El todavía jugador del FC Barcelona se ha declarado en rebeldía. Leo Messi no acudirá a las pruebas PCR que deben pasar todos los jugadores de la plantilla, tal y como marca el protocolo sanitario. Por ello, el argentino tampoco podrá acudir a los entrenamientos que comienzan el lunes. Una decisión que llega después de que el club rechazara una reunión para pactar su salida amistosa.
Messi, pese a sostener que ya no forma parte de la plantilla tras el envío del burofax a la entidad, se enfrenta a varias sanciones siguiendo el código disciplinario del club y el ratificado por el sindicato AFE y LaLiga. Si la estrella blaugrana sigue sin acudir a las sesiones que tiene marcadas el equipo, las sanciones aumentarán propiciando un panorama indeseable para gran parte de la afición culé.
El jugador, por el momento, ha comunicado al FC Barcelona que no irá el domingo como tiene marcado el club. Messi, en ese punto, cometería una falta considerada leve que no tendría mayores consecuencias. Sin embargo, dado que no podrá realizarse las pruebas PCR que son obligatorias antes de reencontrarse con el grupo, el argentino tendría que ausentarse también el lunes. Y, en ese caso, la falta pasaría de ser leve a ser grave.
El código de disciplina indica que, en aquellos casos donde se ausente en dos ocasiones sin motivo justificado, el jugador puede ser suspendido de empleo y sueldo de dos a diez días. Esa es la sanción que, por el momento, parece más probable para el jugador siguiendo las pautas marcadas en el código.
Sin embargo, si se mantiene en rebeldía y rechaza ir al resto de sesiones de entrenamiento, la sanción iría a más. A partir del martes incluido, si Leo Messi no acude a las sesiones marcadas por el FC Barcelona incurrirá en una falta muy grave al haber cometido tres o más "faltas de asistencia al trabajo sin causa justificada". En este caso el argentino podría ser sancionado con una multa del 25% de su salario e incluso ser suspendido por 30 días.
Los casos más extremos y que no se barajan en este momento llegan a un despido fulminante por falta de asistencia. Una situación que supondría la mayor crisis deportiva e institucional en el fútbol de élite en los últimos años.
El Barça defiende que siga
El club no se ha movido lo más mínimo de su posición. La misma que antes del desastre de Lisboa e idéntica a la que mantuvieron días después. Josep María Bartomeu no quiere quedar como el presidente que perdió al mejor jugador de la historia del club. Y, en caso de que eso ocurra, su objetivo es que sea evidente que la decisión es de Messi y no culpa suya.
Por ello, el presidente de la entidad llegó a ofrecer recientemente su dimisión a cambio de la continuidad de Messi. El jugador tenía que salir públicamente y reconocer que el problema era Bartomeu. En ese caso, el máximo dirigente se apartaría y dejaría a su Junta Directiva al frente.
Las declaraciones de la entidad blaugrana sobre el 'caso Messi' han sido escasas en estos últimos días. Bartomeu evitó el encuentro con la prensa durante la presentación de Trincao y el único que se ha dispuesto a hablar ha sido Ramón Planes, que subrayó la postura oficial del club.
"No contemplamos ni ningún tipo de salida de Leo a nivel contractual. Queremos que Leo se quede. Hay que tenerle un respeto enorme. El futuro que nos viene es positivo", sentenció el máximo cargo de la secretaría técnica.
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