El 13 de agosto, Donald Trump anunciaba en sus redes sociales que se había alcanzado un acuerdo de paz entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos. Los dos "grandes amigos" de Estados Unidos se sumaban a los Acuerdos de Abraham por los cuales establecían lazos diplomáticos y rebajaban la tensión entre ambas potencias.
Meses después, esa nueva era de relaciones se veía reflejada en el mundo del deporte. A principios de diciembre, un jeque ligado a la familia real de Abu Dhabi se hacía con el 50% del Beitar Jerusalén, club emblemático de Israel y muy ligado al sector más conservador y nacionalista de país. "Gracias" a la "visión de paz" del líder estadounidense, según confirmó la propia entidad deportiva al anunciar la operación, el jeque Hamad Bin Khalifa Al Nahyan adquiría el 50% del equipo. Fotografía con Moshe Hogeg, dueño del Beitar, y el principio de una revolución.
La compra provocó un gran revuelo mediático. Además de constatar esa nueva dinámica entre Israel y los EAU, suponía un cambio sin precedentes en la cúpula de una entidad histórica como la del Beitar Jerusalén. Un equipo que ha tenido como gerente a Reuven Rivlin, actual presidente de Israel y conservador, y que cuenta con Netanyahu, primer ministro de Israel, como uno de los seguidores más fieles. Que un jeque árabe con vínculos familiares con la realeza de Abu Dhabi se convirtiera en dueño al 50% del equipo era lo menos esperado hace tan solo un año.
Bin Khalifa trabajará a partir de ahora junto a Moshe Hogeg para aumentar la relevancia del club. Esta última temporada se quedaron en el camino de clasificación para la fase de grupos de la Europa League. Y ambos buscarán representar la alianza. Bin Khalifa es la fiel representación del mundo de EAU. Hogeg, por su parte, es un popular empresario tecnológico de apenas 39 años. Un "empresario, inversor, solucionador de problemas" que ama "el piano, el ajedrez y el fútbol", según se define él mismo. Y, por encima de todo, un opositor de todo detalle racista.
Hogeg constató su dominio en el club en 2019. Adquirió gran parte de las acciones y se erigió nuevo dueño de la entidad. Quería limpiar la imagen de un equipo marcado por sus ultras. La Familia. Un grupo radical, racista y completamente belicista contra todo aquello que suponga un acercamiento hacia el mundo árabe o musulman. Su dictadura desde la grada había tenido efectos durante anteriores presidencias, pero con Hogeg se acabó su reinado tácito.
El joven estableció una estrategia para reducir lo máximo posible las corrientes ultras. Todo aquel que lanzara comentarios racistas durante los partidos del Beitar Jerusalén sería demandado personalmente por él. Un magnate con una gran cohorte de abogados que podría aplastar judicialmente a cualquiera de los radicales de La Familia. Un plan que ha ido teniendo efecto, pero que no ha conseguido paliar la revuelta tras este último acuerdo con el jeque Bin Khalifa.
La Familia lo rechaza
El grupo ultra del Beitar Jerusalén acostumbraba a cantar "muerte a los árabes" en sus partidos. Tal era su influencia que ningún jugador árabe ha podido defender los colores del club. En los últimos años se han dado casos como el de Ali Mohammed, con apellido musulmán pero de religión cristiana. Los ultras aceptaron su fichaje siempre y cuando se cambiara el nombre. Llegaron a ir a un entrenamiento para presionar y lograr su objetivo. Hogeg se mantuvo firme y su campaña contra el racismo y la radicalidad tuvo efectos positivos.
Años atrás, dos jugadores chechenos sufrieron la misma suerte. En 2013 La Familia actuó para que no jugaran con el equipo al ser musulmanes. Tal fue su presión que prendieron fuego a algunas de las instalaciones del club. El poder de La Familia tiene hasta un documental titulado 'Forever Pure' y que relata cómo, bajo el mandato de un presidente ruso en el Beitar Jerusalén, La Familia actuó para frenar el cambio.
Tras la llegada de Bin Khalifa, La Familia ha vuelto a dar un paso al frente. Si bien con Hogeg en la cúpula su influencia se ha reducido notablemente, no quieren desaparecer y el avance con un jeque como copropietario es inadmisible para ellos. Cuando se confirmó la operación acudieron a las instalaciones del Beitar Jerusalén y hasta policías de paisanos realizaron varias detenciones. Además, se han producido varias pintadas que el club ya ha denunciado por sus tintes racistas contra el jeque.
La defensa del acuerdo
El club se mantiene firme. El acuerdo deriva de los pactos de paz entre Israel y EAU. Es un gran avance para la sociedad. Tiene un valor más allá del deportivo y de ahí que todas las partes estén sumando para reforzar la unión entre Hogeg y Bin Khalifa. La entidad lo definió como un "acuerdo histórico". El jeque habló de Jerusalén como la "capital de Israel" y "una de las ciudades más sagradas del mundo".
Los conocedores del acuerdo entienden que, más allá de la relevancia política y social, también supone un empujón económico. El jeque invertirá cerca de 80 millones de euros en los próximos diez años. En tiempos de crisis económica generada por la Covid-19, y con el fútbol en constante evolución para fomentar la competitividad, tener ese respaldo económico no es ninguna tontería.
Pero, además, se refuerza ese papel de cohesión entre Israel y EAU. El presidente del club, por medio de un comunicado, ha confirmado que existen esas presiones de La Familia a la par que ha trasladado que la mayoría de los aficionados apoyan la operación. Sin embargo, ha relatado cómo se desarrollaron las negociaciones.
"El respeto que tienen por judíos e israelíes está en los niveles más altos y esto se expresa mucho más allá de lo que está escrito en la letra pequeña del acuerdo de paz entre los países. Nos reconocen como verdaderos vecinos y socios en el camino, cuando la religión no es un factor para ellos y tampoco debería serlo para nosotros", subrayó Eli Ohana, presidente de la entidad.
Parte de los hinchas han acudido a los entrenamientos para apoyar la fusión. El jeque ha dejado claro que los fichajes se dirimirán pensando en reclutar "talentos" sin importar raza o religión. La gran revolución llegará cuando un jugador árabe y musulmán se vista con la elástica del Beitar Jerusalén.
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