El coronavirus ha provocado un terremoto en el mundo del deporte al mismo calibre que en el resto de los sectores de la sociedad. Aunque sea un mundo de estrellas que siempre parecen vivir alejadas de cualquier realidad, el factor económico rige este mundo de la misma forma que para un ciudadano de a pie. La diferencia está en los ceros de los contratos, eso sí.
El Covid-19 nos ha equiparado a todos, el virus afecta por igual a un deportista que a un abogado o un panadero. Nadie se puede escapar de las consecuencias sanitarias que están devastando todos los países del mundo. Los efectos económicos además están provocando un debate entre el regreso de la actividad sin una seguridad completa y el alargamiento del parón más tiempo.
El fútbol está afrontando esta diatriba con muchas variantes. Este martes Francia ha anunciado que no terminará sobre el campo la temporada 2019/2020 y todas las dudas que parecía que se estaban despejando en torno al regreso de la competición se han vuelto a cernir sobre la otras ligas que sí pretenden volver. Esto solo agravará una crisis económica ya inevitable y que va a cambiar, al menos temporalmente, cómo se entendía el negocio del fútbol.
Reiventarse o morir. Ese es el dogma que tendrá que aplicar el mercado del fútbol para seguir operando con normalidad. Todos coinciden en que se acabaron los grandes traspasos con cifras por encima de los 100 millones de euros. De lo que no se ha hablado tanto es de los contratos millonarios que vinculan a los jugadores con los clubes.
EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con varios agentes del fútbol español para analizar este apartado en el que ellos son una parte importante ya que son los que negocian con los clubes esos contratos. Algunos no se atreven aún a dar un veredicto de cómo serán esos nuevos vínculos entre los profesionales y las entidades, otros directamente prefieren no opinar.
Grado de gravedad
Esta nueva realidad que afrontarán los futbolistas y los clubes a la hora de gestionar sus contratos tendrá diferentes grados en función de las decisiones que se tomen y cómo vaya evolucionando la pandemia y los confinamientos. Alejandro Boesch, agente de The Player Management, ve dos factores claves para marcar a qué grado se llegará, "si vuelve o no la competición y cuándo volverá a haber público en los campos".
Coincide Iñaki Espizua, representante de la empresa Gesport, que también considera que "todo va a depender de los tiempos y de que se ponga en marcha el fútbol de nuevo". LaLiga ya avisó de las diferentes posibilidades a la hora de afrontar pérdidas en esta temporada. Jugando a puerta cerrada, la vía más posible para poder terminar la temporada, se perderían en torno a 303 millones, principalmente por el dinero que proviene de las televisiones y de los abonos.
"Muchos equipos pequeños y medianos dependen a nivel presupuestario mayoritariamente de los derechos televisivos, por lo que si pueden volver, el impacto sera menor para ellos", advierte Boesch. Sin este dinero, es inevitable la necesidad de que los nuevos contratos que firmen los jugadores a partir de ahora sean a la baja. Aunque Espizua también cree que "hay que plantearse la situación de los contratos que están en vigor", no solo los que vengan por delante.
Los nuevos contratos
Si decíamos que se habían acabado los fichajes de más de 100 millones de euros, lo mismo pasa con los contratos de más de 10 millones de euros al año. Iñaki Espizua solo cree que "casos muy especiales" se librarán de estas restricciones. "Va a haber una temporada larga en la que, salvo los jugadores 'cracks', los contratos van a ir a la baja, y no todos los 'cracks' se van a librar", explica el agente que, por ejemplo, trabaja con Koke Resurrección.
La duración de estos contratos también se va a ver puesta en duda. Suele ser común ver firmar a los jugadores por cuatro o cinco temporadas. Esto va a ser muy difícil a partir de ahora. "Por el interés de las dos partes, los contratos serán cortos. Los jugadores no van a ver con buenos ojos ver sus sueldos rebajados, pero esto no va a durar para siempre. Los contratos largos van a ser solo para los jóvenes. El resto no pasará de los tres años", explica Espizua.
Esto se refuerza también con el hecho de que esta situación se espera que no se prolongue en el tiempo más allá de dos o tres años. "El fútbol está mucho más saneado que en anteriores crisis gracias a las normas de control económico de los clubes y la normativa sobre el Fair Play Financiero, por lo que a nuestro juicio, este bache económico debería ser temporal", explica el agente de The Player Management.
Las cláusulas, otro factor
Neymar Junior se fue al PSG después de que el conjunto parisino pusiera sobre la mesa del Barça 222 millones, la cláusula que reflejaba el contrato del brasileño con el conjunto azulgrana. Esto, aunque tampoco se ha vuelto a ver en los últimos años, no se plantea ni en la mejor de las previsiones para el fútbol después del paso de la pandemia del Covid-19 por nuestras vidas.
Espizua lo tiene claro, si los jugadores cederán a la hora de conformarse con salarios más bajos, los clubes tienen que poner de su parte poniendo cláusulas más asumibles. "Tiene que haber salvaguardas para los jugadores, si se van a ver reducidos los salarios de los jugadores, también se deben reducir las cláusulas", explica el agente de Gesport.
Esto favorecería los movimientos entre los clubes, una cuestión que para Alejandro Boesch se verá más afectada que los contratos en sí. "Creo que tendrá más influencia en los precios de las transferencias de futbolistas, al menos en el corto-medio plazo, que se habían disparado desde los últimos años, que en los contratos de los jugadores en sí", explica el representante de la empresa que trabaja con jugadores como Thiago y Rafinha Alcántara.
Estos problemas que van a tener que asumir los clubes implicarán que sus jugadores juveniles sean fundamentales durante este período. Espizua apuesta por el impulso de "la formación y las canteras" ya que "habrá plantillas que se tendrán que conformar con 18 jugadores y contar con gente de abajo".
¿Un límite salarial?
Una opción para que no haya tantas desigualdades entre los clubes durante este tiempo podría pasar por impulsar un límite salarial general. Son algunas las voces que han pedido que se instaure una medida de este tipo, pero los agentes son bastante reacios y ven poco real esta posibilidad.
"Si estableces un límite salarial, delimitas la posibilidad de crecimiento de determinados clubes", explica el agente de Gesport. Los profesionales consideran que los controles que ya aplican las organizaciones a través del Fair Play Financiero y el Control Financiero de LaLiga son más que suficientes.
En cualquier caso, la mejor forma de asegurar y acercar esa equiparación entre los ingresos de los clubes es a través de los derechos de televisión. Espizua considera que la distribución que hace LaLiga "se ha acercado esta idea y es una forma de que los humildes planten cara a los grandes".
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