El Getafe agravó la delicada situación del Celta con una victoria en Balaídos (0-1) en un partido trabado y con escasas oportunidades que decidió el brasileño Kenedy al aprovechar un error defensivo celeste. [Narración y estadísticas: Celta de Vigo 0-1 Getafe]
El conjunto madrileño se acerca a la zona europea tras cuatro triunfos en las cinco últimas jornadas, al tiempo que condena al entrenador Fran Escribá, que, con cuatro derrotas seguidas, mantiene al Celta en descenso.
El Getafe, con seis novedades en su equipo titular, fue durante el primer tiempo el prototipo de equipo que desea José Bordalás: un conjunto rocoso e intenso que ahoga al rival y que explota con eficiencia cualquier error sobre el campo.
La presión alta incomodó al conjunto gallego, indeciso tanto en la zona defensiva para sacar la pelota como en la zona de creación del centro del campo. Tras una recuperación de pelota cerca del área, el primer aviso llegó con un tiro de Portillo que atajó Rubén.
No estuvo el Celta cómodo. Le cuesta crear oportunidades, en parte porque tiene poca conexión entre sus líneas, o porque su juego de ataque es previsible, con escaso ritmo. Solo dos veces se acercó a la portería de David Soria en el primer tiempo: un lanzamiento de Lobotka desde fuera del área y un disparo de falta de Iago Aspas.
El Getafe ofreció una actitud más combativa en Balaídos; un equipo más vivo en sus movimientos de ataque, más agresivo en las disputas. Esperó su momento. Su presión alta tuvo recompensa cerca del final de la primera parte cuando aprovechó un error del central Aidoo, que no controló el pase de un compañero y facilitó la carrera hacia portería de Kenedy. El brasileño fue poderoso en su esprint con la pelota hasta finalizar la jugada con un tiro cruzado que acabó en gol.
El error defensivo condenó al Celta, asfixiado por momentos ante la presión del Getafe, que poco después del gol tuvo otra gran ocasión cuando Enric Gallego se plantó ante el portero Rubén.
El descanso no aclaró al equipo de Fran Escribá. Tuvo más la pelota pero apenas generó peligro en una lluviosa tarde que poco a poco caminó hacia el guión de un partido trabado, con muchas faltas, con ritmo discontinuo. Lo único relevante de los primeros cuarenta minutos del segundo tiempo fue un centro de Brais Méndez y un mal tiro lejano de Hugo Mallo.
El Getafe resistió plácido en ese escenario. No hubo oportunidades. No hubo disparos a portería. Solo en los minutos finales apretó el equipo gallego, con corazón pero sin orden, un arreón insignificante que únicamente tuvo un lanzamiento de Brais Méndez y que no inquietó el plan del equipo de Bordalás. El Celta de Fran Escribá murió sin alma en Balaídos.