Eibar y Betis se tuvieron que conformar con un empate (1-1) que, si bien en la clasificación no tiene gran repercusión para ninguno de los dos equipos, hace justicia a lo visto en Ipurua, pese a que Tello tuvo la victoria en sus botas en el descuento de un partido que pudo caer para cualquiera de ambos lados e hizo disfrutar y sufrir a las dos aficiones.
El Eibar comenzó el partido con la intensidad que siempre pide Mendilibar, convirtiéndose así en el equipo reconocible que es cuando juega ante su público y en dos minutos llegó varias veces sin dejar aún al Betis siquiera entrar en el partido.
La presión local se volvía por momentos asfixiante para los de Rubi, que querían pero no podían sacar el balón controlado desde atrás como a ellos les gusta.
Eso sí, los béticos eran conscientes de que, rompiendo esa línea de presión, podían tener opciones de marcar.
Y no fue así, pero llegó el golazo de Fekir a la salida de un córner, un trallazo que dejó a los armeros temblando pese a su buena salida en los primeros minutos.
El Eibar se vino abajo tras encajar el gol, y el Betis tuvo el segundo en las botas de Álex Moreno, que rompió en velocidad la línea defensiva de los locales y falló ante Dmitrovic el que podría haber sido el gol de la sentencia, pese a los pocos minutos que aún se llevaban jugados en Ipurua.
Pero los armeros nunca se rinden, y Edgar cometió un absurdo penalti que Orellana se encargó de transformar en el empate antes de cumplirse el primer cuarto de hora de juego.
Tras el empate, ambos equipos se dieron una pequeña tregua, pero el choque seguía totalmente abierto y las emociones estaban a flor de piel en un Ipurua que animaba en manga corta, pese a estar en el mes de febrero.
El Eibar seguía fiel a su estilo de jugar con la defensa muy adelantada, algo que el Betis quería aprovechar con pases a la espalda, aunque la zaga del Eibar se mostraba solvente en ese aspecto.
Enrich tuvo una ocasión de oro para remontar el resultado antes de llegar a la media hora, pero su disparo a pase de Cote se marchó fuera por poco.
Los locales parecían ir de menos a más, y los de Mendilibar dominaban el choque, aunque siempre con el miedo en el cuerpo ante un Betis que no se conformaba con el empate.
La segunda mitad arrancó tal y como comenzó la primera, con un Eibar presionante sobre la salida de balón de los béticos y sin dejar a los de Rubi realizar su juego.
Orellana y Pedro León dieron un susto a la defensa bética, aunque el murciano no logró rematar en boca de gol el pase del chileno, y el Betis veía que necesitaba guardar su espalda si no quería llevarse un disgusto en Ipurua.
El choque entró en una fase muy bonita para el espectador, con alternativas en ambos casos y todo por decidir, lo que probablemente no gustaría demasiado a los entrenadores, porque ninguno de los equipos tenía el control del partido.
El VAR anuló un gol al Betis
De hecho, el colegiado anuló un gol de Borja Iglesias tras consultar con el VAR en el 61, lo que dio algo de vida a un Eibar que no lo estaba pasando bien en esos minutos del choque.
El Betis seguía buscando portería, y Dmitrovic evitó con una gran mano el que hubiera sido el segundo de los béticos, en unos minutos en los que los visitantes parecían ser superiores en todos los aspectos del juego.
Ambos entrenadores movieron fichas en el banquillo y el choque se relajó por unos momentos, aunque era evidente que cualquiera podía marcar en los últimos minutos, lo que hacía que la parroquia armera no pudiese respirar tranquila.
Joel realizó el paradón del partido a falta de 15 minutos, a remate de un Inui que no se creía haber fallado un mano a mano tan claro.
El Eibar ofrecía y proponía más en los últimos minutos, y el Betis se tenía que defender para salvar un importante punto en un campo complicado aunque sin renunciar al ataque en ningún momento.