La 'nueva normalidad' de Messi en su vuelta con el Barça: ni rastro del nuevo proyecto ganador
El argentino ha vuelto a la disciplina del club tras el cisma de su posible salida y las únicas novedades del equipo son la llegada de Koeman y la posible salida de Luis Suárez.
11 septiembre, 2020 00:08Noticias relacionadas
Leo Messi está de vuelta con el FC Barcelona. El jugador argentino ha vivido el verano más corto, pero más intenso, de toda su carrera. El '10' estaba decidido a salir del Barça y puso todo lo que tenía dentro para forzar su adiós del que ha sido su club los últimos 20 años. Pretendía marcharse de la que había sido su casa tras una temporada catastrófica y ante un futuro nada alentador sin un proyecto deportivo de garantías.
Por ello, Messi decidió ponerse a sí mismo en el mercado en busca de un equipo que sí le facilitara eso, una vía más o menos estable para poder competir en Europa, algo que el FC Barcelona no ha hecho en los últimos años ya que, como afirma el argentino, en Can Barça solo se han hecho malabares con la la plantilla y se han tapado agujeros.
Sin embargo, Bartomeu tensó la cuerda más que nunca, se remitió a la ya famosa cláusula de los 700 millones de euros y encerró en un callejón sin salida a Messi. Al jugador y a su entorno no les quedó más remedio que sacar la bandera blanca y rendirse, accediendo a quedarse en el club, al menos, un año más. Bartomeu sabía que solo así tendría una oportunidad de intentar convencer a Leo de prorrogar su contrato. Accediendo a su marcha, lógicamente, estaba perdido.
Ahora, Leo Messi incluso ha vuelto a los entrenamientos tras su periodo de rebeldía y ha podido comprobar por sí mismo cuál es el proyecto del Barça para esta temporada. Y seguramente, Messi no habrá recibido una alegría al ver en el jardín en el que vuelve a estar metido. Con un equipo prácticamente idéntico que el que naufragó frente al Bayern en Champions y frente al Real Madrid en La Liga, con un entrenador que lejos de tenderle una mano ha llegado para ser un sargento de hierro, y con la continuidad de su amigo y mayor apoyo Luis Suárez totalmente en entredicho.
Malas noticias para Messi
Antes de saber que el argentino quería marcharse, o al menos antes de que este lo comunicara de forma oficial y abierta a través del famoso burofax, el club ya había prometido en todos sus frentes que este verano sería la fecha escogida para una reconstrucción del equipo para crear un nuevo ciclo triunfal. De esta forma, la entidad blaugrana esperaba contentar a Messi, piedra angular de su proyecto, y a la afición, destrozada tras la humillación en Champions.
Esa reconstrucción comenzó con la salida de Quique Setién y con la búsqueda de un nuevo técnico. El cántabro no había dado el nivel, o mejor dicho, no tenía el nivel necesario para afrontar un reto tan difícil como es este Barça y supuso un parche más de la junta directiva que preside Josep María Bartomeu. Al menos, Setién era un fan declarado de Messi, aunque llevara consigo al exigente Sarabia.
Su recambio ha sido Ronald Koeman, un técnico bastante lejano a esa cultura cruyffista que presume buscar el FC Barcelona y que ha sido la llave de sus éxitos y de su identidad. Un técnico que en la mayoría de sus equipos no ha conseguido implantar un estilo de juego definido, que es más amante del músculo y la intensidad que del toque y del fútbol ofensivo y que ya amenaza con imponer cambios y derrocar el estilo de juego que quedó instaurado desde la era Guardiola con tres centrocampista creativos y tres delanteros. La llegada del doble pivote y el blindaje defensivo más rácano podrían estar cerca de llegar al Camp Nou.
Además, han optado por técnico duro, poco amigo de los jugadores, que no quiere grandes figuras en el vestuario que puedan restarle autoridad y con muy poca mano izquierda. Y si no que se lo pregunten al propio Leo Messi, por quien poco ha hecho el holandés desde su llegada a pesar de que ha estado a punto de abandonar su barco siendo en teoría el jugador más importante de la plantilla.
