La afición del Leeds United ha sido la última en sumarse a la negra lista de hinchadas que celebran los logros de sus equipos sin medidas ni control ninguno. Otras agrupación en torno a un club deportivo que desobedece las recomendaciones sanitarias y que no cumple ni con el uso de mascarillas ni con el distanciamiento social.
El Leeds, histórico equipo inglés entrenado por el conocido Marcelo Bielsa, ha conseguido ascender a la Premier League tras varias temporadas de disputa. Los albinegros consiguen su deseado pase 16 años después de su último ascenso, por lo que ponen fin a un largo periodo de más de tres lustros.
La alegría, entendible, fue enorme, hasta convertirse en una explosión de júbilo y liberación que terminó por convertirse en un nuevo descontrol en el que nadie o casi nadie parecía tener la más mínima intención de poner freno o de tener algún tipo de comportamiento cívico para aumentar la protección y la seguridad.
La imagen vivida en Leeds, donde cientos y miles de aficionados se agolpaban en las calles, era realmente dramática. Los cánticos y las bengalas se sucedían y nadie parecía querer poner fin a la barbarie que estaba viviendo en una época donde las aglomeraciones y las reuniones son sinónimo de peligro casi extremo de nuevos contagios.
La ciudad pudo haberse expuesto a un nuevo rebrote del Covid-19 debido a la falta de civismo y de conciencia social, los cuales obligan a permanecer en el domicilio y llevar este tipo de celebración con los familiares y amigos más cercanos del entorno, sin poner en riesgo la vida de otras personas y sin formar grandes mases de gente que también llevan consigo el descontrol y el desmadre.
Tal fue el descontrol vivido que los aficionados quisieron ir hasta la misma puerta de la casa de Marcelo Bielsa para darle las gracias y felicitarle el ascenso, por lo que el técnico tuvo que salir a saludar ante la aglomeración de gente que se empezaba a agolpar sobre su domicilio.
Liverpool, Vitoria o Cádiz
La imagen vista en las celebraciones del Leeds recordó mucho a lo vivido hace unas semanas en Liverpool cuando el conjunto red ganó la Premier League y toda la afición, ansiosa por un triunfo que se había hecho esperar durante 30 años, se echó a las calles con bengalas, banderas y fiestas multitudinarias suponiendo una nueva amenaza para todo el país.
En España ha habido también situaciones de bastante gravedad tras algunos éxitos de algunos clubes como el Baskonia y el Cádiz. El conjunto vitoriano se proclamó campeón de la Liga Endesa y su afición, ya incluso desde el descanso, se echó a las calles dejando una imagen penosa y de muy mal gusto, mostrando una total falta de sensibilidad y conciencia con lo vivido en nuestro país en los últimos meses.
Otro caso similar fue el de la afición del Cádiz, ya que el conjunto andaluz ascendió hace unos días a Primera División y la hinchada cadista pecó por momentos de fatal de control al estar las calles de la ciudad llenas de gente, sin mascarilla y en actitudes máximo riesgo.
Parece ser que solo la afición del Real Madrid ha sabido dar ejemplo en estos últimos días ya que, a pesar de haberse proclamado campeón de liga, su hinchada supone contenerse y no acudir a la fuente de Cibeles para celebrar el título, tal y como le había pedido el propio club.
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