Josep Maria Bartomeu ya no es parte del Barcelona. Ni él ni su Junta Directiva, que decidieron dimitir en bloque ante la imposibilidad de frenar la moción de censura. No querían exponerse a la valoración de los socios y evitaron así convertir al entonces presidente en el primero en ser cesado en un referéndum.
Así, con su paso a un lado, Bartomeu acabó con una etapa de seis años repletos de polémicas y donde el club ha aumentado su peso político, a nivel deportivo no se ha encontrado ningún proyecto continuista y las principales inversiones en estructuras han quedado en el aire.
Sin embargo, ¿quién ha ayudado a que Bartomeu dimita? Cinco nombres en estos últimos años tienen la culpa. Desde un Neymar que se erigió como el azote de la directiva, abriendo un frente legal contra la entidad, hasta un Jordi Farré que fue el impulsor de una moción de censura que no se ha llegado a celebrar.
El 'caso Neymar'
Neymar llegó como el fichaje estrella de Rosell y se convirtió en el dolor de cabeza de Bartomeu. El ya expresidente de la entidad catalana no supo lidiar con el brasileño y acabó marchándose por la puerta de atrás, generando cierto conflicto en el vestuario y, además, abriendo un frente judicial contra el club. Pese a todas las pugnas legales entre ambas partes, las críticas a la directiva se multiplicaron cuando el Barça intentó ficharle nuevamente a pesar de los ataques del delantero.
La historia se remonta a 2016, cuando Neymar renovó con el conjunto azulgrana hasta 2021. La historia de amor entre el crack brasileño y el Barcelona se extendía cinco años más. Todo un punto para la directiva. El Barça se aseguraba tener más temporadas al goleador y este recibía una prima por ampliar su unión. Sin embargo, un año después cerró su fichaje por el PSG a cambio de 222 millones de euros en todo un golpe al mercado. Fue entonces cuando se desató una guerra judicial que abrió grietas en el club.
El Barça denunció ante la RFEF pidiendo la devolución de parte de la prima pagada a Neymar, que había roto su contrato de forma unilateral según la entidad. Y, a esas cantidades, le sumaban otras tantas en forma de compensación. Ese mismo 2017 Neymar respondía y denunciaba ante la FIFA al Barcelona por, supuestamente, no haber pagado la prima por renovar el contrato. Las tensiones se extenderían hasta 2018, cuando la FIFA rechazó la petición de Neymar.
La relación parecía estar rota, pero la directiva de Bartomeu lo olvidó por completo. El Barcelona, bien para reforzar su plantilla o para aumentar el precio de mercado de Neymar, intentó pujar por el brasileño. El Barça estaba intentando reincorporar al mismo jugador que les había denunciado. Un movimiento que, para muchos, fue visto como una humillación ante el delantero. No hubo acuerdo ninguno y en 2020 se acabó el 'caso Neymar': el juez dio la razón al Barcelona y el jugador del PSG tuvo que pagar 6,7 millones de euros.
El papel de Setién
El entrenador, en parte, ha sido uno de los detonadores de la crisis del Barcelona. Su llegada ya fue entre críticas, pues tanto el vestuario como la afición quería a Ernesto Valverde. El adiós de este supuso un duro golpe al seno del Barça y Setién no lo iba a tener fácil. Menos aún teniendo en cuenta las peculiaridades de su segundo técnico, que llegó a tener alguna polémica con los jugadores.
Setién duró unos meses y ni La Liga, ni la Copa del Rey, ni mucho menos la Champions League. El Barcelona quedó sin rumbo y Setién no tenía mayor continuidad. Su estancia en el Camp Nou fue todo un fracaso y no terminó de ganarse ni a la mayoría de los jugadores azulgranas. Estaba sentenciado y tras Lisboa fue cesado de su cargo. El Barça, oficialmente, estaba en crisis.
Si Setién hubiera sido capaz de dirigir con mayor acierto el equipo, o al menos de no caer con tanta claridad ante el Bayern, la historia probablemente habría sido diferente. Sin embargo, las cosas no fueron como esperaba y tuvo que ser despedido. Su último golpe no había llegado. Pasado el verano, hizo público un duro comunicado tras el escándalo con Messi donde reconocía que iba a emprender acciones legales contra la entidad. Bartomeu tampoco había cumplido con él.
