Marco Van Basten es uno de esos futbolistas a los que las lesiones privaron a los aficionados de ver más. El delantero neerlandés quedará por siempre en la historia como uno de los delanteros más temibles que pasaría a no jugar prácticamente desde los 28 año. "Fue realmente difícil porque pasé del más alto nivel en el fútbol al más bajo a nivel de felicidad personal", cuenta ahora en su biografía que presenta: Basta. My life. My truth.
Van Basten ha hablado con el medio inglés The Guardian para hacer repaso a su trayectoria marcada por un maldito pie. Su sufrimiento era tal que tenía la necesidad de gritar de dolor: "Era medianoche en 1994 y recuerdo tener que gatear desde la cama al baño y para olvidarme del dolor contaba los segundos que le llevaba el trayecto. El umbral de la puerta era lo peor porque tenía que pasarlos sin tocar porque el más mínimo roce me hacía morderme los labios para no gritar. Nunca llegué a ser más rápido que 120 segundos...", cuenta.
Se acabó por retirar a los 31 años por sus fuertes dolores en su tobillo, pese a sus múltiples intervenciones y visitas a expertos por todo el continente: "Todo se vino abajo porque había muchísimo dolor y problemas. Se puede decir que los últimos cinco años concentré toda mi carrera pero es que estaba cojeando después de todas las operaciones. No podía hacer nada sin dolor y los doctores me decían que no podían ayudarme. Llegué a tener miedo".
Sus problemas empezaron en 1986, pero en el Ajax de Johan Cruyff, con quien tenía relación de antes, se le exprimió todo su potencial: "La primera lesión fue en aquel diciembre y nunca me recuperé. Johan habló con el doctor y le dijo que yo tenía un problema pero que no empeoraría y que podría jugar. Yo ya tuve la sensación de que algo no iba bien pero hice un trato con él en el que me dijo que podría saltarme entrenamientos y alguna competición, pero que tendría que estar sí o sí en Europa pasase lo que pasase", recuerda Van Basten.
"El daño ya estaba hecho", recueda Marco sobre su paso al Milan, donde todo iría a peor. Allí coincidió con Fabio Capello y Arrigo Sacchi en un momento glorioso: "Yo estaba acostumbrado a Cruyff que era un gran jugador y pensábamos casi igual, algo que también pasó con Capello, mientras que Sacchi era más teórico. Teníamos que ver muchísimos vídeos y yo siempre pensé que era demasiado. Le llegué a decir que ya me había contado lo mismo doce veces y que si no lo entendía no lo iba a entender nunca. Los dos entrenadores tuvieron suerte porque teníamos un equipo maravilloso. Baresi, Maldini, Costacurta y Tassotti eran grandes defensas que también podían jugar muy bien con el balón".
Pese a todo, Van Basten queda satisfecho con su carrea deportiva: "Podría haber tenido los problemas antes de comenzar como les pasa a otros. Si me comparo con eso yo he tenido mucha suerte, al menos tuve 10 años de experiencia que me cambió la vida".
Y, lo más importante de todo, con 56 años, lleva una vida tranquila consimo mismo: "Tengo buenos hijos, dos nietos, una buena esposa y tengo mis negocios además de trabajar para la televisión hablando de fútbol. Estamos sanos y estoy disfrutando de la vida aunque esté limitado. No puedo jugar al fútbol o tenis pero sí al squash y lo agradezco", concluye.
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