De momento, esa reconstrucción de la que hablaba el presidente se ha quedado en la salida de Ivan Rakitic, un jugador que podía haber terminado su ciclo en Can Barça, pero que era muy respetado en el vestuario, y en la llegada de algunos de jugadores jóvenes como Pedri o Trincao que ya estaban cerrados y que son claramente una apuesta de futuro y no de presente, que es lo único que tiene Messi en el Barça.
Así se presenta el nuevo proyecto deportivo del FC Barcelona dirigido por Ronald Koeman y con el que la entidad debe convencer a Messi de que renovar es su mejor opción, con algunos jugadores extremadamente jóvenes y sin experiencia y con la salida de su mejor amigo, Luis Suárez, en boca de todo el mundo como ya lo estuvo la suya. El resto, lo que ya conocía antes de saltar al estadio Da Luz para medirse al Bayern Munich.
Fantasmas del pasado
Leo Messi lleva muchos años reclamando que el FC Barcelona no ha hecho grandes fichajes y que ha despilfarrado el dinero en jugadores que no han terminado de dar sus frutos y, todo ello, a cambio de perder a piezas importantes de la plantilla y de su propio entorno. Es recurrente hablar de la pérdida de Neymar, pero lo cierto es que es algo que Leo tiene enquistado y que no termina de superar, y no solo por la pérdida de un amigo y de una estrella que le ayudaba y le complementaba en el césped, sino por otro motivo.
Cada vez que Messi piensa en la venta de Neymar se le vienen a la cabeza los fichajes de Dembelé y Coutinho, dos jugadores por los que el Barça pagó el sobre coste de tener la chequera llena con la venta de Neymar y los famosos 222 millones de euros. El argentino no ha superado aun que el dinero que se recibió por el segundo jugador más importante de la plantilla se gastara en dos futbolistas que han fracasado con la camiseta del FC Barcelona.
En el futbolista francés todavía se confía por su juventud, pero las lesiones que le castigan hacen ver también que cada vez tiene menos oportunidades de rendir en la élite. De momento, es una pieza importante de la delantera culé, pero tendrá que convencer a Koeman en el campo de que sigue siendo ese jugador que deslumbró en el Dortmund tras una temporada en blanco.
Por su parte, el exjugador del Liverpool ha sido un caso todavía más catastrófico. No solo no triunfó en el FC Barcelona el tiempo que estuvo, sino que además tuvo que salir porque para el club era imposible hacerse cargo de su salario. Se marchó al Bayern, donde ha jugado, pero no ha brillado, aunque le ha servido para eliminar al conjunto culé de la Champions, meterle dos goles y terminar levantando el triplete en una temporada repleta de éxitos en cuanto a lo colectivo se refiere.
Sin embargo, y ante la falta de fichajes y ofertas, Coutinho ha regresado a la disciplina culé en lo que se ha disfrazado de "refuerzo" cuando realmente ha sido un "problema". El FC Barcelona no ha conseguido desprenderse de él y ahora tendrá que volver a lidiar con un problema del pasado, buscarle acomodo en el campo a un jugador que parte desde la misma posición que Messi. Ese fue uno de los motivos por los que Coutinho, que venía de ser uno de los mejores de la Premier, no pudo brillar en el Camp Nou, porque tuvo que conformarse con el ostracismo de jugar alejado de su mejor posición.
Por ello, este año, tanto el brasileño como el argentino volverán a reeditar un problema que creían superado: uno volverá a salir de su mejor posición y otro volverá a ver lo que podría haber sido un gran refuerzo para su proyecto ganador y que finalmente ha terminado siendo un descarte con billete obligatorio de vuelta.
Pero estos fantasmas del pasado no solo están escondidos bajo la figura de Coutinho, sino que también están reflejados en la figura de Antoine Griezmann. El francés creía haberse librado de Messi tras su petición de salida, pero ambos tendrán que volver a compartir vestuario una temporada más. La relación entre Messi y Griezmann no ha funcionado ni dentro ni fuera del campo, y el galo ha pasado en unas horas de ser el líder del proyecto de Koeman a tener que dejar su sitio a Messi, pero esta vez podría ser sin la figura de Suárez como intermediario.
