El futuro de Leo Messi pasa por lo que suceda este miércoles en las oficinas del Camp Nou. En la mañana de este día 2 de septiembre su padre, Jorge, llegará a Barcelona para desbloquear la situación de su hijo, encallada desde que él comunicó al club que se marcharía, Josep María Bartomeu le dijo que se quedase, él pidiera irse gratis, el Barça le dijo que tiene una cláusula en vigor, él pidiera negociar por su salida y el conjunto azulgrana se volviera a remitir al contrato.
El Manchester City aguarda también como agua de mayo que todo vaya en esta conversación prevista durante este día entre Jorge Messi y Bartomeu. Abu Dhabi, Ferrán Soriano, Pep Guardiola y el mismo jugador estarán pendientes de que uno consiga 'firmar la paz', al menos parcialmente, para que el argentino pueda salir de la mejor de las maneras del club, aunque es difícil pensar que eso sea posible después de lo vivido en las últimas semanas.
La fractura de las relaciones entre el capitán y la dirección deportiva es tal que no será Messi el que trate de pactar una salida, a su manera, amistosa. Es decir, que sea mediante el pago de una cantidad concreta que permita al conjunto británico poder acometer la operación. Por eso surge este hombre de paz, este 'casco azul', para que los azulgranas tengan una definición de lo que sucederá en el futuro más a corto plazo de su plantilla.
Jorge Messi es la extensión de Leo, una especie de termómetro que mide lo que sucede en torno al jugador del Barcelona y a él mismo. Ahora surge su figura para tratar de llegar a un acuerdo con Bartomeu para conseguir la salida de su hijo sin que haga falta desembolsar esos 700 millones que pide el club. Primero tratará de defender la postura de su hijo de que podría salir gratis, pero también quiere dejar claro que la intención del '10' siempre ha sido la de llegar a un acuerdo.
De Rosario para el mundo
El padre del astro de Rosario es su cabeza para los negocios, su filtro ante la prensa y el encargado de gestionar cualquier cosa que no sea fútbol y tenga que ver con Leo. Desde que se instalaron en Barcelona, allá por el año 2001, se convirtió inmediatamente en el CEO de esa gran empresa que hoy en día es Messi, que maneja más de 85 millones de euros de ingresos anuales entre su ficha en el Barça y los contratos publicitarios.
Le describen como un hijo de inmigrantes apasionado del fútbol que llevó una vida muy modesta hasta que el tercero de sus hijos, Lionel, le cambió la vida. Tanto los Messi como los Cuccittini provenían de dos familias con antepasados italianos. Jorge era jefe de sección en una fábrica de acero. Celia trabajaba en un taller de bobinas magnéticas, y algunas biografías del futbolista hablan también de que en ocasiones completaba el sueldo limpiando casas. El matrimonio tuvo cuatro hijos. Después de Rodrigo y Matías llegaron Lionel y la niña, María Sol. Vivían sin lujos en la calle Lavalleja, al sudeste de Rosario.
Cuando viajó a El Prat junto a toda la familia, buscó la fórmula para poder pagar el tratamiento hormonal para paliar el problema de crecimiento de Leo. El Barça fue el único club que se lo ofreció, firmó la famosa servilleta y el resto es historia. A partir de ese momento, Jorge Messi se convertiría en todo para el pequeño astro rosarino mientras Celia y sus hermanos viajaban rumbo a Argentina de nuevo. El éxito del Barça enderezó una situación con miles y miles que existen en el país sudamericano. Su hijo supuso un vuelco vital a este trabajador del acero.
La necesidad del acuerdo
Desde Barcelona se filtra que Bartomeu no tiene contestación a sus mensajes a Leo. Doble 'check' azul en WhatsApp. Después de que el presidente enviara la misiva pidiendo a Messi que saliera públicamente y dijera que el máximo responsable del club es el culpable de que se quiera ir, comprometiéndose a dejar la presidencia, Messi no ha hecho ningún gesto más.
Hay mucho dinero en juego para los Messi. Si consiguen salir gratis, se llevarían a toca teja la prima de fichaje que, en caso contrario, el Manchester City ofrecerá al Barça para convencerle. Es una cuestión de 100 millones más o menos. Además, se aseguraría el futuro con ese acuerdo para terminar su carrera en el New York City, del mismo grupo que el conjunto inglés.
La rebeldía de Messi ha llegado al punto de que sigue sin acudir a los entrenamientos, mientras la lista de descartes de Koeman sí que está acudiendo. El mismo Luis Suárez, su vecino y amigo, ha acudido tanto a las pruebas como a los dos días de preparación para la temporada que lleva el equipo. Aún así, el uruguayo sigue tratando de llegar a un acuerdo para conseguir la carta de libertad y el pago del año de salario que le queda.
De hecho, el club ya tendría motivos para suspenderle de empleo y sueldo, aunque no lo hará por ahora hasta que se produzca el encuentro de este miércoles. La imagen del club solo hace que deteriorarse con todo esto. Aunque Bartomeu está poniendo todas sus armas para aguantar el pulso, la realidad es que a su alrededor se ha cavado un foso en el que terminará cayendo.
Leo Messi y Jorge se verán antes de esa cita, hablarán con sus abogados y se prepararán para un envite final en el que podría salir decidido el futuro del '10'. Quizá sea una batalla de varios días, pero, tal y cómo están los ánimos en el entorno del jugador, no hay mucha intención de hacer muy larga la conversación. Se quieren ir, gratis o pagando, pero no hay vuelta atrás. El trabajador del acero tendrá que pulir la plancha más complicada de su vida.
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