Hace justo 10 años éramos un poco más felices. El 11 de julio de 2010 en Johannesburgo, concretamente en el Soccer City, Andrés Iniesta marcaba ante Holanda cerca de la medianoche para darle a España el primer Mundial de su historia. Iker Casillas levantaba al cielo la copa poco después y el país estallaba en felicidad plaza por plaza, casa por casa, bar por bar. Y Carlos Marchena (Las Cabezas de San Juan, Sevilla, 1979) también estaba allí.
El central del Valencia, por aquel entonces porque después de la cita firmó por el Villarreal, fue uno de los 23 elegidos para viajar a Sudáfrica. Ya fue una pieza importante en la Eurocopa, en la que era la pareja de Carles Puyol, y en esta ocasión tendría un papel más de vestuario que de protagonista sobre el campo tras la llegada de Gerard Piqué. Pero, en la final, aunque no jugó, fue vital para ganar el título con un simple gesto.
Todo el banquillo y todos los que estaban sobre el césped, excepto Casillas, se fueron hacia Iniesta durante la celebración del gol. La norma indica que si todos los jugadores de campo están fuera, el equipo rival puede sacar de centro y seguir jugando. Marchena, en un arrebato de sensatez, corrió hacia el césped y se instaló, con su chándal allí. Howard Webb no podía dar el permiso a los holandeses.
Después de esa gloria, el andaluz ahora es el segundo entrenador del Sevilla Atlético, el filial del equipo hispalense, recuerda en EL ESPAÑOL la cita de su vida y que le cambió la vida. Marchena nos introduce en aquel vestuario para conocer las claves del éxito, momentos que le marcaron y entender por qué esa generación consiguió lo que ninguna otra ha podido hacer.
Diez años de Sudáfrica, diez años de esa noche, ¿te acuerdas de todo lo que pasó?
Es difícil acordarse de todo. Es un momento inolvidable que está en la cabeza de todos los españoles, tanto de los futbolistas como todos los que lo vivieron. Todo el que se sienta español tiene los mismos recuerdos que nosotros. El gol de Iniesta, cuando Iker levanta la copa... Nosotros realmente no pudimos celebrar tanto porque nos pasamos toda la noche en el avión de vuelta.
Lo que seguro que no se te ha olvidado es cuando todo el mundo corrió a abrazar a Iniesta y tú corres inmediatamente hacia el centro del campo para impedir que Holanda sacara rápido
Porque lo veo y sé que soy yo... Son cosas que uno hace sin pensarlo. Todo el mundo se va a abrazar a Andrés, el partido está finiquitado... Si se volviera a repetir la situación, no sé cómo habría reaccionado. Yo creo que es el hecho de jugar en la calle, de ser muy competitivo, el hecho de ser defensa. Llevábamos esperando este momento toda la vida, que no nos lo quite nadie. Esa es la explicación que encuentro a lo que pensé en ese instante.
¿En qué cambia la vida ser campeón de un Mundial?
Evidentemente te cambia porque tocas el cielo futbolístico. Es más que un sueño. Hoy en día los futbolistas jóvenes ya pueden soñar con eso, antes, en mi generación, no lo soñábamos porque nunca habíamos estado tan cerca. Envidiábamos a otros países. Formar parte de ese equipo, no puedes hacerte la idea de la satisfacción que supone.
"Llevábamos esperando este momento toda la vida, que no nos lo quite nadie, dije"
Luego, cuando te retiras, todo el mundo te pone el nombre de campeón del mundo independientemente de dónde hayas jugado y lo que hayas hecho. Es un motivo de orgullo.
Te ponen tu nombre al campo de tu pueblo, tienes la réplica de la copa... ¿pesan más los recuerdos que lo material?
Yo soy de poco material, a parte, soy despistado, no sé dónde tengo las cosas. Cuando te pones a recordar y a pensar lo vivido, el cuerpo siente lo mismo que sentías en ese momento. Ves a todo un país con nosotros y devolverle a esa gente todo lo que hace por nosotros. Es contribuir a que tu país sea un poco mejor.
Aunque seas despistado, sabes dónde tienes la réplica de la copa, ¿no?
Mi madre. Mi madre es a la que voy y le pregunto, ¿esto dónde lo tendría yo? Y ella es la que dice: "ven pa'cá que sé dónde está". Si no fuera por ella, sería aún más desastre.
Venías de ser titular en la Eurocopa 2008 que lo cambió todo y, en ese Mundial, llega Piqué, ¿fue fácil de asumir ese cambio?
Evidentemente todos los futbolistas quieren jugar todos los minutos. Cuando el entrenador decide, pone a otro compañero y el equipo funciona... A mi siempre me ha pasado eso en los equipos y me tenía que reinventar. Empezaba no jugando, en el Sevilla en la cantera había mucha competencia... Eso ha hecho que siempre aceptara mi rol, me hizo más jugador de grupo. Yo lo acepté, deseaba lo mejor para Piqué porque era lo mejor para el equipo y, en definitiva, lo mejor para mí. Siempre he puesto al grupo por encima de mi ego.
Dice Vicente que le costaba celebrar los goles porque sabía que siempre estaba siendo injusto con alguien.
Cuando pasa el tiempo y uno empieza a entrenar, a ver lo difícil que es la papeleta de un entrenador, cuando tienes a un grupo que, en nuestro caso, era muy bueno, entiendes que era una papeleta para el míster. Así es el fútbol.
¿Cómo se mantiene con buena actitud un jugador que mira las estadísticas y ve que solo ha jugado ocho minutos en todo el campeonato?