La posible salida del uruguayo y la presencia de Messi podrían hacer que Griezmann terminara jugando de 'nueve', lo que sería otro peaje más de un fichaje realizado por interés personal y no como parte de una planificación deportiva. Al igual que Coutinho, Griezmann se resiente de la presencia de Messi en el campo que le deja sin su lugar específico, lo que provoca su pobre rendimiento y una difícil relación personal que ya se ha podido ver este año.
Ni fichajes ni la salida de Bartomeu
Leo Messi fue muy claro en la entrevista concedida para comunicar que finalmente se quedaba. El argentino, que ya ha abandonado sus pretensiones económicas, esas que le hacían renovar cada seis meses, está decidido a encontrar un proyecto deportivo que le haga feliz y le permita luchar por todo, algo que no ve en el Barça y para lo que él tiene la receta.
El '10' sabe que el problema empieza desde arriba y que la única solución era la dimisión de Josep María Bartomeu, un presidente que con su gestión ha debilitado la plantilla del Barça y con el que no se habla. Leo no puede ni ver al máximo mandatario del FC Barcelona, y menos ahora que siente que le ha engañado con su promesa de dejarle salir gratis este mismo verano.
Por ello, el argentino ya tiembla solo de pensar que tendrá que pasar todo un año entero aguantando una situación insostenible, además en una temporada especial. Bartomeu está obligado a intentar que Messi renueve, por lo que estará, como mínimo, hasta el próximo mes de enero, detrás del argentino, llamándole y pidiéndole reuniones para que reconsidere su decisión de salir y termine renovando. Por si no fuera poco con saber que está ahí, tendrá que aguantar como intenta convencerle de se quede tan solo unos meses después de haberle mentido.
Pero Bartomeu no será su único problema, ya que además de la caída de la Junta Directiva, lo que hace falta en un nuevo proyecto son fichajes, y fichajes de entidad. Sin embargo, Messi ya puede ir despidiéndose de jugadores como Neymar o como Lautaro Martínez y empezar a conformarse con los Pedri, Trincao, Pjanic y compañía. Además, la llegada de nombres como Memphis Depay, que sustituiría a uno de los máximos goleadores de la historia del Barça como Suárez, no parece precisamente el plan soñado por Messi ni su idea de tener un proyecto deportivo ganador.
La figura de Suárez, en entredicho
Por si todo esto fuera poco, por si no fuera suficiente con tener que volver a ver a un equipo desgastado, tener que aguantar a Koeman y a Bartomeu y saber que no habrá grandes fichajes, Messi tiene que convivir con la subasta pública que se ha generado en torno a su amigo Luis Suárez. El uruguayo es el mayor apoyo de Messi y si por el argentino fuera, su continuidad estaría más que firmada.
Sin embargo, el club se ha propuesto hacer el ridículo también en este asunto. En lugar de comunicarle directamente desde arriba que no contaban con él, prefirieron que lo hiciera Koeman, un hombre sin tacto ni relación alguna con el delantero y que despachó el asunto con una fría llamada de teléfono de algo más de un minuto, lo que provocó el cabreo tanto del ariete como de Messi.
Después de eso, comenzó la puja por sus servicios en la que nadie quería pagar un solo euro. Ni el Atlético de Madrid, ni la Juventus, ni ningún club parecía estar de acuerdo con las exigencias del FC Barcelona. Además, el propio club no se ponía de acuerdo con el delantero para rescindir de una forma amistosa su contrato.
Y por si esto fuera poco, ahora todas las informaciones apuntan a que el Barça estaría reconsiderando su decisión, habría abandonado la idea de la reconstrucción y pensaría en Suárez como integrante de la plantilla para el próximo curso después de haber mercadeado con él y haberle rechazado de una manera cuestionable.
En tan solo unos días, Messi ha podido comprobar como actúa el FC Barcelona, el club que le ha impedido salir para ser feliz, que le ha prometido un gran proyecto deportivo con Koeman a los mandos y que en realidad solo tiene los mismo mimbres que fracasaron el pasado año, pero, eso sí, con nuevos ridículos que ya llevan el sello de la temporada 2020/2021.
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