La vuelta a las competiciones no profesionales de fútbol ya se ha producido y la atención está puesta ahora en la viabilidad deportiva, pero también económica. Este segundo aspecto lleva meses siendo un verdadero dolor de cabeza para todas las directivas, que se han tenido que enfrentar a los mismos gastos, nulos ingresos y una temporada más larga en los casos que se hayan disputado partidos tras el estado de alarma.
Tal y como relataron varios clubes a EL ESPAÑOL antes de que se reiniciaran las competiciones, urgía el respaldo de la Real Federación Española de Fútbol a nivel económico. No solo para cubrir posibles gastos sanitarios, sino también para afrontar la falta de ingresos que todos han sufrido durante los meses de parón. Y la RFEF se movió: primero aumentó las cifras de las subvenciones y recientemente aprobó repartir test a todos los equipos de forma gratuita con ayuda de AFE aunque con algún polémico requisito.
Sin embargo, la inversión en los clubes no es suficiente. A pesar de haber aumentado respecto a otros años, también hay que tener en cuenta que tanto en Segunda B como en Tercera División jugarán más equipos que nunca al haberse anulado los descensos, manteniendo los ascensos e incluso subiendo de categoría a otros que no pudieron disputar sus encuentros por la Covid-19. Y, en lo que respecta a los test, el hecho de modificar el protocolo aprobado hace semanas también ha repercutido en la planificación de los clubes.
ProLiga, principal asociación representante de los clubes de ambas categorías, emitió un comunicado celebrando la apuesta por el deporte seguro mediante el reparto de test, pero señalando los perjuicios que suponía cambiar nuevamente el protocolo. Alertaban de una "inseguridad jurídica" y del aumento del gasto derivado del proceso de realizar los test. El panorama que prevén, según señalan a EL ESPAÑOL, no es nada optimista. Si no se aumentan las ayudas, que es lo que esperan que haga la RFEF, en tres o cuatro meses más de un club que comenzó la competición no podrá continuar.
Presupuestos al alza
Fuentes de la asociación subrayan a este periódico que "los clubes han tenido desde el minuto uno una dificultad muy importante" para realizar los presupuestos de la temporada. La RFEF, en el control económico de las categorías, requirió en septiembre datos financieros de cada entidad. Y, en base a todo ello, se reparten las subvenciones que en muchos casos sostienen a las diferentes entidades deportivas.
Desconocen si podrán contar con taquillas a lo largo de la temporada, si podrán abrir las cafeterías de sus recintos, fuente vital de ingresos de los clubes humildes. Además, los aficionados no renuevan sus abonos ante la incertidumbre de si podrán acudir y, por ende, las empresas publicitarias no abonan los pagos correspondientes porque "no les interesa" colocar su imagen en campos vacíos.
A ello se le ha sumado que la RFEF, tras un acuerdo con AFE y AJFS, ha hecho que los test sean obligatorios. ProLiga, en dicho comunicado, celebraba el acuerdo. Y en privado mantienen la misma postura. Sin embargo, "los equipos no sabían muy bien como presupuestar" y desconocían las cantidades que les iba a otorgar el organismo liderado por Luis Rubiales en forma de ayudas.
"Los clubes no podían presupuestar" y, tras la modificación del protocolo, obviamente tampoco habían incluido gastos derivados de los test. "La Federación no subvenciona la gestión de los test", y según han calculado desde la asociación el gasto podría ir a los 1.200 euros mensuales por equipo. "Es un suma y sigue en los presupuestos". Los cambios producidos, entienden, tendrán que ir acompañados de más ayudas de la RFEF porque "los clubes no lo van a poder asumir" pese a que cada uno "hace lo que puede" en base a las posibilidades de su respectiva entidad.
Menos ayudas y sin ingresos
Más equipos, una situación económica mucho peor que hace unos años y un ascenso de las subvenciones insuficiente. Es lo que tienen calculado los clubes de Segunda B y Tercera para esta nueva temporada. Los problemas a la hora de presupuestar, además, influyen en las cantidades que podrán recibir de la RFEF.
Según han podido medir, si un club de Tercera División podía percibir cerca de 44.000 euros la temporada pasada, esta las ayudas que reciba descenderán de forma notable hasta los 35.000 aproximadamente. A pesar del aumento en las cifras totales de la RFEF, recalcan desde la asociación que se vuelve a cantidades de hace dos años.
Y, por si fuera poco, "si un club ha cometido el error de presupuestar lo mismo que el año pasado", pues las incógnitas del panorama han obligado a muchas entidades a hacerlo por simple aproximación, este "va a tener un problema" porque va a percibir "menos".
La situación es dramática. Aunque los ánimos hayan ido a mejor cuando se reanudaron las competiciones, la economía y las dudas sobre el futuro inmediato no ayudan en absoluto. La falta de público en algunos estadios, la prohibición de abrir esas cafeterías propias de cada club, la falta de inversión en publicidad...
Todo acarrea que "en tres o cuatro meses puede haber clubes que hayan comenzado la competición pero que no puedan continuar". Dependerá del tiempo que duren las restricciones y, de momento, ya hay varias Comunidades Autónomas que reclaman el estado de alarma o que, en otro caso, van a aumentar las medidas sanitarias. De esto, dejan claro fuentes de la asociación, "evidentemente" no tiene la culpa la RFEF.
Las principales fuentes de ingresos de los clubes están anuladas y se limitan a recibir las "pequeñas ayudas" de ayuntamientos y entes públicos. Algún club con suerte cuenta con inversores privados. Pero todos se agarran a las ayudas de la RFEF, como transmiten a EL ESPAÑOL. Si son inferiores, el optimismo decae. "Tienen que poner encima de la mesa muchísimos recursos. En tres-cuatro meses te puedes encontrar con un montón de clubes que no puedan hacer frente a los pagos y a los jugadores les diga que se tienen que ir".
Por ello, tal y como recalcaron en el comunicado, piden medidas. Que se acabe con la "inseguridad jurídica" generada por realizar cambios sin tener en cuenta a dicha asociación y clubes. Sin cambiar los protocolos. Los equipos necesitan estabilidad administrativa. Confían en que en la RFEF sean conscientes de la situación de los clubes, pero piden que revisen los presupuestos federativos para salvar a los equipos. "Es una organización muy grande, si se tiene que quitar de otro sitio se tendrá que quitar", sentencian.
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