El Valladolid sumó tres puntos vitales en la pelea por seguir en la máxima categoría del fútbol español al cosechar su primera victoria histórica en Butarque (1-2) ante un Leganés que pagó los fallos cometidos. [Narración y estadísticas: Leganés 1-2 Valladolid]
Como si tuviera un pálpito o un mal presentimiento el técnico local Javier Aguirre, que optó por fortificar el once en el arranque con un dibujo compuesto por cinco defensas y cuatro centrocampistas, había insistido durante la rueda de prensa previa en la necesidad de mantener la concentración para no cometer errores innecesarios.
La sabiduría que da la experiencia, fruto de haber vivido muchos episodios con tintes trascendentales a lo largo de su carrera como futbolista y como entrenador, le permitió hacer un vaticinio que le tocó lamentar en la banda cuando solo se habían cumplido dos minutos de juego.
Un balón sin aparente peligro que venía desde el centro del campo llegó a esa tierra de nadie en las inmediaciones de la media luna a la que tiene que salir el portero para despejar o donde tiene que controlar la situación uno de los defensas.
Cumplieron con su cometido tanto el 'Pichu' Cuéllar como el nigeriano Chidozie Awaziem pero lo hicieron sin pensar el uno en el otro. El resultado fue un cabezazo hacia atrás del zaguero que pilló al guardameta fuera de sitio. El turco Enes Ünal, que había acudido a la presión más por obligación que por fe, se encontró con un regalo que llevó a las mallas con comodidad.
En un choque donde se veían las caras dos de los conjuntos menos goleadores de la competición, abrir la lata era como encontrar un diamante. Y a pulirlo y conservarlo se dedicaron los visitantes sin que los leganenses demostraran mucha capacidad para quitárselo.
Espesos en la construcción del juego de ataque, con un planteamiento que se había hecho líquido al primer aliento, solo un intento de Kevin Rodrigues que pasó cerca del palo en el minuto once llevó peligro en los cuarenta minutos iniciales.
Antes del descanso la tuvo también Carrillo al mandar fuera en una ubicación cómoda pero en posición de cierto escorzo una dejada de cabeza de Kenneth Omeruo posterior a un centro preciso desde el costado diestro de Roque Mesa.
Tras el paso por vestuarios Aguirre optó por retirar una pieza en la retaguardia, Bustinza, para sumar otra en la ofensiva, Assalé. Eso y la 'inyección' de adrenalina que seguramente le puso el mexicano a los suyos en el vestuario les hizo dar un paso al frente.
Fruto de ello se produjeron un par de acercamientos a la portería del Valladolid, ninguno de los cuales intimidó en exceso. No necesitó en cambio el equipo de Sergio asomar demasiado para ampliar su renta.
Una gran internada de Óscar Plano por el carril derecho le llevó hasta la línea de fondo, desde donde trazó un centro que desvió Cuéllar hacia el corazón el área. El esférico le cayó franco a Raúl García para que ejecutara a su ex equipo, pero no acertó a rematar este. Si lo hizo Alcaraz, quien le pegó con el alma y la incrustó en la portería.
El revés, en condiciones normales, ya hubiera sido muy doloroso. Pero sin público en las gradas mucho más. La de Butarque es una parroquia que no se encoge en los momentos difíciles, que se activa si los suyos son capaces de enganchar dos ataques seguidos en cualquier contexto del enfrentamiento.
Al gol esta vez sin embargo le sucedió el silencio, una agonía que el anfitrión encaró con buenas formas pero carente de dinamita. Se sucedieron un cabezazo de Carrillo que se perdió desviado, un tiro de Óscar Rodríguez desde casi el centro del campo que botó delante de Masip y este blocó con solvencia y un disparo lejano de Ruibal que corrió el mismo destino.
Mientras los blanquivioletas dejaban también destellos que les permitieron acariciar el 0-3, especialmente en un tiro de Sergi Guardiola al que le faltó poro para encontrar el marco después de un gran control con el pecho.
El Leganés buscó el empate
Parecía pues que el combate languidecería hasta su conclusión pero le quedaba una bala a los madrileños al transformar Óscar Rodríguez un penalti cometido por Salisu sobre Roger Assalé. Era el estímulo que necesitaban para lanzarse a por todas.
Lo hicieron ante un Valladolid bien parapetado que frenó cualquier intención para salir reforzado, abriendo distancia con la cola de un pelotón que el contrario no va a tener fácil de abandonar en las diez jornadas que restan.