El FC Barcelona sigue perdido y hundido en una Liga que cada vez tiene más difícil. Sus continuos pinchazos, lleva tres consecutivos ante Sevilla, Celta y Atlético de Madrid, les pueden alejar a cuatro puntos de la cabeza. Sin embargo, el plan de la reconquista del liderato se ha basado única y exclusivamente en protestas arbitrales.
El líder de este nuevo libreto es, sin duda alguna, Gerard Piqué. El central del Barça es el abanderado de los lloros y del victimismo, especialmente si tienen como objetivo el trío arbitral. En el partido contra el Atlético de Madrid dio una nueva muestra de ello al quejarse por cada acción que el árbitro Hernández Hernández señalaba.
El encuentro del Camp Nou entre culés y colchoneros tuvo bastante polémica. Hasta tres penaltis se pitaron con La Liga y los puestos europeos en juego, e incluso uno de ellos se tuvo que repetir. El choque comenzó con un gol en propia puerta de Diego Costa que allanaba el camino a los de Setién.
Sin embargo, un clamoroso penalti de Arturo Vidal sobre Carrasco supuso el momento de la redención para el brasileño. El de Lagarto buscó el empate, pero paró Ter Stegen. Con lo que no contaba el guardameta alemán es que el VAR estaría vigilando su acción y le pillarían adelantado a la línea antes del momento del golpeo.
Hernández Hernández escuchó las indicaciones de Mateu Lahoz desde la sala de videoarbitraje y mandó repetir la pena máxima tras amonestar al portero. Esta vez Saul no falló y puso el empate en el marcador tras engañar al alemán.
La cuenta de penaltis no se detuvo ya que el siguiente en ser agraciado fue Semedo, que tras un leve contacto de Felipe se fue al suelo. El colegiado señaló el punto fatídico y Messi no perdonó. El argentino, desaparecido y desbordado a partes iguales, solo se dejó ver para marcar el 2-1.
Pero, cuando el partido parecía que se encaminaba hacia una injusta victoria del FC Barcelona, volvió a aparecer la figura de Semedo, esta vez para derribar a Carrasco dentro del área. Segundo penalti sobre el futbolista belga y segundo tanto de Saúl que ponía el 2-2 final.
Piqué se quiso sumar a la fiesta
Al ver la batería de penaltis señalados, Gerard Piqué también quiso el suyo. El central culé se dejó caer tras un salto con Giménez en el área y pidió el máximo castigo. Su actuación no tuvo la suerte esperada y Hernández Hernández hizo caso omiso a la petición.
Más tarde, en la pausa para hidratarse del segundo tiempo, Piqué aprovechó para acercarse al colegiado y espetarle la siguiente queja: "Al final voy a pensar algo que no tengo que pensar".
Efectivamente, Piqué se dio cuenta en ese momento que, al menos en lo que correspondía a ese partido, el colegiado no iba a echarle una mano para intentar decantar la balanza del lado de su equipo. Eso pensó Piqué tras ver como Hernández Hernández ignoraba sus quejas y eso terminó confirmando cuando el colegiado decretó el final del encuentro.
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