El Real Valladolid sumó este domingo mucho más que una victoria, para la que tuvo que trabajar con intensidad durante todo el partido, ante un Espanyol que llevó a los locales a su terreno, con un juego muy pausado, pero que finalmente lograron romper los delanteros, Sandro y Guardiola. [Narración y estadísticas: Valladolid 2-1 Espanyol]
Ambos equipos saltaron con el 4-4-2 como esquema táctico para un partido trascendental, en el que buscaron controlar el balón desde el primer minuto, y aunque fueron los locales los que mostraron más mordiente, se les notó esa presión que se hace evidente en su feudo y que derivó en un juego lento y con poca profundidad.
Eso hizo que el primer disparo a puerta tardará en llegar 21 minutos, con Óscar Plano como protagonista, pero salió raso y muy flojo, con lo que Diego López no tuvo ninguna dificultad para atrapar el balón. Un primer paso para tratar de romper la intensa barrera impuesta por el cuadro catalán.
Diego López veía la segunda cartulina amarilla en el minuto 24, dejando a su equipo con un jugador menos. Un importante hándicap para el Espanyol y, a priori, un acicate para los vallisoletanos, aunque lo cierto es que no se creaban ocasiones de peligro, y los lanzamientos llegaban desde el exterior y sin intención.
El Espanyol se cerró en su campo, buscando sorprender en alguna contra tras el robo de balón en el centro del campo o a balón parado, lo que estuvo a punto de lograr, en una jugada de continuidad después de un saque de falta, pero el remate de cabeza de Calleri, a bocajarro, fue interceptado por Masip.
La sensación que producía el partido era que, aunque el Real Valladolid controlaba la posesión del esférico de manera notoria, el Espanyol ofrecía más peligro cuando se acercaba al área blanquivioleta. Pero ni unos ni otros fueron capaces de inaugurar el marcador antes del descanso.
Con la misma parsimonia con la que finalizó el primer tiempo, se reanudó el segundo. Lo lógico hubiera sido que los locales aportaran más velocidad al juego, máxime siendo uno más sobre el césped, pero las bandas permanecían muy estáticas y se llegaba con cuentagotas al área contraria.
En una de esas jugadas, Ünal aprovechó un robo de balón para pillar descolocada a la defensa visitante y ofrecer un centro a Toni Villa, que remató solo, pero a la derecha de la meta catalana. La desesperación se añadió a la falta de ritmo en el Real Valladolid, que no hallaba ideas en la faceta creadora.
Pero tampoco bajaron los brazos. Y ese trabajo se tradujo en una buena jugada de Carnero, que decidió disparar desde el exterior del área y cuyo rechazo cayó a los pies de Sandro, quien remató con potencia para superar al meta del Espanyol y subir, por fin, el primer gol al marcador.
Ese tanto dio alas a los de Sergio González, que decidieron volcarse en el área perica para buscar el gol de la tranquilidad. No se hizo esperar y, cinco minutos después del primer tanto, Guardiola lograba volver a traspasar la meta guardada por Diego López, tras una buena jugada de Ünal.
Lo que no había pasado en ochenta minutos, se concentró en los últimos compases, en los que hubo lugar para un penalti a favor de los de Abelardo, que el colegiado señaló tras consultar el VAR y que se encargó de transformar Embarba con el tiempo reglamentario ya cumplido.
No hubo tiempo para más y el Real Valladolid pudo respirar al lograr una trabajada victoria que no solo le aporta tres puntos más en la clasificación, sino que le permite aumentar aún más las distancias con respecto a un rival directo.