El fútbol no profesional tenía este viernes 4 de septiembre un día clave de cara a su futuro. El Consejo Superior de Deportes tenía planeado reunirse con las tres principales asociaciones representantes de los clubes. La cúpula del CSD, a falta de Irene Lozano, iba a estar representada por el director general de la institución, Joaquín de Arístegui. Y la decisión ha resultado ser muy acertada.
La cita se planteó desde un primer momento desde ProLiga, LNFS y ACFF como un cara a cara para trasladar, por primera vez y de manera directa, los problemas que viven sus categorías en estos meses de crisis. En todos los casos la comunicación con la RFEF es escasa, casi nula, y sus propuestas apenas se tienen en cuenta.
Es por ello que, nada más conocer que la Real Federación Española de Fútbol iba a retrasar el inicio de las competiciones, planteadas en ciertas categorías para el 5 de septiembre, las tres asociaciones optaron por unirse para ir al Consejo Superior de Deportes. Pidieron una reunión urgente. La respuesta, sin embargo, no lo fue tanto y tardó varios días. Finalmente llegó la réplica. El encuentro se iba a producir, pero Irene Lozano no estaría presente. Además, no se llegó a indicar día ni hora en un primer momento.
La sensación entre los afectados no era de optimismo. No entendían que no hubiera una fecha más clara. Solo les trasladaron que se produciría en la primera quincena de septiembre. Por si fuera poco, la ausencia de la máxima mandataria del ente, Irene Lozano, le restaba algo de importancia a la reunión a cuatro.
Todo ello ha terminado por olvidarse tras el último encuentro. De Arístegui ha cumplido y el CSD ha dado un golpe en la mesa. Pese a que su labor se ha puesto en duda en varias ocasiones, el acuerdo logrado recientemente entre LaLiga y la RFEF, y esta última reunión considerada como productiva por todos los protagonistas, les sitúa en cierta posición de liderazgo de la situación. El Consejo Superior de Deportes toma agenda propia y da cierto impulso al conocido como deporte no profesional.
Los objetivos de las asociaciones
Las tres asociaciones llevaban un tema para ponerlo encima de la mesa. La Liga Iberdrola quiere ser considerada una liga profesional, lo que les otorgaría cierta independencia de la RFEF y una autonomía con la que ya cuenta la Primera o Segunda división masculina. Igualmente, la LNFS acudía con el mismo planteamiento. Ambas cumplen los requisitos y quieren funcionar al margen de la Federación, cuya gestión estos meses no ha sido aplaudida, y que ha paralizado y puesto en riesgo las economías de los profesionales.
Por su parte, ProLiga, representante de clubes de Segunda División B y Tercera, consciente de que es más difícil convertirse en categoría profesional de un día a otro, quería presentar algunas modificaciones legales para evolucionar y comenzar el camino hacia una futura profesionalización. Todos conocían sus intenciones, incluido el CSD.
La reunión comenzó sobre las 10:30 horas de la mañana. Y se alargó más tarde de las 12:00. Estaba siendo productiva. Inmediatamente después de finalizar el encuentro, las tres asociaciones lanzaron un comunicado conjunto y pactado. No querían que hubiera ningún fleco suelto. El resultado y opinión era común: la cita había merecido la pena.
Plan de acción acordado
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, el encuentro ha sido muy satisfactorio para todas las partes. No hay nadie que no haya salido descontento de la reunión. El trato y ambiente en general fue cordial. Los halagos hacia Joaquín de Arístegui no son pocos y su presencia en la cita ha sido todo un acierto visto el resultado.
Respecto a los objetivos con los que acudían las respectivas asociaciones, no hay nada cerrado. Simplemente un pacto tácito por el que las reuniones entre el CSD y los representantes de los clubes se sucedan en un futuro para tratar temas de urgencia y relevancia. Una especie de plan de acción para ir cumpliendo metas en la profesionalización. Es un paso de gigante, pues las tres asociaciones se saltan así el vació de la RFEF y logran un reconocimiento de los organismos oficiales.
La Liga Iberdrola es, por el momento, la mejor posicionada para conseguir ser profesional. La primera división femenina cuenta con buenos datos económicos y asociativos para cambiar su condición de "no profesional". Los requisitos se pueden cumplir y en el CSD llevan semanas estudiando el caso, tal y como ha podido saber EL ESPAÑOL.
Además de los datos de la propia liga, también cuentan con el beneficio de la presión social. El deporte femenino sigue en auge y las licencias y afición a este siguen creciendo, por lo que lograr una igualdad total entre la La Liga y la Liga Iberdrola es uno de los objetivos del ente liderado por Irene Lozano. En el Consejo Superior de Deportes no se ponen plazos, pero recalcan que es "necesaria" una profesionalización.
El fútbol sala, por su parte, quiere aprovechar ese tirón de la Liga Iberdrola. También cumplen los requisitos y es una demanda que se viene produciendo desde hace meses. De hecho, han comenzado una campaña paralela para ganar apoyos en la sociedad. Recientemente se reunieron con el PP y, antes de acudir al CSD, tuvieron una reunión con el PSOE donde el partido del Gobierno trasladó su visto bueno a convertirles en liga profesional. Hay cierto optimismo y el bien de la Liga Iberdrola puede suponer el suyo propio.
En lo que respecta a la Segunda B y Tercera División, sus objetivos son algo diferentes. Ambas categorías no son iguales y existe cierto abismo económico y organizativo entre la categoría de bronce y la Tercera. Sin embargo, el planteamiento que se hace es el de ir dando pequeños pasos en Segunda B, que después se repitan en Tercera, para en un futuro cercano convertirse en categoría profesional.
Se desmarcan de la RFEF
El Consejo Superior de Deportes, hasta el momento, había mantenido cierta relación de cooperación con la RFEF. O, al menos, se había evitado por todos los medios inmiscuirse en las 'guerras' particulares del organismo liderado por Luis Rubiales. Es por ello que la reunión con estas tres asociaciones, opuestas a la gestión del presidente de la RFEF, no gustó en la Federación.
Durante las horas previas al encuentro, la Federación, de la mano de Andreu Camps, envió una comunicación al CSD donde criticaba el encuentro y pedía que se cancelara. Lo veían como una traición. Según la RFEF, las tres asociaciones no eran representativas de nada. El mensaje sorprendió, era inesperado y más en la fecha que se había enviado.
Sin embargo, el CSD no se movió ni un ápice de su postura. El encuentro iba a producirse y ellos, como Consejo Superior de Deportes, se reunirían con todos aquellos grupos que con razones solicitaran cualquier tipo de cita. Un desmarque total de la estrategia de la Federación.
Tras el encuentro entre las tres asociaciones y el propio CSD, la RFEF ve cómo el ente presidido por Irene Lozano cumple su papel de neutralidad y mantiene buenas relaciones con los que son considerados enemigos públicos del grupo de Luis Rubiales.
[Más información - Rubiales, único candidato a la presidencia de la RFEF: Miguel Bestard mandará hasta el día 21]