La primera parte del Barcelona en el Benito Villamarín fue una pesadilla. Si Nabil Fekir volvió loca a la defensa azulgrana y Messi pasó desapercibido, el árbitro y el VAR se encargaron de no sacar definitivamente a los culés del partido cuando estaban por debajo en el marcador.
En primer lugar, la polémica está en el penalti pitado a favor del Betis por una mano de Lenglet. El colegiado Sánchez Martínez acertó al señalar la pena máxima tras revisar la pantalla del VAR, pero le mostró tarjeta amarilla cuando debió de ser roja directa. El brazo de Lenglet se interpone entre el balón y la portería y lo hace, además, estando por detrás del punto de penalti.
La otra acción ocurrió en el minuto 38 cuando Sergi Roberto derribó a Carles Aleñá sobre la frontal del área. El jugador azulgrana realizó una fuerte entrada al futbolista bético y lo hizo cuando ya tenía amarilla por una acción previa sobre Fekir. Sánchez Martínez le perdonó la segunda cartulina que habría acabado con la participación de Sergi Roberto.
Setién y el Barça debieron acabar con nueve la primera mitad, pero otra vez el cuerpo arbitral benefició a los azulgranas. Cuando peor estaban las cosas para los visitantes, con 2-1 en contra, el Barça logró el empate de forma milagrosa en el descuento con un tanto de Busquets. Los del Betis reclamaron una falta sobre Bartra en la acción del gol, pero la repetición no deja lugar a dudas. Es William Carvalho quien empuja sin querer a su compañero.
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