La situación económica del Barça es bastante crítica. La semana pasada EL ESPAÑOL informaba de cómo el Real Madrid goleaba a los culés en cuanto a la gestión de las cuentas del club. Unos contaban con 488 millones de deuda, los otros con 533 de patrimonio. Estas dolorosas pérdidas han coincidido con la puesta en marcha del Espai Barça, el proyecto para remodelar el Camp Nou y los alrededores con el Nuevo Palau. Es por lo que el club culé ha tenido que recurrir a Goldman Sachs.
Jordi Moix, vicepresidente económico del Barça, anunciaba hace una semana esa situación económica del club. Pormenorizando los problemas que tenía la entidad, amparándose en el coronavirus, también avanzó el estado de esa operación con la que se pretende modernizar el coliseo azulgrana y seguir dando razones para ser una entidad a la cabeza de la innovación en el mundo del fútbol.
En ese momento anunció que el coste final del proyecto que pretende reformar el Camp Nou, el Estadi Johan Cruyff y el Palau Blaugrana ascendía de los 600 millones presupuestados y votados en referéndum hasta los 725 financiados por Goldman Sachs, pero que tendrán que devolver 815 por los intereses. Además, la entidad pagará un tercio de lo que reciba por el nuevo nombre del estadio, así que el montante final supondrá unos 1.250 millones.
Es decir, el agujero del Barça no deja de crecer. Según Marc Ciria, responsable económico de la candidatura de Joan Laporta en 2015 y especialista en la materia, la deuda a corto plazo del club ocupa el 77 por ciento del presupuesto anular, por lo que no podrían hacerse cargo de todas las nóminas ni de los proveedores. Así lo explico en una entrevista para la Agencia EFE. Es decir, que parte de ese dinero que han recibido como agua de mayo del fondo de inversiones ha ido a parar a pagar sueldos de los jugadores.
Inflar la deuda
Desde que saltó el 'Caso Messi' por los aires, en EL ESPAÑOL hemos venido explicando por qué esa operación podría resolver muchos problemas de Bartomeu. Pero el capitán del Barça no se fue porque no le dejaban irse gratis. El siguiente movimiento a la desesperada del actual presidente culé, hasta que el referéndum diga lo contrario, ha sido este acuerdo con Goldman Sachs.
El único objetivo que tiene este 'rescate' no es mejorar la propuesta del Espai Barça, es arreglar los números antes de que la directiva que lidera Josep María Bartomeu abandone el club en las próximas elecciones y no tenga que avalar de su propio bolsillo las pérdidas. Aún le queda la vía del referéndum, que no le obligaría a hacerse cargo de ese déficit. Pero, el presidente azulgrana ya se ha salvado las espaldas y, sobre todo, no podrán decir que hay proveedores sin cobrar cuando el nuevo equipo directivo coja las riendas.
Entre los motivos que esgrimió Moix en esa rueda de prensa para que el precio del Espai Barça se viera sustancialmente incrementado estaban: la compensación al Ayuntamiento por la modificación urbanística que les propuso el conglomerado que financiará el proyecto, el aumento de aforo del nuevo Palau y "otras inversiones". Da miedo pensar si hay algo más que esconde ese entrecomillado.
Cabe remarcar que el club no tendrá que empezar a devolver dinero hasta 2025, cuando está previsto que se acabe la construcción de ese Espai Barça. Ciria es menos optimista. Cree que hasta dentro de 10 o 15 años no podrán llevar a cabo las reformas sustanciales y físicas que el aficionado culé verá como innovaciones con esta situación financiera.
La letra pequeña
En cualquier caso, el dinero de Goldman Sachs irá llegando según vayan avanzando las obras, por lo que si se tienen que paralizar en el futuro porque el club necesita el dinero para otras cuestiones, ese grifo se cerraría hasta que se vuelvan a poner en marcha. Ya son 109 millones los que ha usado el club de los 725 que tenía como objetivo la mejora del antiguo Mini Estadi y la urbanización del entorno.
Esto indica que las previsiones económicas del Barça de cara al cierre de la temporada no van a ser nada halagüeñas. Es difícil creer que el conjunto culé pueda presentar unos ingresos que lleguen a los 791 millones, la previsión que han hecho, con la situación coyuntural por la que pasa el fútbol. Este año ya vieron como los 1.047 millones que presupuestaron se quedaban en 855. Esa expectativa incluía que el público entre en los estadios en noviembre y que el cien por cien del aforo llegue en febrero de 2021.
La deuda a corto plazo en el último año se dobló de 217 millones a 488. Con ese agujero que se hace más grande con los datos que se han dado y con la tendencia ascendente, el hecho de que al final de la 2020/2021 se vuelva a repetir esta circunstancia supondrá que el club quede en una situación aún más crítica. Si el Barça ha acudido a un fondo de inversión es porque los bancos ya no confiaban en la capacidad del club.
Lo que es una evidencia ya es que Goldman Sachs está por encima de los jugadores en cuanto a las prioridades a la hora de pagar los salarios y las deudas. Cuando Víctor Font pide una y otra vez que la actual directiva salga de la entidad cuanto antes para impedir que haga más gestiones económicas es por esta situación. La dirección sabe que la construcción del Espai Barça no dependerá de ellos, lo único que quieren es salvar la situación del presente. Lo que en el refranero español se conoce como "pan para hoy, hambre para mañana".
Toda esta situación solo indica que la solución de futuro pasará por convertir a la entidad en una SAD o la entrada de un inversor extranjero. En ambas situaciones, los más de 100.000 socios que componen el club se quedarían sin capacidad de decisión. El Barça sigue dando síntomas de pender sobre un hilo muy fino. Bartomeu va a intentar el triple mortal invertido para caer sobre la colchoneta y, seguramente le salga bien. Otra cosa es el futuro del club.
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