El idilio del Sevilla con la Europa League continua siendo único y especial. Los de Julen Lopetegui vencieron al Inter de Milán en una final de infarto para hacerse con el sexto título de la segunda máxima competición continental. Un partido marcado por los errores de Diego Carlos que le convirtieron en villano, pero que, cosas del destino, se convertiría en héroe cazando una chilena en la segunda parte para romper el empate en el marcador y dar un nuevo entorchado al conjunto hispalense. [Sevilla 3-2 Inter de Milan: Narración y estadísticas]
Al Sevilla le tocaría remontar una vez más. Es su Europa League de las remontadas ya que tanto en cuartos, como en semis, como en esta gran final se vio con marcadores adversos. El carácter de este equipo, siempre con el corazón desbocado, volvería a hacerse notar. Por Antonio Puerta, pero este año también por José Antonio Reyes, el jugador que más veces ha ganado esta competición y que, desde el cielo, estará celebrando este nuevo éxito de los del barrio de Nervión.
Diego Carlos villano
El Sevilla comenzaba el partido igual que lo hizo en los cuartos de final ante el Wolverhampton. Diego Carlos se veía superado por la potencia de Romelu Lukaku y, en la carrera, el brasileño arrolló dentro del área al belga. El colegiado holandés no se lo pensó, pitó penalti y el VAR lo refrendó. El mismo delantero portentosamente físico, aunque el central del Sevilla no tenga nada que envidiarle, aprovechó un error de Banega y no falló. A los andaluces no les quedaba otra que levantarse y creer en que esto podría terminar igual que el choque mencionado.
Y entonces apareció el hombre de las semifinales. Luuk De Jong no parecía un delantero goleador durante la temporada. De hecho, muchas mofas de la afición sevillista incluían al ex del PSV. Pero Jesús Navas ha hecho mejor a mucha gente y el holandés no iba a ser menos. Otro centro del lateral de Los Palacios encontró en el área al nuevo 'killer' de los de Nervión para que, en plancha, rematase de cabeza y batiera a Handanovic.
El VAR estaba para citas como las de hoy, pero Makkelie decidió que había visto la mano de Diego Carlos dentro del área después de un disparo de Lautaro. El balón golpeó claramente en el central brasileño, pero el colegiado decidió que no la iba a revisar en el monitor. Si el partido estaba poco caliente, el árbitro le puso un punto más. Conte, desatado; Lopetegui le mandaba callar. Banega comprobaba si sus injertos de pelo eran de verdad.
Había una jugada que el Sevilla no estaba leyendo y es la que le dio el primer gol al Inter. Todo vino precedido del saque de una falta a favor de los hispalenses. Banega la perdió y salieron rápido a la contra. 15 minutos después lo volverían a repetir. Lautaro se ponía en la barrera y, en cuanto sacaban la falta, corría en dirección del campo del Sevilla. Así se plantaría otra vez en el área de Bono, pero esta vez su caída en el área no fue penalti.
Pero daba igual. En Colonia alguien había sido destinado a ser el hombre de esta final de la Europa League para el Sevilla. Era delantero, era holandés y tiene una cabeza de oro. De Jong volvió a aparecer en el área del Inter y, tras una banana de Banega tras botar una falta, emergería por encima del resto de los jugadores y pondría por delante en el marcador a los hispalenses.
Si De Jong era el héroe, Diego Carlos, el villano. Dos minutos después, tras una falta botada por Barella, el brasileño perdería la marca de Godín y 'El Faraón' haría el empate. Para el aficionado neutral la final estaba siendo divertidísima. Para el purista, llena de detalles. Para el sevillista o el interista, no había uñas en el cuerpo para que llegasen vivas al minuto 35. La tuvo otra vez de cabeza el equipo andaluz antes del descanso, pero la contienda quedaría en tablas.
Diego Carlos héroe
La intensidad no se perdería con la marcha de los dos equipos a los vestuarios al descanso. El Inter cada vez que llegaba al área de Bono lo hacía con peligro y una llegada en segunda línea de Gagliardini sería un aviso muy claro. Lo que tampoco se había calmado era el ímpetu de los italianos en cuanto a las faltas. Los de Conte no dudaban a la hora de ir al césped para paliar el juego de los de Lopetegui. Eso sí, el tanteo de tarjetas estaba empatado a dos.
Diego Carlos tampoco cambiaría en la segunda parte. Se comió un balón a su espalda para que Lukaku se fuera contra la portería de Bono. Se veía el desastre, pero apareció el portero marroquí. La salida del guardameta contra el belga fue más que estupenda y evitó que el Inter se pusiera por delante en el marcador de nuevo. La final se iba a decidir por detalles y este sería uno de ellos.
Ocampos aguantó 68 minutos sobre el campo. La estrella de este Sevilla estaba tocada desde la semifinal. Con problemas en una de sus rodillas arriesgó para estar en la final y, aunque no tuvo la misma incidencia que en otros partidos, cumplió con su función. Munir entraría para añadir más velocidad al ida y vuelta que era este encuentro. Pólvora y chispa para el Sevilla.
Diego Carlos, villano hasta ese momento en el partido, también aprovechó para que le vendasen el muslo. Un tratamiento que cambió su suerte en el choque. El brasileño, a la salida de un saque de falta frontal, cazó un rechace con una chilena que acabaría dentro de la portería de Handanovic. Encontraría por el camino su disparo la ayuda de Lukaku, que al tratar de despejar haría que el balón se dirigiera a las mallas. De villano a héroe en una jugada.
Aún así quedarían 15 minutos no aptos para cardíacos. Un balón colgado al área de Bono acabaría en los pies de Victor Moses, que acababa de entrar, pero su disparo acabaría en los pies de Koundé sobre la línea de gol. El central francés despejaba y se quedaba tumbado sobre el césped empezando a aquejar problemas físicos. Los mismos que seguían en el cuerpo de Diego Carlos y que también aparecerían en el de Fernando Reges.
El central brasileño no aguantaría más y tendría que ser sustituido por Gudelj. Los últimos cinco minutos de partido serían larguísimos. Conte lo ponía todo sobre el campo quitando a Godín y metiendo a Candreva con seis minutos de añadido por jugarse. Bono tuvo que aparecer una vez más después de que Barella cazara un balón suelto en el área sevillista, pero el guardameta estuvo inmenso en la segunda parte y confirmaría la sexta Europa League para el Sevilla.