Solo 153 días o, lo que es lo mismo, cinco meses. Desde junio hasta noviembre. Ese es el tiempo que ha durado Robert Moreno en el cargo de seleccionador desde que el pasado 19 de junio fuera anunciado como sustituto de Luis Enrique y dejara su rol de interino bajo el que dirigió tres partidos de la Selección. Otro día 19, ahora de noviembre, se despide del combinado nacional para dejar de nuevo paso al que fuera su compañero.
Se va cabizbajo, sin hablar ante la prensa y entre lágrimas, tal y como se despidió de sus jugadores en el vestuario del Wanda Metropolitano. Habían ganado a Rumanía 5-0 en el último partido de clasificación para la Eurocopa y habían asegurado su pase al sorteo como cabeza de serie. Pero el ambiente era tenso, oscuro. De despedida, a fin de cuentas. Un adiós amargo, que no se merecía un entrenador que hizo de salvavidas en el banquillo de la Selección en uno de sus momentos más difíciles que se recuerdan.
Robert no había dirigido nunca antes un equipo profesional y menos del calado que tiene el equipo de todo un país. Siempre al lado derecho de Luis Enrique, la trágica noticia de la enfermedad y la muerte de una de las hijas del asturiano le catapultó al banquillo de la Selección. Tremendo papelón, a la altura de muy pocos y que supo solventar con creces durante nueve partidos (seis de forma oficial en el cargo). Su balance fue de siete victorias y dos empates.
El buen hacer de Robert
Rubiales le colocó al frente de la Selección primero de forma interina y bajo la promesa a Luis Enrique de que podía volver cuando quisiera. En junio, al ver que el regreso de Lucho era casi imposible, se anunció a Robert como seleccionador en todo su derecho y se presuponía que sería el encargado de llevar al equipo a la Eurocopa 2020. Cumplió con su papel de clasificar a España y se presentaba con ilusión ante la oportunidad de su vida... que se esfumó cuando menos lo esperaba.
A Robert quizás le pese a aquello que dijo de "si Luis Enrique decide volver, daré un paso al lado". Fue en septiembre y su amigo acababa de pasar por un duro trance familiar, el más difícil de su vida, tras perder a su hija Xana en agosto. Pero con el paso del tiempo y durante los últimos parones internacionales todos creían que sería él quien llevaría a la Selección a la Eurocopa. Lo de después era una incógnita, pero pocos dudaban de que seguiría al frente hasta el próximo verano.
Pero Rubiales, como asegura este, recibió del propio Luis Enrique, y a través de Robert Moreno, su predisposición de volver al banquillo. Se sentía con fuerzas y con ganas. Aquello propició la salida del técnico catalán, quien ya sabía a ciencia cierta que sería desplazado de su cargo una vez se acabara la fase de clasificación. Robert Moreno se sintió traicionado por la Federación y a partir de ahí se cerró de forma express la vuelta de Luis Enrique.
La difícil vuelta al trabajo
¿Qué viene ahora para Robert Moreno? Para él esta era la oportunidad de su vida, pero a fin de cuentas solo ha estado cinco meses al frente del equipo. A partir de ahora comenzará su carrera individual, pero lo tendrá mucho más difícil que como lo hubiera tenido Luis Enrique, quien tenía otras ofertas sobre la mesa, para reincorporarse a su vida profesional alejado de la Selección. Otra crisis en la Selección que deja una relación (y una carrera) rota, un despido y un regreso al banquillo en mitad de la polémica.
Robert se va solo, entre lágrimas. Solo 24 horas antes del cisma del Wanda, el técnico catalán hablaba así sobre la posible vuelta de Luis Enrique: "No necesito sentarme con Rubiales y con Molina porque han confiado en mí y siempre me han dicho las cosas a la cara. Le doy más valor a eso que a lo que se pueda percibir de la respuesta del presidente en una zona mixta". El técnico daba por segura ante los medios su presencia en la Eurocopa pese a las dudas del presidente.
De aquellas palabras a la situación actual se ha producido una sucesión de acontecimientos que vuelve a manchar la imagen de la Selección y la Federación. Para Rubiales, Robert Moreno solo fue un suave tránsito para el regreso de Luis Enrique. Con su salida se cierra otro capítulo negro de la Historia del combinado español, que se ha acostumbrado a estas crisis en los últimos 18 meses.