Críticas de Piqué
El central del Barcelona se ha convertido en un peso pesado del club, tanto de cara a la afición como en el terreno de juego y en el interior del vestuario. Piqué representa en la mayoría de ocasiones a gran parte de la masa azulgrana. Es el portavoz e incluso se le llegó a colocar el sanbenito de presidente interino de la entidad. Y esa falta de tacto, o de silencio en momentos complicados, es también una de las razones que ha empujado a Bartomeu fuera de la presidencia.
Porque Piqué nunca se ha mantenido callado. Incluso en los días más débiles de Bartomeu, cuando su dimisión era cuestión de horas, Piqué habló alto y claro. El zaguero ha criticado en diversas ocasiones sus discrepancias con la directiva, sobre todo en lo que respecta al conocido como Barçagate y cuyo objetivo era desprestigiar a jugadores de la plantilla en redes sociales. Y, tras la debacle en Lisboa, apuntó a la directiva.
Esa fue la penúltima gran patada de Piqué a Bartomeu. Nada más terminar el duelo ante el Bayern Múnich, con el Barcelona habiendo encajado una goleada histórica, el central fue valiente y habló al borde de la lágrima. Ponía su cabeza sobre la mesa: si él tenía que salir para que el vestuario se renovara y disputara todos los títulos, lo haría. Pero, además de él, también había culpables en la directiva. Era necesario cambiar algo estructuralmente, apuntó Piqué. Un dardo a Bartomeu y su equipo que no pasó desapercibido.
Tras semanas de silencio, el que fuera internacional con España dio una última entrevista antes de la dimisión de Bartomeu. Y fue claro: "Es una barbaridad que el club se haya gastado dinero en criticarnos". La fractura con la cúpula era evidente y ponía el punto y final a las críticas del defensa a la directiva.
Ultimátum de Messi
El argentino fue quien desbarató todos los planes del Barcelona. A las notables críticas que había entre el barcelonismo por el fracaso en Lisboa y la falta de acción desde la directiva, se sumó el terremoto protagonizado por Leo Messi. El jugador emblema del club, el mejor culé de todos los tiempos. La estrella a nivel mundial de la entidad catalana pedía por burofax abandonar el Barcelona. Sin negociación, a golpe de texto legal.
El simple hecho de que Messi pidiera salir del Barça reflejaba la tensión que se vivía en el seno del club. Las diferencias entre vestuario y directiva se constataban por medio del capitán. Y, la guerra, volvió a estallar. El argentino, queriendo o sin querer, movilizó a los aficionados blaugranas en contra de Bartomeu. El presidente era el culpable de todo y debía dejar el cargo. La guinda la puso con su famosa entrevista, donde cambió el silencio y el burofax por un relato en contra del máximo dirigente azulgrana tachándole de hombre sin palabra y de presidente sin proyecto.
Además, Messi desveló que Bartomeu solo le había dejado la vía legal para abandonar el club. El presidente empujaba al argentino a denunciar ante los juzgados si quería salir gratis del Barça. El emblema de la entidad rompía por completo con la cúpula. Esa falta de diálogo provocó críticas hacia Messi, pero sobre todo ante un Bartomeu que veía como podía convertirse en el culpable del adiós de su mejor jugador de todos los tiempos.
Jordi Farré, la puntilla
No se sabe si llegará a ser presidente. Incluso puede que no esté ni entre los grandes candidatos a hacerse con el trono del FC Barcelona. Pero lo que es una realidad es que sin su primer paso Bartomeu podría seguir como máximo mandatario del club catalán. Jordi Farré fue quien decidió presentar una moción de censura, movilizar a la afición y buscar las firmas necesarias para acabar con el mandato del por entonces presidente.
Muchos lo vieron como un movimiento arriesgado, sin opciones de triunfar. Otros le echaron en cara no haber buscado antes la unión de toda la oposición para que la votación pudiera salir adelante. Necesitaban más de 16.000 firmas y no era fácil, más aún teniendo en cuenta la situación sanitaria por la Covid-19. Sin embargo, las reuniones no tardaron en llegar y se produjo lo que apuntaba a ser un milagro. Había apoyos suficientes para acabar con Bartomeu en la presidencia. Habría referéndum.
Tal como el propio Jordi Farré contó en EL ESPAÑOL, el haber recogido las firmas necesarias ya dejaba a Bartomeu muy tocado. De hecho, Farré pedía que dimitiera para evitar una votación innecesaria. Un deseo que se cumplió la pasada semana, cuando Bartomeu y su Junta Directiva dieron un paso al lado. Dimisión antes de la moción de censura y triunfo de Farré, que semanas atrás había puesto en funcionamiento el proceso del voto de censura.
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