Patrick Kluivert, director del fútbol formativo de la entidad catalana. El pasado viernes se enfrentó al holandés y a Jordi Roura a cuenta del estilo y firmó su acta de sentencia. Él quería mandar en su equipo por encima de todo, incluida la idea de fútbol que siempre ha seguido La Masía con vistas al primer equipo.
Sus discrepancias con la directiva han sido constantes. Desde que retiró a su equipo de la Otten Cup para ahorrarle el partido por el tercer y cuarto puesto, hasta sus quejas públicas por lo poco que jugaba su equipo en el nuevo Estadi Johan Cruyff. Tampoco gustó que decidiera no contar con jugadores del Barça B para disputar la UEFA Youth League ni que llegara tarde junto al equipo en el partido contra el Inter porque quiso dar la charla en la ciudad deportiva.
Los desplantes con el Barça
Otros de sus desplantes al club fueron el no acudir a la reunión de entrenadores en la presentación del departamento de Metodología de Paco Seirul.lo y la bronca que mantuvo con el responsable de prensa por no tener mesa y silla para dar una rueda de prensa. Es la versión del club, que filtró las desavenencias con Valdés ante el inminente final de la historia.
Valdés no ha sabido responder a la oportunidad que le brindó el Barcelona. Se centró en sus guerras internas con el club y los resultados decayeron (dos derrotas en dos partidos en la fase de grupos de la Youth League). Apuntó contra su propio tejado y se marcha peleado con la directiva como ya hiciera en su etapa como futbolista. Era el precedente que hacía presagiar los peores temores cuando se le fichó y que se han terminado cumpliendo.
Salió por la puerta de atrás en 2014
Víctor Valdés cogió la puerta por primera vez en 2014, tras diez años siendo jugador del primer equipo. Lo hizo por su cuenta y plantándose frente al club sin renovar su contrato. Se sentía en un escalón inferior a los Puyol, Xavi o Messi, símbolos a los que el club protegía por encima suya a su parecer. Esa falta de afecto le llevó a tomar la decisión de abandonar el Barça, pero se equivocó en las formas.
Al Barça le enfadó la manera en la que se produjo su salida. Solo horas después de comunicárselo al club, el agente de Valdés hizo pública su marcha. No hubo margen de reacción en la entidad azulgrana, aunque Víctor ya había decidido llevar la guerra por su cuenta desde hacía tiempo. Cinco años después se repite la historia, aunque ahora no ha hecho falta que Valdés cogiera las maletas por decisión propia. El Barcelona se ha cansado.
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