El Barça consiguió una renta amplia en la primera parte gracias al arreón del equipo con el que saltó al Camp Nou y consiguió la clasificación para los cuartos de final. Los azulgranas superaron a un Nápoles que tuvo mejor presencia sobre el campo, pero que no consiguió batir a Ter Stegen para poner en más aprietos a los culés. La próxima semana espera un Bayern que amenaza mucho más. [FC Barcelona 3-1 Nápoles: Narración y estadísticas]
Sobre todo teniendo en cuenta el bajón físico que evidenció el equipo durante la segunda parte. Los de Setién no propusieron nada en este tramo del partido y sufrieron más de la cuenta, aunque no se evidenciara en el marcador. Malas sensaciones que deja este final del partido. El cántabro tendrá que trabajar mucho durante la semana si no quiere ser atropellado por el conjunto bávaro.
Arreón azulgrana
Comenzaba el Nápoles avisando seriamente a los culés. Dries Mertens enviaba un balón al palo en el segundo minuto del choque. El belga salió en punta junto a Lorenzo Insigne, a pesar de que ambos arrastraban molestias. Sobre todo el italiano, del que no se esperaba que jugase como titular. Los de Gattuso habían salido bastante bien, pero una acción cambió el partido.
Un saque de esquina que botó Rakitic encontraría la cabeza de Lenglet que, a placer, remataría hacia la portería de Ospina para hacer el primero del partido. Antes, había empujado descaradamente a Diego Demme quitándoselo de encima. De hecho, el austriaco golpeó a su compañero Koulibaly impidiendo que pudiera ponerse delante del francés. El VAR lo revisó, pero no decidió anular el tanto.
También apareció la pizca de suerte necesaria en estas eliminatorias. Leo Messi luchó un balón que ya había perdido, se lo llevó y, cuando se caía, se sacó un disparo que Ospina, blando, no despejó del todo y se coló por el segundo palo. Los azulgranas pusieron tierra de por medio a pesar de que no estaba dominando el choque. Con todo, el parcial de los octavos estaba muy de cara para los de Setién. Tuvo el tercero el argentino, pero el VAR le quitó el tanto por una mano en el control.
Leo estaba de dulce y se hacía notar. El argentino fue a pelear un balón que tenía en su posesión Koulibaly y, cuando el central iba a despejar, golpeó el pie del astro azulgrana provocando un penalti que tuvo que revisar el VAR durante varios minutos. Lo preocupante para la parroquia del Barça era que Messi no se levantaba. Finalmente lo hizo cojeando y Luis Suárez lo marcaba. La primera parte daría cabida a una intervención más del videoarbitraje. Rakitic derribaba a Mertens en el área culé y Çakir pitaba penalti. Los asistentes refrendaban la decisión e Insigne recortaba distancias.
Bajón físico
Volvió del descanso el Nápoles dominando. El cambio de Demme por Lobotka le había sentado bien a los de Gattuso. Koulibaly avisó en el saque de una falta de cabeza e Insigne dio continuidad a esa superioridad con otra ocasión que obligó a Ter Stegen a estirarse. Los italianos estaban mejor sobre el césped, pero no terminaban de encontrar la portería rival.
El dominio del conjunto visitante en la noche de este sábado en el Camp Nou fue más que una realidad. El Barça tuvo que achicar agua en la segunda parte en la que no demostró nada y se dedicó a vivir de la renta conseguida en la primera mitad. Los azulgranas resistieron y Ter Stegen tuvo que aparecer en un par de ocasiones. Pero, a la vez, en Múnich, estaba jugando el que será su rival en los cuartos de final y estaba dando descanso a los jugadores fundamentales mientras toreaba al Chelsea.
El bajón físico del equipo fue más que patente. Luis Suárez estaba sobrecargado y, sobre todo, Messi estaba desaparecido. El argentino no fue ni una sombra de lo que demostró en la primera mitad. El bajón del '10' culé evidencia que será complicado que el equipo pueda aguantar el ritmo de la burbuja de Lisboa en la que los encuentros serán más seguidos. Los de Setién llegan con la bombona y los cuatro centrocampistas serán necesarios la próxima semana.