20 goles en 21 partidos. Un título este mes de enero. Casi 36 años y un hito a sus espaldas como el de haberse convertido en el máximo goleador de la historia del fútbol -según algunos y polémicos datos-. Estrella también en redes sociales. Una figura inigualable. Persona y personaje. Todo ello lo engloba Cristiano Ronaldo, nombre de referencia del fútbol actual y futuro, pero también protagonista por lo extradeportivo. El luso, siempre en el centro de los focos, ha aumentado sus frentes mediáticos en tiempos de pandemia.
Sus polémicas se remontan al mes de marzo, cuando empezó a recibir críticas por un asunto familiar. En octubre volvió al estrado para batallar hasta con la cúpula política del país transalpino. Pero, justo cuando la pandemia había dado una pequeña tregua en el conjunto italiano y con el delantero luso triunfando por sus exhibiciones en el césped, Cristiano se enfrenta a una sanción por incumplir, presuntamente, el confinamiento perimetral.
El '7' se marchó con su pareja, Georgina Rodríguez, aprovechando unos días de permiso que le dio la Juventus. La modelo cumplía 27 años y ambos optaron por cambiar de aires en Italia. Desconexión. De incógnito. Alejarse de las cámaras y de los medios de comunicación. Sin embargo, vistas las imágenes publicadas en Italia, la pareja ha bajado demasiado la guardia olvidando las restricciones impuestas en todo el país.
Al igual que en gran parte de Europa, Italia sigue luchando contra la Covid-19 en la conocida como tercera ola de la pandemia. Por ello, según recogen medios transalpinos, había ciertas fronteras regionales cerradas y que Cristiano y Georgina se han saltado. Sus dos días de vacaciones en Courmayeur, en el Valle de Aosta, han implicado saltarse esas normas.
No hay noticias de una multa oficial, pero en Italia apuntan a que estos próximos días podría darse a conocer la sanción. Lo que nadie quita al luso es una nueva polémica en torno al comportamiento en tiempos de la Covid-19 y que se suma a su lista de estos últimos meses.
Su batalla con el Ministro
13 de octubre. Portugal prepara el duelo contra Suecia. Cristiano Ronaldo, convocado, es el centro de todas las miradas. La estrella. El hombre clave del encuentro. La selección lusa sigue a rajatabla el protocolo sanitario de la UEFA. Pasa PCR a todos los miembros del equipo. Y ahí, contra todo pronóstico, se confirma: Cristiano Ronaldo es positivo por la Covid-19. Luego llegarían críticas del jugador a estas pruebas médicas, pero antes tendría tiempo para más conflictos.
La pandemia volvía a afectar al combinado nacional, que una semana antes había vito como Fonte también se apartaba al estar contagiado. El golpe era duro para Portugal, pero especialmente para la Juventus, que en apenas 15 días tenía que enfrentarse al FC Barcelona en el partido de Champions League de Turín. El cara a cara con Messi después de su etapa en el Real Madrid estaba en el aire. Dudas, presión. Ganas por parte del jugador, incógnitas para Andrea Pirlo.
Cristiano, mientras tanto, está en aislamiento para evitar más contagios en la selección portuguesa. Se encuentra bien, sin grandes síntomas. Él quiere jugar. Es un portento físico y la Covid-19 no hace mella. Se empiezan a buscar soluciones. Si hace la cuarentena en Portugal, no llegará al duelo europeo ante el Barça. Piensan, gestionan. Por economía no será. Y encuentran una vía para que el delantero tenga alguna opción, por mínima que sea, de estar contra el conjunto catalán. Un avión privado, medicalizado y donde no tenga contacto con nadie.
El día 14, al medio día, el atacante de la Juventus se sube al avión y huye de Portugal. En teoría, tiene los permisos pertinentes. El club italiano y la selección tienen que haber dado el visto bueno. Incluso el Gobierno de Portugal. El '7' viaja y en apenas unas horas ya está en su casa de Turín. Entonces, estalla la polémica.
Días antes, Cristiano ya había sido muy criticado junto a otros internacionales de la Juventus. El club italiano había detectado algunos positivos, pero el día 3 de octubre, tanto el luso como otros compañeros acudieron a la llamada de sus selecciones.
Algo que no gustó a las autoridades italianas y por el que los jugadores fueron denunciados. En Portugal, tras el positivo del Cristiano, no entendían nada: "En la primera concentración no tuvimos problemas, pero aquí pasó algo y no fue por no cumplir las reglas. No ha sido aquí donde le ha atacado el virus".
Pero tras el viaje de Cristiano, positivo confirmado, fue el propio Gobierno de Italia el que dio un paso al frente para denunciar actitudes como la del jugador. Vincenzo Spadafora, máximo responsable de la cartera de Deportes del país, fue tajante: "¿Ronaldo violó el protocolo anti-Covid yendo y volviendo de Portugal? Sí, creo que sí, si no había autorizaciones específicas de la autoridad sanitaria".
Que un cargo público, un representante político, un miembro del Gobierno realizara dichas declaraciones, era que había alguna constancia de que no se habían seguido los protocolos pertinentes. La Juve, por su parte, defendió que se había cumplido el "protocolo federal".
Pero las explicaciones no fueron suficientes. El ministro italiano se reafirmó: "No tengo intención de proseguir hasta el infinito con este tema. Confirmo lo que dije en relación al abandono del hotel de algunos jugadores de la Juventus basándome, entre otras cosas, en las comunicaciones del club a las autoridades sanitarias de Turín". Según el político, "hay campeones que se sienten por encima de todo". Cristiano, por su parte, alegó que hizo "todo bien".
Sin embargo, su última polémica refleja la delgada línea por la que se mueve Cristiano Ronaldo. O simplemente el peligro de no tener un comportamiento lo suficientemente responsable cuando se es una figura pública de tal calibre. Cristiano, a pesar de todo, seguirá marcando en el césped mientras fuera de él se desarrollan los conflictos.
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