Estados Unidos vive días de revuelta y manifestaciones y la culpa la tiene una vez más el racismo. El asesinato del afroamericano George Floyd a manos de un oficial de policía en Minneapolis ha alzado a la comunidad 'negra' en protesta de los abusos policiales a los que se ven sometidos.
Deportistas de alrededor del mundo están alzando la voz en las protestas contra el racismo. Uno de ellos ha sido Kevin-Prince Boateng, exjugador del Barcelona y Las Palmas que actualmente juega en el Besiktas.
El futbolista alemán ha mandado un mensaje muy duro para luchar contra el racismo y ha recordado lo dificilll que puede ser para un deportista el hecho de sufrir insultos racistas: "La situación por la que estamos pasando es muy triste y estoy enfadado".
"Todo es dificil para los jugadores ya que no es una posición cómoda, mucha gente piensa que si dice algo o comparte algo equivocado va a perder un contrato o un sponsor. No dices nada malo cuando intentas ayudar a la raza humana", expresó en una entrevista con Sky Sports.
¿El deporte sin negros?
"Coge a todas las personas negras y sácalas del deporte. Y a todos los actores negros y quítalos de las películas. ¿Cómo sería? Aburrido. Me gustaría un día que ningún jugador negro fuese a trabajar. Quizás en el cumpleaños de George Floyd. No porque no queramos trabajar o como falta de respeto al club, sino para honrar a la comunidad negra", dijo.
Las sanciones
"Son una broma, al principio creía que funcionaban pero la gente se siente cómoda, puede sentarse en el estadio y llamarnos de todo. Ese policía se sintió cómodo con la rodilla en el cuello de Floyd. Ese es el problema, se sienten cómodos porque no hay consecuencias. ¿Cuáles son las consecuencias? ¿No ir al estadio, una multa? ¿Una multa al club?", comentó.
Insultos recibidos
"He recibido todo tipo de insultos. "Gestos de mono, por cada gol que metas te daremos un plátano, te vamos a meter en una caja y te vamos a devolver a tu país, negrata, me han tirado agua y me han dicho que me van a limpiar la suciedad", manifestó.
El día que no aguantó más
"Cuando era joven intentaba ignorar el racismo y tragármelo. La gente que me conoce me dice que lloraba, me iba a casa y nunca decía nada. Yo les digo que es porque era un cobarde, no era lo suficientemente fuerte. Ya no soy un cobarde, ese fue el momento en el que dije que ya era suficiente. Me sentí triste y enfadado, quería enseñarle al mundo que no iba a dejar que me hicieran eso nunca más", expresó.
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