Luis Rubiales ya es oficialmente el nuevo presidente de la Real Federación Española de Fútbol. La noticia se sabía desde hacía meses. Concretamente desde que Iker Casillas diera un paso atrás y rechazara presentarse a las elecciones federativas. Tras esa renuncia, el ex líder del sindicato AFE sabía que iba a salir reelegido en el cargo sin ninguna oposición.
Este lunes 21 de septiembre, en una asamblea marcada por las medidas seguridad contra la Covid-19, se ha certificado su mandato hasta 2024. De los 105 votos emitidos, 95 fueron a favor de Rubiales y los otros diez quedaron en blanco. Respaldo absoluto de los presentes e inicio de una nueva etapa que estará marcada por las dificultades económicas.
Rubiales llegó en 2018 y tomó los mandos de una Federación muy tocada. La etapa de Ángel María Villar había denostado la imagen de la institución, relacionada con varios casos de corrupción y que apenas tenía credibilidad. Dos años después, Luis Rubiales tendrá que cambiar su estrategia de recuperar la imagen de la Federación para centrarse en la sostenibilidad y viabilidad del fútbol español.
"Voy a dialogar, pero con la firmeza de buscar el bien de todos, no de unos poquitos. El fútbol profesional son mil licencias, todo el fútbol son 1.100.000 licencias, y voy a luchar por ese 1.100.000 licencias, con rigor, con nuevos proyectos, con programas", ha indicado minutos después de confirmarse los resultados de la votación.
Una llegada revolucionaria
La figura de Luis Rubiales genera gran controversia en la actualidad. Tiene rivales, críticos y más de un enemigo. Sin embargo, su llegada a la Federación era esperada por la mayoría del mundo del fútbol. Suponía darle un cambio radical a la RFEF, que había vivido 30 años a las órdenes de un también polémico Ángel María Villar que solo perdió el puesto tras la destitución impuesta por el TAD en diciembre de 2017.
La incorporación de Rubiales suponía darle poder a un exjugador, que además había sido líder del sindicato mayoritario AFE y que prometía limpiar la institución. Tenía apoyos y generaba consenso en el mundo del fútbol, aunque estamentos como LaLiga o el CSD no eran partidarios de su llegada. Tal fue la confianza que se vio en él que arrasó ante Larrea, afín a Villar, con 80 votos de los 135 emitidos en la asamblea.
Su llegada, como era de esperar, no estuvo marcada por meses de paz ni calma. Rubiales cambió la RFEF y estableció su modelo. El objetivo era eliminar cualquier posible rastro de corrupción que manchara durante más tiempo la imagen de la Federación. Había que acometer un cambio de rumbo rotundo. Rubiales implantó toda una revolución en el fútbol, tanto para bien como para mal.
Entre sus medidas más polémicas se encuentra la destitución de Julen Lopetegui, que supuso la primera gran crisis de Luis Rubiales al frente de la RFEF. El seleccionador era despedido a tan solo 48 horas del debut de España en el Mundial de 2018. Una decisión que supuso el fracaso del combinado nacional en la cita de selecciones y que estuvo protagonizada por las numerosas contradicciones de organismo respecto a las negociaciones con el técnico y el Real Madrid, club al que iba a entrenar. Además, se optó por el cese contra la opinión de la plantilla. Todo un bombazo difícil de olvidar.
Frente al caos, el equipo de Rubiales también ha influido en los formatos del fútbol español, ayudando tanto a la competitividad como a las opciones de los equipos más pequeños. Si en febrero de 2019 anunciaba que el formato de la Copa del Rey se iba a modificar, a finales de abril la propuesta era un hecho.
El partido único, esa ansiada propuesta que se hacía entre los clubes más humildes y que gustaba por su éxito en Inglaterra, llegaba a España. Las eliminatorias a ida y vuelta no se iban a producir hasta semifinales. Y esto supuso un éxito que cambió el dominio en la competición y que dio oportunidades a clubes menos habituales.
Pero la noticia iba acompañada de otra que no se celebró tanto entre los aficionados españoles. La Supercopa de España también cambiaba de modelo. Iba a ser con cuatro clubes y, lo principal, se disputaría lejos del territorio español. Por ende, sin hinchas de cada club. 2020 vivió la esperada prueba, con el Real Madrid campeón en un estadio de Arabia Saudita.
Tensión en los últimos meses
Los últimos meses, marcados por la pandemia del coronavirus, han tensado aún más el mundo del fútbol español y las relaciones de la Federación con diferentes organismos. Si se conocían bien las diferentes de Rubiales con Javier Tebas, el presidente de la RFEF amplió su frente de rivales con las principales asociaciones de clubes femeninos y del fútbol sala. Solo ante el peligro.
El fútbol femenino, en pleno auge y cerca de convertirse en profesional tras la promesa de Irene Lozano, está organizado por la Federación. Pero convertirse en profesional le daría prácticamente el mando a los clubes, que demandan desde su asociación una mayor autonomía y control de la competición para que se tenga en cuenta la voz de un amplio número de entidades. Y algo similar ocurre en el mundo del fútbol sala, donde se ha llegado a interponer una querella por parte de Javier Lozano, líder de la LNFS, contra Luis Rubiales y que supuso la declaración de este ante los juzgados.
Dos frentes con los que apenas se tiene comunicación, según ha podido confirmar EL ESPAÑOL en los últimos tiempos, y que también ha abierto cierta grieta entre los clubes, divididos en afines o no afines a cada entidad. Por si fuera poco, la pandemia y el regreso del fútbol crispó aún más los ánimos.
La guinda a esta escalada de tensión llegó con el 'caso Fuenlabrada', en el que ya ha intervenido el CSD y que ha generado dos batallas: la de la RFEF con LaLiga y la de la RFEF con el Fuenlabrada. La Justicia, finalmente, será la que derimirá lo ocurrido.
Un futuro complicado
Los próximos meses no serán nada fáciles para Luis Rubiales. Frente a la necesidad de revolución en su llegada al cargo, en esta ocasión deberá concentrar los esfuerzos en mantener con vida a todos los clubes del fútbol más modesto. La crisis económica generada por la Covid-19 ha dejado al borde del precipicio a más de un equipo y el retraso de las competiciones ha alargado la sequía de ingresos en las respectivas cuentas.
Por ello, Rubiales ya ha confirmado en su toma de posesión que harán "un esfuerzo importante". "Antes de que acabe el año tendremos un nuevo programa, Avance 243, en el que repito, tendremos abiertas las puertas a todos", aseguró en referencia al fútbol sala.
Es lo que marcará su segunda etapa. Su capacidad de hacer frente a las peticiones de los clubes y, sobre todo, el impulso económico que puedan inyectar a las diferentes disciplinas dependientes del organismo federativo.
En su historial destaca el aumento de ayudas gracias al programa Impulso23 o Cantera con Valores y que supuso una inversión de más de 30 millones de euros. Suficientes o no para estos momentos de crisis económica, es el principal apoyo de la RFEF y que en noviembre se tradujo en un aumento del caso 30% en ayudas respecto a la temporada anterior. Sin embargo, los próximos meses cuentan con más clubes que nunca en Segunda B y Tercera y con economías debastadas. El tiempo será quien dictamine.
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