Este lunes 31 de agosto, los futbolistas del Barcelona estaban citados para el comienzo de los entrenamientos en la Ciudad Deportiva Joan Gamper de Sant Joan Despí a las 17:30 horas. Tal y como estaba previsto, Leo Messi no se ha personado en las instalaciones del club blaugrana, al igual que tampoco el domingo se sometió al test PCR previo a ese regreso al trabajo de preparación para el inicio de La Liga.
La 'era Koeman' da comienzo así con un grave problema en el seno de la institución. Después de la debacle frente al Bayern Múnich en la Champions League y la posterior llegada del técnico holandés, por la cual jugadores como Luis Suárez fueron colocados en la rampa de salida, el todavía '10' culé tomó una decisión que todo apunta a que es irreversible: quiere abandonar Can Barça.
Para comunicar su decisión al club, Messi mandó un burofax a las oficinas del Barça anunciando que quería abandonar el Camp Nou. Para ello, el futbolista argentino se remitió a la cláusula que figura en su contrato, según la cual al finalizar la temporada podía elegir de manera unilateral acabar su vinculación con el Barcelona e irse de la Ciudad Condal a coste cero.
El pulso continúa entre las diferentes partes. Ya se había deslizado que el argentino estaba firme con su postura y que no pasaría el test PCR, una prueba obligatoria, establecida por el protocolo de LaLiga, para regresar al trabajo. Sin test no hay entrenamiento y ahora tanto el jugador como el Barça deben poner sus cartas sobre la mesa y comenzar una negociación que se presenta apasionante a la par que dura.
Posturas antagónicas
Messi quiere irse y sabe que 'novias' no le van a faltar. Pero hay un problema en su deseo: su cláusula de rescisión. El futbolista mantiene que puede salir gratis gracias a ese punto que añadió en su contrato, pero desde el Barcelona mantienen que esta cláusula venció el pasado mes de junio y que si ahora quiere irse, el club donde continúe su carrera debe abonar 700 millones de euros.
Una cifra imposible para cualquier institución, ya que se incumpliría de inmediato el Fair Play Financiero de la UEFA. Es por eso que los Messi están dispuestos a negociar la salida. De hecho, incluso desde algunos medios apuntan que pueden acercas posturas. La estrategia de los argentino es clara: primero intentarán hacer efectiva la cláusula de salida y sino apostarán por negociar un precio de salida muy inferior a esos 700 'kilos'.
El Barça, por su parte, no quiere ni oír hablar de que el actual Balón de Oro abandone el club. En el Camp Nou piensan que todavía es posible convencer al futbolista de que se quede y de que incluso llegue a firmar la renovación, algo que le ofrecerán a Jorge Messi cuando se sienten a negociar. Mientras, Manchester City, PSG o Inter de Milán siguen a la expectativa de lo que ocurra en los próximos días y es que ellos son los principales candidatos a hacerse con los servicios de Leo.
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