Tenemos que pensar que somos unos afortunados, hay que ser realista. Un Mundial no son siete partidos ni una final, es el tiempo preparando una eliminatoria, una fase de clasificación... Es una criba tan grande que hay que tener altura de miras y decir: soy un privilegiado por estar donde estoy.
En tu caso, además sumaba mucho tu carácter y tu experiencia
Todo lo que es sumar para hacer la montaña, lo ponemos. Todos intentábamos que España, con todo el peso de la palabra, llegara a donde llegó.
¿Había más jugadores que sabían que su rol era ese?
El papel del suplente es fundamental para que el titular no se relaje, para que el nivel del equipo suba y para que pueda alcanzar grandes metas. Si hay mucha diferencia entre el que juega y no juega en actitud, predisposición, talento y compromiso, se rompe el equipo. Si todo está muy compacto y cambias a uno y no se nota el nivel, el equipo funciona.
"Ese equipo se entiende viendo el detalle de la figura de Andrés tal y cómo es. Ese chaval que ha marcado el gol más importante de la historia de España y no ves que diga una palabra más alta que otra"
El buen ambiente y el hecho de que no hubiera egos se veía sobre el campo además
Ese equipo se entiende viendo el detalle de la figura de Andrés tal y cómo es. Ese chaval que ha marcado el gol más importante de la historia de España y no ves que diga una palabra más alta que otra. Ese es el espíritu de ese equipo. El máximo exponente era Andrés. Vamos a ganar o a perder, pero que el grupo vaya por delante que el individual.
¿Fue más especial el título porque Andrés fuera el que marcó?
Creo que no había nadie mejor que él para marcar. Por todo lo que engloba, la personalidad, lo que le ha costado llegar, por todo lo que es Andrés, no había nadie mejor para llevarse esa gloria.
¿Cómo era el ambiente que se respiraba en el vestuario?
Sobre todo había buen ambiente porque era un grupo joven, un grupo de chavales que llevan tiempo compartiendo momentos, veníamos de ganar la Eurocopa... Para que haya buen ambiente, tiene que haber respeto. Había unos valores dentro de ese grupo que garantizaban ese respeto y estaban por encima de todo.
¿Cuál es el valor que más representa a ese grupo?
La humildad. El saber ganar, el saber perder, el saber que el día que no estábamos a tope, no ganábamos. Aceptábamos que la vida tiene mejores que otros. Esa humildad ayudó a todo el grupo. No había nadie que sobresaliera ni ningún ego que saliera por encima de la figura del equipo. Esa humildad es muy difícil de conseguir en un grupo que venía de ganar colectivamente e individualmente con sus clubes.
Tuvo un papel clave Vicente del Bosque a la hora de poner por encima esos valores.
Si humilde es Andrés, humilde es Vicente. A todo el mundo intentaba darle su sitio, nunca ha salido diciendo una palabra mala de nadie ni malsonante. Fue una comunión perfecta entre cuerpo técnico, expedición, jugadores... se tienen que dar muchas casualidades para lograr lo que logramos. Por eso solo tenemos un Mundial.
Y se empezó el Mundial perdiendo, pero el grupo no pareció desestabilizarse en ningún momento.
Porque sale el lado humano más que el deportivo. Ahí se ve a la persona por encima del personaje. La persona reflexiona, acepta la derrota, tira para adelante y no busca excusas. Somos un grupo y si estamos unidos, todo iba a ir bien.
"¿Un valor de ese grupo? La humildad. El saber ganar, el saber perder... No había nadie que sobresaliera ni ningún ego que saliera por encima de la figura del equipo"
¿No hubo ningún gesto de desconfianza dentro del grupo tras ese momento?
Nosotros creo que, el que más o el que menos, llevábamos mucho tiempo en el fútbol y sabe que hay derrotas, hay momentos duros y el futbolista ganador se levanta más fuerte después de la derrota. Todo el mundo quiere ganar el primer partido, todos decían que el primer partido es clave y nosotros le dimos la vuelta a la leyenda.
¿Qué papel tenían las personas que estaban detrás de vosotros y no tenían tanto protagonismo?
Su papel hizo ver que en España hay gente muy preparada. Ves que el doctor del Celta está muy preparado y va a la Selección, que el doctor del Atlético de Madrid, más de lo mismo, que los fisios son extraordinarios... Toda la expedición, cada uno con su papel, aportaba para que el futbolista llegara en las mejores condiciones para alcanzar lo que alcanzamos.
¿Has vuelto a ver la final otra vez?
No. Ni he visto la final, ni he visto ningún partido, ni he visto la Eurocopa. No me gusta. He visto el gol de Andrés, la parada de Iker... pinceladas. No me gusta recordar, soy de vivir el presente y no mirar hacia atrás.
Uno de los momentos de los que no hemos hablado es de Iniesta quitándose la camiseta y acordándose de Dani Jarque al marcar. Sergio Ramos también se acordó de Puerta después de ganar... ¿recuerdas si alguno más llegó al vestuario de la final y se escribió algo más debajo de la camiseta?
No lo recuerdo, pero tanto Dani como Antonio estaban destinados a estar en ese Mundial. Lamentablemente se nos fueron. La gente que los tuvieron más cerca y que habían compartido momentos con ellos estábamos obligados a acordarnos en ese momento de ellos. Es una pena, pero ellos son campeones del mundo también.
Es imposible repetir una generación como aquella pero, ¿cree que España ahora tiene un gen ganador que antes del Mundial no tenía?
Repetir dos generaciones es imposible. Creo que lo que aportamos es que el futbolista español no tenga complejos. El futbolista español se cree favorito y que puede llegar a pelar en las finales por títulos. Es lo que hemos conseguido. Con lo bien que se trabajan en las canteras y en los equipos, más pronto que tarde vamos a tener una nueva alegría.
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